* A la SCJN su burbuja de
impunidad * Violó principios del Sistema Nacional Anticorrupción *
Tácitamente, se extinguió su poder * Héctor Yunes y su “jefe
político” * ¿Quiere fuera a Javier Duarte para ser gobernador interino?
* Los días negros serán para Jorge Carvallo * Implicado en desvío de
recursos.
Seco,
el golpe es letal. Pulveriza a Javier Duarte. Lo sacude y lo mata, demoledor el
manotazo desde Los Pinos, que extingue el sueño de ser impune, de blindar la
fuga, de evadir la ley.
Lo embiste Peña Nieto, su amigo, el que quizá nunca lo fue,
determinando que el paquete de impunidad promovido por el gobernador y avalado
por el Congreso cómplice de Veracruz, viola los principios del Sistema Nacional
Anticorrupción.
Agrio debió saberle el desayuno. Agria, la mañana del lunes 11.
Cita a los medios de comunicación la Presidencia de México. Habla el vocero
Eduardo Sánchez, con él el subprocurador jurídico y de Asuntos Internacionales
de la PGR, Salvador Sandoval, y definen que las leyes aprobadas en Veracruz, la
Fiscalía y la Sala Anticorrupción, violan la legislación federal.
Acude, pues, la Procuraduría General de la
República a la vía jurídica, a la acción de inconstitucionalidad ante la
Suprema Corte de Justicia de la Nación.
“Ninguna
institución y ningún servidor público, no importa el orden de Gobierno en el
que se desempeñe puede estar al margen de la Ley. Esto es lo que demanda la
sociedad mexicana. Recientemente los congresos estatales de Quintana Roo y
Veracruz aprobaron reformas que se oponen a los lineamientos generales del
Sistema Nacional Anticorrupción”, detalla Eduardo Sánchez.
Otra
frase del vocero presidencial:
“Uno
de los propósitos del Sistema Nacional Anticorrupción es que no haya cabida
para legislaciones locales a modo. En la lucha contra la corrupción no puede
haber excepciones”.
Salvador
Sandoval lo explica en términos llanos. Dice que el blindaje en Veracruz se
produjo antes que las dos leyes federales en materia anticorrupción hayan sido
promulgadas aún por el presidente Enrique Peña Nieto ni hayan sido publicadas.
Se trata de la Ley General del Sistema Nacional Anticorrupción y la Ley General
de Responsabilidades Administrativas.
Y
luego apunta:
“Lo
que en esencia se ha solicitado en las acciones de inconstitucionalidad, es que
la Suprema Corte de Justicia de la Nación advierta que las entidades
federativas mencionadas carecen de facultades para crear sus sistemas locales
anticorrupción sin que se hayan publicado las leyes generales correspondientes”.
Abunda:
“Y
lo que es más, que se advierta que no puede hacer nombramientos de funcionarios
en dichas materias”.
Pero
Javier Duarte ni ve, ni oye, ni siente, ni razona. Perdido el juicio, lanza
acciones que violentan esa norma y atropellan los principios del Sistema
Nacional Anticorrupción.
Acusado
del desvío de 50 mil millones de pesos de origen federal, endeudar a Veracruz
como nunca nadie más, saquear vilmente las arcas, enriquecerse él vía una red
de prestanombres y dejar que se enriqueciera su pandilla, quiso librar la
cárcel con una burbuja de impunidad.
Le
sirve para eso el Congreso cómplice de Veracruz, la fracción priista y los
diputados satélite, logrando mayoría, involucrados todos en la burbuja de
impunidad, en el retiro del fuero a los próximos gobernadores, a los
secretarios de gabinete y a los alcaldes. Se mantiene el fuero a diputados,
magistrados, presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos y a “Culín”,
el fiscal Luis Ángel Bravo Contreras.
Quiso
entonces imponer fiscal anticorrupción, comisionado presidente del Instituto
Veracruzano de Acceso a la Información y magistrados para la Sala
Anticorrupción, adscrita al Tribunal de lo Contencioso Administrativo. Y ahí se
fue al abismo.
Su
prospecto para el IVAI fue Gabriel Deantes Ramos, la manzana más podrida del
duartismo, acusado de enriquecimiento súbito, de operar electoralmente con
recursos públicos, de fraguar la contratación de un crédito de 20 mil millones
de pesos que sirviera de moneda de cambio con el próximo gobernador, si fuera
del PRI, y si no, si fuera el panista Miguel Ángel Yunes o Cuitláhuac García
Jiménez, de Morena, ni un centavo.
Desatado
el escándalo, debió retirar la propuesta.
Ocurrió
lo mismo con el fiscal anticorrupción, propuesto Francisco Portilla Bonilla
para el cargo. Había sido subsecretario de Gobierno, ex secretario general del
Congreso, alcalde de Córdoba, donde le llovían acusaciones por corrupción en el
área de Comercio y le imputan que su hijo sea “aviador” en la Secretaría de
Finanzas del gobierno actual.
