“El campo mexicano está completamente destrozado, como si un paquete de bombas atómicas lo hubiera arrasado”, sostiene el subcomandante Marcos en un comunicado donde se refiere a las recientes reformas constitucionales. Pasa ya “con la gasolina, la energía eléctrica, la educación, la justicia, todo será más caro, de peor calidad, más escaso”.
“El despojo disfrazado de reforma constitucional empezó a formalizarse con Carlos Salinas de Gortari y su reforma al artículo 27. El despojo agrario fue entonces 'cubierto' por las mismas mentiras que ahora envuelven las mal llamadas reformas”, agrega. “Antes de eso y aún antes de las actuales reformas, los pueblos originarios eran y son despojados de sus territorios, que lo son también de la Nación. El oro líquido moderno, el agua y no el petróleo, ha sido hurtado sin que eso llame la atención de los grandes medios”. Para el vocero rebelde, “el despojo es todos los días y en todas partes. Pero es hasta ahora que se dice que la Patria fue traicionada”.
El comunicado cuestiona la forma en que se dio la oposición a la reforma energética, y en particular hace una fuerte crítica del actual gobernador de Chiapas, Manuel Velasco Coello, quien, dice Marcos en una posdata “demasiado extensa para caber en un tuit”, “ha declarado solemnemente que su administración 'se ha apretado el cinturón' con un programa de austeridad; y como muestra de su decisión se ha gastado más de 10 millones de dólares en una campaña publicitaria nacional que no por masiva y costosa es menos ridícula e ilegal”. Pero, escribe el subcomandante, “como algunos medios se llevan su tajada, el 'imberbe', 'inexperto' e 'inmaduro' empleado de un negocio que ni es partido, ni es verde, ni es ecologista, ni es de México (bueno, ni él es gobernador, así que para qué detenerse en detalles) es ahora, en las páginas y segmentos de la misma prensa que lo atacaba por 'niñato', un 'hombre de Estado' que no gasta en su promoción personal, sino 'en atraer turismo a Chiapas'.
Ironiza que “ya las agencias turísticas lanzan el turipaquete” que incluye “anteojeras para no ver a los grupos paramilitares, ni la miseria y el crimen que pululan en las principales ciudades chiapanecas (Tuxtla Gutiérrez, San Cristóbal de las Casas, Comitán, Tapachula, Palenque), en una entidad donde se supone que los indígenas sean los pobres, no los mestizos”.
Y si “el gran ladrón Juan Sabines Guerrero pagó millonadas a los medios para simular gobierno donde sólo hubo despojo, el actual 'junior' de la política local paga más porque ha aprendido, del actual titular del Ejecutivo Federal (creo que se llama Enrique Manlio Emilio… ¿no? ¿ya ven lo malo de no tener cuenta en tuiter?), que se puede pasar de una averiguación judicial a una lista de candidatos presidenciales para el 2018, con sólo algunas decenas de millones de dólares, un buen Photoshop y una telenovela rosa”.
En otra posdata, “de coyuntura reiterada”, Marcos se refiere a que “pasó lo que pasó” en cuanto a los cambios constitucionales, “y como antes, ahora voltean a ver a quién culpar del fracaso de esa lucha arriba”, pues “olvidan que los de arriba no aceptan abrazos sino genuflexiones”. Sin decir nombres, se refiere a los opositores a las recientes reformas, que no es que no tengan “ideas y banderas, es sólo que están desvencijadas”.
“El problema con los muertos”
Y ahora que los zapatistas vivos se aprestan a conmemorar veinte años de su alzamiento, Marcos se detiene en los caídos. Con el anuncio de un inminente cuento de don Durito, el subcomandante Marcos habla de los muertos del zapatismo, encontrando en ellos el sentido de su lucha. “El problema con los muertos son los vivos", dice de los que administran vidas y muertes, copyright incluido. Pero, añade, “el problema con los muertos es sobrevivirlos”.
En el comunicado “Reboninar 2”, Marcos postula: “En nuestro modesto y no académico punto de vista, lo que importa es el camino no el caminante”. Y, “aprovechando que estoy rebobinando esta cinta de días, meses, años, décadas ya”, pregunta “del SubPedro, del señor Ik (o comandante Hugo), de la comandanta Ramona ¿valen sus árboles genealógicos? ¿sus ADN? ¿sus actas de nacimiento con nombre y apellidos? ¿O lo que vale es el camino que con los sin nombre y sin rostro –es decir, sin linaje familiar y/o escudo heráldico– anduvieron?”.
De subcomandante Pedro expresa: “¿Vale su nombre real, su rostro, su modo, recogidos en una tesis, una biografía –es decir, en una mentira documentada a conveniencia–? ¿O vale la memoria que de él hay en los pueblos que organizó?”. Pero con la “decisión de luchar” de SubPedro, el Comandante Hugo (o señor Ik), la Comandanta Ramona, los insurgentes Álvaro, Fredy, Rafael, “¿vale porque alguien le pone nombre, calendario, geografía? ¿O porque esa decisión es colectiva y hay quien sigue?”.
Y prosigue: “Siento (y hablando con otros compas sé que no es sólo mi sentimiento) que la cuenta que tengo que darle a nuestros muertos es qué se ha hecho, qué falta y qué se está haciendo para completar lo que motivó esa lucha”. Entonces reflexiona: “No fue el ansia de perdurar, sino el sentido del deber lo que nos colocó aquí, para bien o para mal. La necesidad de algo hacer frente a la injusticia milenaria, esa indignación que sentimos como la característica más contundente de 'humanidad'. No pretendemos lugar alguno en museos, tesis, biografías, libros”.
Así que “en el aliento postrero, una zapatista, un zapatista, nos preguntamos '¿se dio un paso en el camino?, ¿hay quién lo sigue andando?'. Nosotras, nosotros, cuando vamos a la tumba de Pedro, ¿le decimos lo que hemos hecho para que lo recuerden o le contamos lo que se ha hecho en la lucha, lo que hace falta (siempre falta lo que falta), lo pequeños que somos aún?. ¿Le damos buenas cuentas si tomamos el “Poder” y si le levantamos una estatua? ¿O si le podemos decir 'Oí Pedrín, aquí seguimos, no nos vendimos, no claudicamos, no nos rendimos'?”.
Y “rebobinando más”, el subcomandante zapatista recuerda a la Chapis, una religiosa que en vida fue muy respetada por los rebeldes. “¿Importa que era creyente y una cristiana consecuente, o importa que vivió y luchó, con y en su ser cristiana, por quienes nunca la conocieron? Seguro que los fanáticos del ateísmo la hubieran acusado, juzgado y condenado por no profesar la religión de los ismos que pretende monopolizar la explicación y dirección de todas las luchas”.
En referencia al “Tata Don Juan”, cuestiona: “¿Vale sólo por sus apellidos 'Chávez Alonso', su sangre purépecha, el sombrero que más lo cubría y lo mostraba, como si un pasamontañas portara? ¿O vale también por los caminos que se honraron con su paso originario en varios continentes?”. Y no omite a las niñas y los niños “asesinados” en la Guardería ABC, en Hermosillo.
“La justicia, amigos y enemigos, es también evitar que se repita la injusticia, o que cambie de nombre, de rostro, de bandera, de coartada ideológica, política, racial, de género”. Y admite: “Luchamos por ser mejores, y aceptamos cuando la realidad nos dice que no lo hemos logrado, pero no por eso dejamos de seguir luchando”.