POR ARMANDO ESTROP
La reforma energética
está hecha a la medida de los intereses del Gobierno de Estados Unidos.
La apertura a la
inversión privada que los priistas presumen como una propuesta que modernizará
Petróleos Mexicanos, es en realidad la recomendación de un grupo de trabajo del
Senado del país vecino.
En octubre del 2012,
Neil Brown y Carl Meacham, del equipo del senador de Indianapolis, Richard G.
Lugar, tuvieron una serie de encuentros con el equipo de transición del
gobierno de Enrique Peña Nieto.
Se reunieron también
con líderes del Congreso de la Unión, directivos de Petróleos Mexicanos y la Comisión
Nacional de Hidrocarburos.
En dos meses
entregaron un reporte a la Comisión de Relaciones Exteriores del senado
norteamericano en el que se establecía que lo más viable para la transformación
del país era una reforma energética en el que se permitiera la inversión de
capital privado.
En el estudio se
precisa que ante la falta de tecnología para entrar aguas profundas a la
exploración, se requerirá forzosamente la entrada de capital ajeno al gobierno
mexicano. Justo como se establecen las nuevas formas de trabajo que se permiten
a Petróleos Mexicanos con la reforma aprobada con los votos del PRI y el PAN.
El documento, llamado
“Oil, México and The Transboundary Agrement”, entregado el 21 de diciembre del
2012, se establece que la reforma energética es una oportunidad para garantizar
la seguridad energética de Estados Unidos y por eso deben de negociar con el
gobierno mexicano la posibilidad de que este tema sea parte fundamental de la
agenda bilateral de ambos países.
La mayor parte del
estudio está escrito en un tono triunfalista y no de incertidumbre. Incluso se
menciona la voluntad del presidente Enrique Peña Nieto por hacer una reforma
energética de gran calado y además contar con el apoyo del Partido Acción
Nacional (PAN).
Los autores del
escrito insisten que el único método para volver a Petróleos Mexicanos una
empresa rentable y que sea motor del desarrollo del país es la entrada de
capital privado.
La exploración del
shale gas es uno de los temas recurrentes en el documento. Es notable el
interés del gobierno de Estados Unidos por poder invertir en la explotación de
ese hidrocarburo.
Se insiste que ante la
gran cantidad de gas shale que hay en México es prioridad para Estados Unidos
el poder establecer vínculos comerciales y colocarse entonces en los primeros
lugares del sector energético.
Reuniones paralelas
Para los funcionarios
del Senado estadounidense, el posicionamiento de Emilio Lozoya Austin como
director general de Petróleos Mexicanos era -en ese entonces- una señal del
tipo de reforma energética que presentaría Enrique Peña Nieto.
Fue el encargado de
los asuntos internacionales del equipo del nuevo gobierno.
“El posicionamiento de
Emilio Lozoya Austin, el recién anunciado sucesor de Suárez Coppel en Pemex,
será vital para entender qué tipo de reforma estará considerando el gobierno de
Peña Nieto”.
De estos encuentros
nunca se informó. Fueron privados.
Sin embargo en el
documento de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado norteamericano
queda explícito que fueron varias reuniones.
“El Senador Richard G.
Lugar, integrante de la Comisión de Relaciones Exteriores solicitó a
integrantes de su equipo de colaboradores que revisara las oportunidades para
intensificar las relaciones de Estados Unidos y México en temas de petróleo y
gas, incluido el tratado transfronterizo en esta materia, el cual requiere de
acción del Congreso para entrar en vigor.
“Y como parte de esta
revisión los colaboradores del senador Lugar viajaron a la Ciudad de México en
octubre del 2012 para reunirse con el entonces equipo de transición de Enrique
Peña Nieto, y líderes del Congreso Mexicano, Pemex, la Comisión
Reguladora de Energía , industriales, especialistas académicos y funcionarios
de la embajada de Estados Unidos”.
La acusación de que el
contenido de la reforma energética se había cabildeado con representantes del
gobierno de Estados Unidos se hizo desde su presentación, el 12 de agosto, por
parte de Andrés Manuel López Obrador.
Acusó de que entre el
PRI y el PAN sacarían esta reforma pues ambos partidos tenían el interés de que
el capital privado mexicano y extranjero pudieran invertir en las actividades
reservadas exclusivamente para Pemex.
Y en el reporte los
funcionarios aseguran a los senadores que efectivamente el PAN tiene la
intención de aprobar la reforma energética que presente el PRI.
“Habiendo logrado un
incremento gradual en la reforma energética del 2008, la directiva del ahora
partido de oposición PAN está preparada para apoyar una amplia reforma de
petróleo y gas que presente el PRI”.
La revelación del WSJ
Hace un par de semanas
el diario estadounidense The Wall Street Journal publicó que el Gobierno
Federal y el PAN negociaban que las petroleras privadas y el Estado mexicano
pudieran compartir la producción de hidrocarburos.
La propuesta, señalaba
el diario, contemplaría conceder contratos de licencia diseñados para acceder a
depósitos de gas esquisto y de crudo en aguas profundas.
Este modelo de trabajo
le daría la oportunidad a las empresas interesadas en participar una parte del
petróleo que lograr extraer. Finalmente en el artículo cuarto transitorio se
específico este tema.
Es decir, las
reuniones y esa negociación –que el PAN aceptó- finalmente se vieron en el
dictamen. Para la bancada del Partido del Trabajo es claro que las reuniones se
dieron desde hace un año y la propuesta y dictamen fueron preparados en
contubernio con funcionarios del gobierno de Estados Unidos.
Más poder internacional