Mussio
Cárdenas Arellano/ Informe Rojo
“Fuiste
tú” le gritan aún a Javier Duarte. Le imputan el crimen de Rubén Espinosa, el
fotorreportero. Le increpa todo Veracruz por la violencia y el baño de sangre.
Y ahora hay una voz, la que acusa “lo sabía” el secretario Bermúdez Zurita,
sabía de la mano criminal de su policía, de los levantones, de su
complicidad con la delincuencia mayor.
“Fuiste
tú”, le siguen diciendo entre el gremio de prensa al gobernador porque no sólo
se mata cuando se jala el gatillo sino cuando se fomenta el odio a un gremio, se
destila rencor contra los críticos, se les estigmatiza como “manzanas
podridas”, va tejiendo la inquina el clima de hostilidad, se criminaliza a los
periodistas asesinados, todos según la versión oficial, excepto la corresponsal
de Proceso en Veracruz, Regina
Martínez Perez, ultimados por el crimen organizado porque algo tenían que ver
ahí.
Nadie
pierde la vida por lo que escribe, según el evangelio duartista. Nadie es
asediado por decir la verdad, según la tesis de Javier Duarte. Nadie recibe
golpizas salvajes, según el gobierno criminal, por captar el acarreo de
personas a la noche del Grito, a escuchar al gobernador, como le ocurrió a Karlo Reyes, atacado por policías
vestidos de civil.
De
embustes vive Javier Duarte. Disfrazada de gente normal, decente, su policía
infiltra movimientos sociales y desata desmanes; sus agentes se incrustan entre
gente que
protesta y así saben sus tácticas de lucha; un día son “periodistas” que se
mezclan entre reporteros; un día se les ve de civil entre los pensionados o siguiendo
y vigilando a reporteros, como Rubén Espinosa denunció antes de partir al DF,
alcanzado ahí, asesinado ahí.
Farsante
como es, Javier Duarte se exculpa y exculpa a su pandilla, a los cómplices de
sus odios, a la policía represora que auspicia la clase política, cuya
simbiosis ha derivado en el peor episodio para la prensa crítica y para las
voces que se expresan con libertad.
“Fuiste
tú, le gritaban los periodistas aún llorando a Rubén Espinosa, colaborador de
Proceso, Cuartoscuro y AVC, asesinado en un departamento de la Narvarte, en la
ciudad de México, su refugio, su exilio, huyendo de la persecución de los
agentes del gobierno de Javier Duarte.
Ahora
es “lo sabía”. Y sí, Arturo Bermúdez, el general de cero estrellas, así como
Javier Duarte, sabían y saben que la policía veracruzana levanta inocentes, los
tortura, los entrega al crimen organizado y los envía a morir.
“Lo
sabía” Bermúdez, le dice el alcalde de Playa Vicente, Abdón Márquez Márquez, cuando se refiere al levantón de los
cinco jóvenes de ese municipio, el 11 de enero, cuando transitaban en Tierra
Blanca.
Sabía
Bermúdez que el delegado de la Secretaría de Seguridad Pública, Marcos
Conde Hernández, se dedicaba al levantón y que entregaba la gente, sus
víctimas, al crimen organizado. Abdón Márquezse lo
había expresado de viva voz y la respuesta fue encubrir al criminal.
Era una
práctica recurrente en Marcos Conde. Lo había hecho con otros jóvenes. Lo
seguía haciendo. “Ese Marcos Conde es un policía malo, se dedica a hacer ese
tipo de ilícito, se dedica a entregarlos a la banda organizada”, expresó el
alcalde.
En
2014, agregó, instaló retenes en Playa Vicente y ahí levantó jóvenes. Brutal,
lo que describe después el edil:
“Los
levantó como policía, al otro día los tiró en frente del palacio en camioneta
con gente de civil encapuchada y armada, muy golpeados y quemados”.
Llevó
su denuncia al secretario Bermúdez. Preguntó entonces el “general” cómo era
Marcos Conde. “Es excelente, un hombre que da resultados”, le respondieron.
¿Es
excelente o es criminal?