Al
no reunir los 34 votos para obtener mayoría calificada, retiró la propuesta.
Quiso
imponer al propio Portilla, junto con Guadalupe Porras David y Tomás Antonio Bustos
Mendoza, en la Sala Anticorrupción. Serían sus magistrados a modo en la última
instancia estatal que revisaría cualquier juicio en su contra.
No
calculó el impacto del escándalo. Lu-pilla Porras y su estela de corrupción, su
fidelismo y el saqueo al ayuntamiento de Minatitlán, los 520 millones de pesos
en inconsistencias detectados por el Órgano de Fiscalización Superior, el
puente Capoacán por el que pagó 45 millones de pesos a una constructora ligada
a su yerno, Marco Cesar Theurel Cotero —“Te rompo tu puta madre”—, entonces
secretario de Comunicaciones del gobierno fidelista, luego alcalde de
Coatzacoalcos donde también hizo de las suyas.
Sacudido
el Congreso, feroz la crítica en las redes sociales, abortó el proyecto de Sala
Pro-corrupción cuando la bancada del PRI y sus rémoras reventaron la sesión del
Congreso, lanzándose en tropel al baño. Diputados, pues, de sanitario, entre
olores a orines y drenaje.
Ya
no hubo más. Esta semana reintentaría imponer fiscal y magistrados
pro-corrupción cuando de Los Pinos llegó el manotazo, el golpe letal, demoledor
el golpe de Peña Nieto, la acción de inconstitucionalidad a su paquete de
impunidad.
De
Los Pinos le llegaban los mensajes a Javier Duarte. No los quiso escuchar.
Avanzó en su afán de ser inmune e impune. Se valía de la complicidad de los
diputados priistas, salvo Ricardo Ahued, de los partidos rémora, de su prensa
vendida que aclamaba el atropello a la ley.
Oyó
y desoyó a Carolina Monroy del Mazo, dirigente nacional del PRI quien advertía
que “en el partido no habremos de respaldar un solo acto, un solo dicho, un
solo hecho que contravenga en Estado de Derecho”.
Establecía
que una reforma constitucional puede ser jurídicamente correcta pero carecer de
sustento ético y moral.
Y
Javier Duarte seguía sin escuchar.
Llevó
al Congreso de Veracruz al peor descrédito de su historia, respaldando un
paquete de impunidad demencial, con su fiscal, su sala pro-corrupción, el
comisando del IVAI, el contralor autónomo, todos inamovibles, unos por nueve
años, otros por 10, unos más por cinco años en el cargo.
Ni
una ni otra cuajaron. Cuando se disponía a relanzar su proyecto, la presidencia
lo frenó. Y ante eso, cedió.
Dice
ahora Yunes azul que debe dejar el cargo, irse por haber violentado la
Constitución.
“Veracruz
merece un proceso de transición ordenado, pacífico y así evitar que Duarte
oculte la información que permitirá proceder en su contra”, señaló.
Descalifica
la acción de inconstitucionalidad a Javier Duarte —acusa Yunes Linares— desde
el punto de vista político y con ello el Gobierno Federal le da la razón al
panista.
“Celebro
que el día de hoy el Gobierno Federal por fin después de varios llamados haya
volteado los ojos a Veracruz y haya tomado la decisión de exhibir públicamente
a un gobierno corrupto al que no le importó violar la Constitución Política con
tal de blindar su salida y de tener
la espalda cubierta, irse con las bolsas llenas y dejar a Veracruz en la
miseria”, señaló el gobernador electo en un comunicado.
Y
agregó:
“Esta
mañana he presentado denuncia penal contra Vicente Benítez por enriquecimiento
ilícito; en abril presenté denuncia penal contra Duarte y contra toda su banda
por enriquecimiento ilícito. Le exijo al fiscal general que actúe con premura,
que actúe con oportunidad y que proceda a detener a los presuntos culpables”.
Insta
a los diputados cómplices a no avalar la masificación de 24 mil trabajadores
del gobierno y que el 3% del Impuesto a la Nómina no sea usado para pagar las
deudas de Duarte. “Estas iniciativas son violatorias de la Constitución y
tienen como único objetivo el robo transexenal”.
Exhorta
Yunes azul a los diputados cómplices a no dar el paso en falso. Y luego les
advierte: habrá consecuencias legales para quienes violenten la Constitución,
para quienes aprueben la masificación sin un estudio de factibilidad
financiera, para quienes avalen el uso del fideicomiso a la nómina para pagar
la deuda de Javier Duarte con los acreedores duartistas, periodistas entre
ellos a los que les debe más de 400 millones de pesos, entre ellos AZ, José
Pablo Robles, los Soles, Poceros, los Heraldos, los Gibb, Noreste y decenas más.
Y
puntualizó:
“Duarte
ha provocado una crisis de consecuencias gravísimas en Veracruz y si tuviera
vergüenza hoy mismo solicitaría licencia al cargo que ostenta. Los veracruzanos
no lo queremos, el gobierno federal y su partido se avergüenzan de él”.
