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Je ne suis pas Moises Sánchez
MUERTE Y RENACER DE UN DIARIO DE LA CALLE
Por: Michael
McCaughan
Corresponsal del Irish Times en America Latina
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Los primeros días de enero 2015 me los pasé en un
rancho remoto situado en el oeste de Irlanda. Hasta allí llegó una noticia que
me llamó la atención: un periodista Mexicano, dueño de un pequeño periódico
comunitario que ostentaba un tiraje sin importancia había sido secuestrado. El
hecho sucedió en su casa, a las 6.55 de la tarde, frente a su esposa y dos
nietos que jugaban con un vecino en el patio del jardín.
Pocos días después,
en Paris, dos hombres armados entraron en la oficina del periódico semanal,
Charlie Hebdo, donde acribillaron a diez periodistas y dos agentes. La reacción
mundial no se hizo esperar: una avalancha de repudio frente a la masacre y un
‘Basta Ya’ frente al intento de acabar con un periódico por medio de las balas.
Para el fin de semana siguiente se convocó a una marcha multitudinaria y desde
ya se anunciaba el retorno de Charlie Hebdo, apoyado por otros periódicos y por
el propio gobierno que ofrecía recursos para volver a levantarlo. La policía
emprendió una búsqueda masiva para dar con los responsables y en las siguientes
72 horas fueron abatidos cuando respondieron a la policía con fuego.
En los días siguientes volví a buscar información sobre el caso de Moisés
Sánchez pero me encontré con un misterio absoluto. No se anunciaba ningún
avance en la búsqueda, no había pistas, no se movilizaban policías y el
gobernador del estado, Javier Duarte, en su primera declaración al respeto,
dudaba en voz alta si de veras Moisés Sánchez fuera periodista.
Resulta que trabajaba de taxista para solventar su periódico y también era un
activista reconocido que ayudaba a resolver los problemas del pueblo donde
vivía.
Ni rastro había de los delincuentes que se movían en por lo menos cinco coches,
observados por vecinos aterrados. Los vehículos pasaron por una ruta donde
había cámaras de vigilancia pero la policía tardó tanto en buscarlas que ya
habían sido borradas. Y para colmo, en el instante en que Moisés fue
secuestrado, policías municipales estaban parados a sola una cuadra de
distancia. Los dos policías ahora están detenidos por supuesta complicidad en
los hechos.
Decidí venirme de Irlanda para acercarme a la figura de Moisés Sánchez. ¿Quién
es esta persona que, según sus colegas, trabajaba de taxista para solventar un
periódico sufrido que estorbaba a las autoridades locales, denunciando baches
tanto en las carreteras como en las oficinas de las autoridades locales donde
se ha infiltrado el crimen organizado.
Llegué a Xalapa, Veracruz donde me encon¬tré con Jorge Morales, vocero de
CEAPP, un comité gubernamental que ofrece medidas de seguridad a periodistas
amenazados. Morales, un buen tipo que habla claro y sin duda entiende el papel
de la prensa y los peligros que corren sus colegas en la entidad. Él me contó
que hasta asumir el cargo en el CEAPP, manejaba un medio crítico que sufría el
acoso del estado.
Morales empezó alabando el papel de su comité, nombrado por el congreso
estatal, pero conforme avanzaban las preguntas terminó confesando que su
organización realmente no tenía la capacidad de frenar los ataques a la prensa.
Peor aún, a fin de cuentas, el CEAPP termina siendo el brazo simpático de un
gobierno que con el otro brazo golpea y mata con impunidad.
Yo estaba ansioso de hablar con las autoridades que llevaban el caso y Jorge
Morales me hizo el favor de llamar a Rene, el encargado de la Fiscalía
especializada en delitos contra la libertad de expresión (Feadle) de la
Procuraduría de Justicia. Rene le contestó a Jorge enseguida y ése me pasó el
teléfono. Rene estaba ocupado pero prometió hablar conmigo más tarde ese día.
Fue la última vez que oí su voz.
Nunca más me contestó la llamada. “El problema puede ser que no quiera dar
entrevistas”, explicó Morales. “Son muy herméticos los funcionarios.”