Hoy
Marcos Conde está acusado, detenido, sujeto a juicio por el levantón de los
cinco jóvenes de Playa Vicente. Sus subalternos los entregaron al crimen
organizado. Según la “mentira histórica” todos fueron asesinados y sólo dos
cuerpos han sido hallados, calcinados, versión que los familiares se resisten a
aceptar, menos a creer.
“Fuiste
tú” y “lo sabía”, resumen el caos violento que distingue a Javier Duarte, a su
gobierno priista, a la mafia en el poder.
Va más
allá de la complicidad por omisión o por disimulo. Delinque el gobierno de
Javier Duarte, enterado el “general” Bermúdez que su “excelente” delegado en
Tierra Blanca es un policía enfermo, sádico en extremo, que levanta inocentes y
hasta policías donde va, sea en Cardel, Úrsulo Galván, Tierra Blanca, Playa
Vicente.
No
aprobó los exámenes de control de confianza y ahí sigue, por “excelente”,
porque “da resultados”.
¿A qué resultados se refiere el falso general Bermúdez? A la cuota de personas que
exige el crimen organizado, a la tortura que sufren sus víctimas, a la gente
que entrega golpeada y quemada, a aquellos decenas, quizá cientos, de inocentes
a los pone en manos de los malosos y ya no se les vuelve a ver?
Rebasa
la complicidad el caso Veracruz. Son tan malos los malosos como la policía
duartista, como Bermúdez, como Marcos Conde, como los elementos que levantaron
a los cinco
jóvenes en Tierra Blanca y presuntamente los mataron, apareciendo restos
calcinados en el rancho El Limón, en Tlalixcoyan, que supuestamente son de dos
de ellos.
Terrible
y convulso, el caso Veracruz ya no se queda entre los veracruzanos. Lo aborda
la prensa nacional. Lo observan con horror en la esfera internacional. Exigen
la caída de Javier Duarte en el ámbito de los derechos humanos, en la
oposición, en el mismo PRI.
Lo
describe la senadora perredista Dolores Padierna cuando se debate el desastre
financiero, la quiebra de Veracruz, en el Congreso federal, crudas las cifras,
demoledora la estadística de muerte, la sangre y el horror en todo lugar. Dice
la legisladora:
“… los
secuestros, las desapariciones forzadas, la persecución a activistas sociales,
a los defensores de derechos humanos, los asesinatos de periodistas, las graves
violaciones a los derechos humanos que se han vuelto en algo cotidiano,
incluso, según la visión del propio gobierno estatal, se han vuelto algo
ordinario.
“Ante
este escenario deberíamos de preguntarnos: ¿Quién está gobernando Veracruz?
“Entre
el 2011 y el 2016, justo en el periodo de gobierno de Javier Duarte, han sido
asesinados, al menos, 19 periodistas, cuando menos dos de ellos se encuentran
desaparecidos, esta administración ha evidenciado que ejercer el periodismo en
Veracruz es una profesión de alto riesgo en la que se puede ir de por medio la
vida.
“Contrario
a las cifras que pregona el gobernador priísta, la violencia en la entidad ha
venido en una escalada incontrolable y contrario también a su frase de que: “en Veracruz solamente se roban frutsis y
gansitos”, en Veracruz han robado la tranquilidad y la seguridad de los
millones de habitantes en estos seis años que han visto cómo se deteriora su
calidad de vida y cómo se violentan los derechos de una manera impune y descarada.
“Tan
sólo en el año 2015 fueron encontradas 13 fosas clandestinas con un número aún
indeterminado de cuerpos.
“La
propia Fiscalía del estado señaló que existían, en este mismo año, el reporte y
denuncia de desaparición por la ausencia de 950 personas.
“De
estas 950, 155 personas fueron clasificadas en desaparición forzada, es decir,
que en ellas intervinieron servidores públicos de la identidad en complicidad
con grupos criminales.
“Entre
2012 y 2015, 186 policías municipales y estatales fueron puestos a disposición
en la SEIDO por la PGR por sus posibles vínculos con estos grupos delictivos
que azotan a Veracruz y que parecen imponer su ley y su control, incluso, en
las altas esferas del gobierno.
“Desde
luego es el caso de Tierra Blanca que pone en evidencia cómo las fuerzas de
seguridad actúan bajo las órdenes de criminales.