Lo
bueno es que Javier Duarte es el único amigo veracruzano que tiene Peña Nieto.
También al presidente lo hartó. Desoyó sus mensajes, los llamados de Beltrones,
los de César Camacho, los de Ramírez Marín, los de Carolina Monroy, los Joaquín
Hendricks, siempre como el vival que roba que se jacta.
Ignoró
la lección de la elección. Ignoró el mensaje de la sociedad el 5 de junio, el
hartazgo social, el repudio a su desgobierno, la condena a tanta y tanta sangre
que corre por Veracruz, a los levantados y secuestrados, a los desaparecidos
que nunca volvieron, a la quiebra financiera, a la deuda descomunal, al robo de
los 50 mil millones de pesos de origen federal.
Ignoró
que a partir del 6 de junio debió entregar el poder. Debió contribuir a la
transición pacífica, allanando los conflictos, mostrando las cuentas, las
relaciones administrativas, operando para evitar la cárcel que hoy, sin el
apoyo del PRI, sin el respaldo de Peña Nieto, es inminente.
Manotazo
desde Los Pinos. Golpe seco y letal. Golpe que sacude y mata, demoledor Peña
Nieto con su “amigo veracruzano” Javier Duarte, que lo arrebata del sueño de
ser impune, que lo traslada a la pesadilla de ser reo, que le impide blindar la
fuga y evadir la ley.
Fría,
la cárcel es peor cuando se ha perdido la razón.
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Archivo
muerto
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Cinismo
puro en Héctor Yunes. Por dignidad, dice, Javier Duarte debiera solicitar
licencia y dejar la gubernatura de Veracruz. Con esa carga de desvergüenza se
mueve el senador con licencia, candiDuarte derrotado en la contienda del 5 de
junio, echado ese día el PRI del poder en territorio jarocho. “Javier Duarte es
mi jefe político”, decía Héctor Yunes, tiempo atrás, postrado a los pies del
gobernador. Y ofrecía ayudarlo desde el Senado. Hoy pide que Javier Duarte se
vaya, cuando el gobierno federal lo enfrenta y lo repliega, le frustra el sueño
de impunidad del que despertó para advertir que lo único claro en su horizonte
es la cárcel. Quiere lucrar políticamente Héctor Yunes, destazar a su “jefe
político”, mostrarse alejado de quien lo ayudó a ser candidato del PRI, quien
financió la fracasada campaña. Héctor y Javier Duarte fueron uno en la campaña
de lodo contra Miguel Ángel Yunes, acusado por Héctor —“Tengan cuidado, Miguel
Ángel es un perverso, es un enfermo sexual”—, siguiendo el guión duartista. Y hoy
se pretende se deslindar de su “jefe político”. ¿O acaso, una vez que Javier
Duarte se marche, quiere Héctor Yunes ser el gobernador interino?… Día negros
para Veracruz con Miguel Ángel Yunes. Sus horas más negras, avizora Jorge
Carvallo Delfín porque, sostiene, tiene el nuevo gobernador cuentas con la
justicia. Al revés. Horas y días negros, negrísimos, para Jorge Carvallo, cuyo
paso por el Congreso de Veracruz fue de dispendio, denunciado por Miyuli como
parte de la banda de Javier Duarte que saqueó a Veracruz. Horas y días negros
para Jorge Carvallo, exhibido por la periodista Claudia Guerrero Martínez en su
columna Entre lo Utópico y lo Verdadero por realizar negocio con los
medicamentos del sector salud. Destila miedo el diputado federal cuando agoniza
el duartismo, cuando junto el fidelismo ha perdido toda posibilidad de
impunidad, cuando la revisión de cuentas, la agenda legal, los llevará a
enfrentar la ley y hasta el mismo Jorge Carvallo terminará desaforado y en
prisión. Horas y días negros para los saqueadores de Veracruz. Horas y días
negros, negrísimos, para Jorge Carvallo…
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Foto: Radio Identidad
Acerca del autor
Atrapado en el mundo de las letras y la
denuncia social, Mussio Cárdenas Arellano cuenta ya con un extenso kilometraje
recorrido en el periodismo. Lejano parece ya aquel 1978 cuando en
Coatzacoalcos, su tierra natal, escribió sus primeras notas. Transitó por la
entrevista, el reportaje, la crónica, el artículo y la columna política. Fue
corresponsal de la revista Proceso, Imevisión, IMER, Contralínea; fundador de
las revistas Contacto, Semanario Contacto e Informe Rojo; analista político en
radio y televisión, y ganador del Premio México por columna política, en 2009,
otorgado por la Federación de Asociaciones de Periodistas de México (FAPERMEX).
Su contacto con el periodismo viene de familia. Su padre, Mussio Cárdenas Cruz,
y sus tíos Emilio, Francisco y Paulino, constituyen una dinastía de periodistas
veracruzanos de reconocido prestigio. Actualmente escribe la columna Informe
Rojo, que se publica en portales en internet y medios escritos con amplia
aceptación entre la opinión pública.