En México han sido asesinados en los últimos dos años a 15 informadores y otros
cuatro permanecen desaparecidos, un Charlie Hebdo en cámara lenta pero aún mas
brutal que el de sus pares parisinos. Nadie da la cara. No hubo ninguna marcha
oficiales de estado a favor de Moisés, ningún funcionario del gobierno federal
de alto nivel se ha pronunciado sobre el caso.
Desde el asesinato de Moisés, siguen las amenazas y los ataques. México
encabeza la lista de los países de mayor riesgo para ejercer el periodismo, con
82 profesionales de la comunicación asesinados entre enero de 2000 y septiembre
de 2014, según Reporteros Sin Fronteras (RSF).
Moisés Sánchez quedó solo a la hora de su muerte pero gracias a los esfuerzos
de su hijo, Jorge, de Articulo 19, (una organización inglesa que defiende a las
voces silenciadas) y de los colegas de Moisés en Veracruz, el asesinato no
quedará impune.
El hecho siniestro ya provocó la cancelación del Hay Festival en Xalapa,
Veracruz, uno de los eventos más importantes de las letras, la música, el cine
y el periodismo de Hispanoamérica. Cerca de 800 escritores y periodistas
protestaron contra la falta de acción del gobierno sobre el alto número de
muertes y desapariciones de periodistas en Veracruz, poniendo el énfasis en el
caso de Moisés Sánchez.
El gobernador de la entidad, Javier Duarte, tapando el sol con el dedo, aseguró
que los altos niveles de violencia no tenían nada que ver con la cancelación
del festival. Sin embargo, el primer párrafo del mensaje oficial de los
organizadores del Hay Festival en Reino Unido, confirmó que el asesinato de
Moisés Sánchez fue la gota que derramó el vaso:
“HAY FESTIVAL MÉXICO Estimados colegas: Somos conscientes de que la noticia de
la muerte de Moisés Sánchez, el quinceavo periodista asesinado o desaparecido
desde el 2010 en Veracruz, ha causado, si cabe, todavía más dolor y rabia.” La
petición firmada por escritores reconocidos iba dirigida a Javier Duarte y
planteó lo siguiente: “Su administración es la peor enemiga de la libertad de
expresión, del derecho a la información y del pensamiento crítico en México”.
El escritor Mexicano Juan Villoro anticipó el reclamo de unos cuantos que insistían
en que el festival pertenecía al pueblo o que la mejor manera de llamar la
atención a la situación es por medio de eventos de ese tipo: “La cultura sirve
para tender puentes, pero también puede ser usada como ornato, el florero en la
mesa de los criminales. Por desgracia, las extraordinarias actividades del Hay
no han servido para que la libertad de expresión se garantice en Veracruz”.
Entre las pocas personas que exigían el retorno del festival no figuraba ningún
periodista que viva con guardaespaldas, botón de pánico y barrotes de seguridad
en su casa.
Los ataques siguen una lógica aterradora - el hostigamiento empieza con el
hackeo de la página web y de cuentas personales; luego siguen los insultos, las
amenazas y llamadas anónimas. De repente se observa vehículos sospechosos que
rondan por la casa y se cometen robos en los que no se roba nada- a no ser el
derecho a la privacidad- el objetivo es dejar saber que pueden invadir tu
espacio más íntimo con impunidad.
Si aún no has captado el mensaje, sigue una paliza y ya de postre, el secuestro
y la muerte. Y no se moleste en llamar a la policía – lo más probable es que
han participado en el crimen. Olvídate de una búsqueda de verdad aunque sí
habrá una ‘investigación exhaustiva’, que jura en el nombre de la virgen de
Guadalupe llegar “hasta las últimas consecuencias” con detenidos, sospechosos,
autor material y detrás de ese, quizás, un autor “intelectual” que suele ser
algún político ansioso de quitarle de encima una amenaza pública a su buena
reputación y futuras ambiciones.
Pero detrás del autor intelectual sigue el autor estructural –el crimen
organizado convertido en estado criminal.