“Sobre
la violencia feminicida las organizaciones de la sociedad civil
reportan que tan sólo en el 2014 desaparecieron 88 mujeres, y se cometieron 74
feminicidios, mientras que para 2015 la
cifra de mujeres asesinadas se elevó a 93; y la cifra de desaparecidas subió a
156 mujeres.
“Estas
cifras evidencian que Veracruz es uno de los estados donde ser periodista, ser
mujer, ser niña, activista de derechos humanos, es una condición que los coloca
en alto riesgo, condición de riesgo que aumenta cuando analizamos las redes de
corrupción y complicidad criminal que se tejen a lo largo y ancho de esa
entidad.
“Todo
parece indicar
que desde hace mucho tiempo el gobernador soltó el control del estado y lo
cedió a las fuerzas fácticas que a través de la violencia controlan territorios
y arrebatan cientos de vidas.
“Compañeras
y compañeros.
“¿Cuántos
muertos más?
“¿Cuántos
desaparecidos más debemos contabilizar para poner un alto a esta pesadilla?
“¿Cuántos
miles de millones más vamos a dejar que desaparezcan de las arcas públicas para
que el gobernador explique dónde se ha ido todo ese dinero?
“El
Poder Legislativo no puede seguir siendo omiso.
“Duarte debe de responder esta política tanto jurídicamente y el
Congreso debe de ocupar los cauces legales también para que termine esta
pesadilla en Veracruz.
“Es claro
que el gobierno de Veracruz le ha fallado a su población.
“Nosotros
no podemos fallarle también, la gente de Veracruz nos necesita y mucho, por eso
estamos de acuerdo en lo presentado por el Senador Romero Hicks, y agregamos
que también en materia de derechos humanos debe de ponerse atención en el
estado de Veracruz”, concluye la senadora Padierna.
“Fuiste
tú”, le grita la prensa libre a Javier Duarte, dolida por la muerte violenta de
Rubén Espinosa, su víctima.
“Lo
sabía” el pseudogeneral Bermúdez, exhibiéndolo el alcalde de Playa Vicente,
Abdón Márquez, pues él lo había enterado de la conducta criminal del delegado
de la SSP, Marcos Conde, un enfermo mental peligroso, que levanta inocentes,
los tortura o los entrega al crimen organizado.
Lo
dejaron actuar. Lo encubrieron. Le sirvió el “excelente” delegado de la SSP a
Bermúdez. Enterado de su conducta criminal, sólo lo cambió de municipio.
Y la
ola de sangre no tiene para cuándo menguar.
Ocurre
cuando el cómplice tiene sed de muerte.
–
Archivo
muerto
–
No
afloja Javier Duarte y el asedio sigue. Primero Don Beltrone, luego Beatriz
Pagés, ahora César Camacho Quiroz, líder de la diputación priista en San
Lázaro. “El que la hace, la paga, del partido que sea”, refiere el mexiquense
en torno a las culpas del gober de Veracruz sobre la quiebra financiera, los 35
mil millones de pesos que no ha solventado ante la Auditoría Superior de la
Federación, su política de
complicidad con los cárteles de la droga, el baño de sangre, el atropello a la
UV, a los pensionados, eso que en lenguaje coloquial se denomina desmadre a lo
jarocho. No afloja los dineros para la campaña, obvio recursos públicos, lo que
le da carácter de ilegal a la Aventura del PRI por retener el poder en
Veracruz, y eso tiene a los jerarcas del tricolor de uñas contra el gordobés. “La Cámara de Diputados —dice César Camacho—, que por
cierto tiene que ver con los juicios políticos y todo esto, ya tiene en su
propio calendario, que hemos hecho público, la instalación de la Subcomisión de
Examen Previo, que está integrada por las comisiones de Gobernación
y de Justicia”. Y puntualiza: “El PRI, que es afecto a la legalidad, reprueba
las ilegalidades provenientes de quien sea. Entonces, vamos a actuar sin ningún
sesgo partidario”. O sea, retiene Javier Duarte el billete para Héctor Yunes y
va a terminar fuera del gobierno de Veracruz y, seguro, seguro, en la cárcel…
