- Sostén del PRI en el siglo XX y XXI, una parte de la población indígena de Zongolica se ha rebelado a Mario Zepahua Zepahua, dueño de más de 120 autobuses, las Adelitas
- Cuatro días levantados, exigen obra social; pero también una reducción en las tarifas del transporte que el cacique impone con la protección de la dirección de Tránsito
Por: Luis Velázquez/@BlogExpediente
Veracruz, México; 05 de septiembre, 2014.--Ningún cacique de Veracruz ha sobrevivido tanto al pluralismo político como Mario Zepahua Zepahua, el hombre más rico de la sierra de Zongolica, seguidito, según parece, mínimo, en reñida competencia, con el llamado “Rey de la chatarra”, el diputado federal bugancista Tomás López Landeros.
Zepahua, por ejemplo, además de su poderío económico, por añadidura, ostenta el poderío político y social.
Ha sido dos veces alcalde de su pueblo, y diputado local y federal, tiempo aquel cuando, oh paradoja, quedó en el imaginario social que inventó un autosecuestro para ganar notoriedad.
Y si, en efecto, fue cierto el plagio, pocos le creyeron; pero a cambio logró posicionarse. Mejor dicho, librar la fuerza política del TINAM (Unión de Todos los Pueblos Pobres, por sus siglas en náhualt) el movimiento fundado y encabezado por las hermanas Norma y Gloria Arenas Agis, bisnietas del general Ignacio de la Llave. Gloria terminaría como la comandante Aurora del Ejército Revolucionario del Pueblo.
Pues bien, ahora, Mario Zepahua ha sido acusado de estar atrás de la protesta de los indígenas de Zongolica (cuatro días sublevados), reclamando obra pública al gobierno de Veracruz.
También, hay quienes señalan que atrás del movimiento étnico estuvieron los dirigentes Isidro Tehuintle y Vicencio Vitte; pero de pronto, fueron rebasados por las bases indígenas.
El caso es que Zepahua Zepahua, obsesionado como está con imponer a su hija Lilián de candidata a diputada federal, cuando ya fue alcaldesa, si fue el titiritero, ahora se le ha revertido porque los indígenas han puesto en la agenda social la reducción en las tarifas del servicio de pasaje de las Adelas (Autobuses de la Sierra) de su propiedad y que impone a su antojo con la protección de la dirección de Tránsito y de la Secretaría General de Gobierno.
Y más porque las Adelas, con más de 120 autobuses, son la única línea camionera en los 11 municipios de la sierra de Zongolica, lo que habla de un monopolio crecido al cobijo del PRI y de los sexenios priistas de Veracruz, a tal grado que, por ejemplo, en el fidelazgo la línea ADO quiso entrar a la montaña negra y como Zepahua se opuso, en ningún momento prosperó tal iniciativa.
Y más porque atrás de Zepahua Zepahua está su amigo y compadre, el exgobernador Fidel Herrera, quien en otros tiempos constituyera una de sus fuentes de financiamiento y ahora ha sido nombrado delegado del CDE del PRI de Elizabeth Morales en el puerto jarocho.
Zepahua fue diputado federal cuando el fogoso era gobernador y compartió la curul con Miguel Ángel Osorio Chong, Emilio Chuayffet Chemor, el salinista Francisco Rojas, Jorge Uscanga Escobar, Pablo Anaya Rivera, Marco Antonio Torres Hernández, Víctor Flores Morales y Rafael Rodríguez.
En la elección anterior de diputados federales los bugancistas Tomás y Leticia López Landero le ganaron las curules y ahora sueña con recuperar tales espacios, uno de ellos, con su hija Lilián.
Y por eso, afirman unos, lanzó a los indígenas en contra del gobierno de Veracruz para acusar a Érick Lagos, secretario General de Gobierno, de mentiroso con la obra social y exigir a la Secretaría de Infraestructura y Obra Pública, Gerardo Buganza al frente (protector de sus enemigos Tomás y Leticia López), cumpla una lista de promesas ofrecidas hace un par de años.
EL CACIQUE DEL SIGLO XXI
Mario Zepahua es un viejo cacique del Veracruz del siglo pasado, cuando en la zona de Omealca a Tezonapa despachaba Toribio “El toro” Gargallo, ejecutado en el cuatrienio de Dante Delgado en un tiroteo con la policía, comandada por el legendario Antonio Rodríguez Hodkings.
Entonces, en la sierra de Huayacocotla, el cacique Luis Rivera Mendoza, y en Chicontepec, los hermanos Justo y Roberto Cabrera, ejercían el poderío político, económico y social.
Y en el sur de Veracruz, los caciques Cirilo Vázquez Lagunes y Heliodoro Merlín Alor eran dueños de Acayucan y Cosoleacaque, de manera respectiva, feudos que ahora comparten los hijos de ambos, a saber, Fabiola y Regina Vázquez Saut y Ponciano y Cirilo Vázquez Parissi, y Gladys Merlín Castro, con la candidatura a diputada federal por Cosoleacaque en las faldas de su vestido indígena.
En tanto, en Coatzacoalcos se erigía, solito, el cacicazgo de Carlos Brito Gómez, dueño, con su gente, de todos los cargos públicos estatales, municipales y federales, usufructuado ahora por uno de sus discípulos, Marcelo Montiel Montiel, listo para ser destapado como candidato a diputado federal, que le falta para amacizar su currículo político.
De todos, y otros más, Zepahua trascendió al siglo pasado, e inmortal como parece, con más vidas que un gato montañés, se mantiene como “el señor de horca y cuchillo” en el siglo XXI.