Aún así, la herramienta principal para controlar a los medios de comunicación
en México no es la violencia sino el dinero. El gobierno mexicano gastó cinco
billones de pesos en “promover” sus actividades a lo largo y ancho del país en
2014.
Ese dinero se reparte sin regulación a los medios, quienes devuelven el favor a
base de cobertura positiva de eventos oficiales.
Los periodistas que se mantienen al margen de ese sistema se llaman ‘los
incómodos’ porque incomodan al gobierno y claro, también a los periodistas
vendidos.
Moisés Sánchez fue un incómodo de primer rango. El mismo Moisés investigaba,
escribía, tomaba las fotos y hacia el final, fue el encargado de recibir las
amenazas de muerte.
Sánchez seleccionaba artículos que imprimía en formato grande y los colocaba en
un periódico mural que ubicaba en sitios estratégicos, con esto aumentó su
circulación. También compró un altoparlante que instaló en su taxi, desde él
leía las notas, creando una especie de ‘radio móvil’.
Cuando la policía de tránsito le prohibió manejar y operar su ‘emisora’ compró
una bicicleta y siguió su labor.
A Sánchez lo buscaban políticos en campaña quienes envidiaban su influencia. En
la más reciente, el candidato Panista, Omar Cruz, pasó por su casa para pedirle
su apoyo. No lo recibió. Sin embargo Sánchez felicitaba a cada nuevo elegido en
las páginas de la Unión y luego les presentaba un pliego petitorio sobre las
carencias del municipio exigencias de la ciudadania.
Cuando ya me iba de Xalapa, me encontré con una exposición de caricaturistas y
en la ventana del local, un afiche que decía “Je Suis Charlie” (“Yo soy
Charlie”) en alusión al periódico Francés que sufrió el ataque en Enero. Entré
y hablé con la mujer a cargo. ¿Había ella pensado alguna vez en poner un “Je
Suis Moisés Sánchez”?
“Eso es una idea muy interesante”, respondió, regalándome una revista mientras
me acompañaba a la salida. Era una revista elegante y costosa, y tan pronto la
abrí, entendí el por qué. Cada página llevaba una foto en colores de
funcionarios del gobierno y un gobernador sonriente, Javier Duarte.
Los turistas siguen disfrutando las plazas públicas, pueblos lindos, playas
espectaculares y comida sabrosa que justamente le dan al estado de Veracruz su
identidad destacada. Guillermo Herrera Mendoza, el subsecretario de turismo de
la región, habló en una feria en Madrid sobre el Estado desde el secuestro de
Sánchez: “Niego categóricamente que Veracruz sea un estado violento”. Acto
seguido, recordó los logros del año pasado: “En 2014, acogimos los Juegos
Centroamericanos y del Caribe y la Cumbre Iberoamericana y de Jefes de Estado.
Si existiera violencia, no seríamos tan visitados”, afirmó Herrera. En
Guatemala en los 80, tiempo de genocidio, los turistas disfrutaban de los
paisajes extraordinarios del lago Atitlán mientras el ejército arrasaban a
pueblos enteros, asesinando a mujeres, hombres y niños.
Los turistas están seguros en Veracruz pero peligran la gente local y sobre
todo los periodistas incómodos. Las cifras oficiales reconocen más de 900
desaparecidos en Veracruz, pero la cifra real, según una activista que me dio
cita en Xalapa, se calculan en el doble de esa cantidad.
La mujer que me lo contó, miraba constantemente por encima de mi hombro, hacia
la puerta del café, con un tic nervioso. Ella traía un guarda espaldas que
esperaba discretamente afuera. De su bolsa ella sacó un botón de emergencia y
en casa ya tiene las puertas reforzadas y cámaras de vigilancia.
Cuando llegué a la casa de Moisés Sánchez, ya para el mes de Marzo, dos
vehículos policiales aún estaban estacionados frente a su casa. Uno de los dos
oficiales que estaba ahí el día en que secuestraron a Moisés fue el encargado
de recibir la llamada de emergencia, no respondió.
Por lo menos cinco de los asesinos de su padre están aún libres y la familia
teme que vuelvan.