Otra vez Miguel Ángel Yunes toca el sur. Llega el jueves 10 a Villa Allende,
envalentonado como ha estado contra Javier Duarte, con su discurso carcelario,
con la denuncia de los prestanombres del gobernador, con las propiedades que les aparecen dentro y fuera del país. Vuelve Yunes azul,
precandidato de la alianza PAN-PRD, llamada “Unidos para Rescatar Veracruz”,
con ganas de permear en el feudo del priismo, donde se decidió la elección de
2004 para Fidel Herrera y en 2010 para Javier Duarte, haciendo valer los
programas sociales, el control político, el poder de los caciques, la dádiva,
la compra el voto, el voto del miedo. Vuelve Yunes y a ver si no le ocurre lo
que en Minatitlán, donde el panismo le hizo pasar un mal momento, saboteado hasta por los de casa, desairado por muchos que
se dicen yunistas azules y que no son capaces siquiera de llenar un salón de
eventos, menos lo serán para mover el voto de los desvalidos, de los
marginados, de los olvidados, de los jodidos por culpa del saqueo fidelista
primero, duartista después. Lo que ocurra en Villa Allende con Yunes Linares será un catalizador de cómo anda en el
sur… ¿De qué Héctor Yunes habla Héctor Yunes cuando expresa punzante: “quienes
tengan obsesiones que las resuelvan entre ellos”? De 2010 a la fecha, en seis
años, la obsesión de Héctor Yunes ha sido ser gobernador de Veracruz. Lo
frustró Fidel Herrera cuando decidió que la opción era Javier Duarte, por manejable, por torpe, por despersonalizado, por servil, sin imaginar
que el gordobés terminaría desechándolo, marginándolo y hasta gestionando que
pasara los días de la actual sucesión en Barcelona, lidiando con el escándalo
de su pasado, sus ligas con narcoempresarios. Seis años, desde 2010, sumergido
Héctor Yunes en la obsesión de ser gobernador al precio que sea, pactando y
rompiendo, hincado ante Javier Duarte —“es mi jefe político”— y simulando que
lo hará pagar por el desastre financiero y el robo a las arcas, colocando a
familiares y amigos en la cueva de Alí y los 40 duartistas y después asumiendo
el rol justiciero, teatro puro, del que va a aplicarle la ley a quien le
financiará la campaña al microgobierno de Veracruz. Obsesivos Javier Duarte, Miguel Ángel Yunes y Héctor Yunes Landa, todos por el
poder… Revienta Morena en Cosoleacaque. Difunden militantes carta en que
denuncian la imposición de Rocío Pérez Pérez como candidata a diputada local.
Se trata de la esposa del ex alcalde perredista Darío Aburto Perdomo, célebre
él porque del arraigo que lo distinguía, su liderazgo natural, terminó siendobailarín en la comparsa fidelista con el Acuerdo para la
Gobernabilidad de Veracruz, impartiendo talleres y asesorías con los que se
justificaba el presupuesto que generosamente le asignaba Fidel Herrera Beltrán,
una forma de untarle la mano a sus otrora enemigos políticos. Acusan al comité
nacional del Movimiento de Regeneración Nacional; al comité de elecciones; a la
diputada federal por Coatzacoalcos, Rocío Nahle García, y al líder del partido
del Peje López Obrador en Veracruz, Manuel Huerta. Señalan que la imposición
viola los términos de la convocatoria,
que le cursaron oficio a Andrés Manuel López Obrador sin recibir respuesta, que
Rocío Nahle no quiso escucharlos, que Manuel Huerta les dijo que no tenía
injerencia en el proceso. Califican la imposición de Rocío Pérez como una
acción antidemocrática y que así como a ellos se les juzgue por lo que
denuncian, que sea juzgados “los que maniobraron para que en Morena no haya democracia sino dedazo del
peor estilo”. Suscriben el documento Samuel Pérez, Justiniano Santiago, Antonio
Flores, Alberto Hernández, Fidel Cisneros, Donato Gómez y Claudia Laguna. Lo
difunde en redes sociales Dimas Roberto López Aquino…
–
mussioc2@gmail.com
mussiocardenas_arellano@hotmail.com