* Liga al periodista con el
caso de los cinco jóvenes * La mala leche del fiscal * Purga en el
DIF * Despiden a allegados a Jesús Moreno * Los días de Saúl Wade
en Catastro * Almendros: el político detrás de la invasión * A
cambio de terrenos, frenó el despojo * Marcelo y Pepe Yunes operan
rechazo a Miyuli
Por dentro “Culín” es mucho peor. Criminaliza a
Pedro Tamayo, deslizando la hipótesis del que anda en los caminos del mal, su
vínculo con Francisco Navarrete Serna, implicado en la desaparición de los
cinco jóvenes en Tierra Blanca, el periódico que ambos habrían de refundar.
Criminaliza como el duartismo lo hizo con otros periodistas
asesinados, con Anabel Flores, con Gabriel Huge, con Guillermo Luna, con
Esteban Rodríguez, con Milo Vela, Misael López Solana y Yolanda Ordaz, con Goyo
Jiménez y Moisés Sánchez, con Alfredo Saldaña, Noel López Olguín y Mendoza, con
Regina Martínez y Rubén Espinosa.
Todos, por una u otra razón, habrían tenido una fuerte violenta
por haber entrado al círculo o por hablarse con la delincuencia o por servirle
al crimen organizado.
Matiza el fiscal de
Veracruz el tema de los policías omisos en el crimen del periodista, ninguno
detenido, si acaso citados a declarar, o presentados voluntariamente, como
línea secundaria, ocho elementos a los que familiares y amigos señalan por su
implicación en el asesinato.
“Tenemos el motivo
—dice Luis Ángel Bravo— por el cual (Pedro Tamayo) fue desplazado de Tierra
Blanca que se dio incluso en la coyuntura del ingeniero Navarrete, detenido en
ese municipio. La propia esposa (viuda) admitió que Navarrete y Tamayo iban a
poner un periódico”.
Y así siembra la
duda el fiscal, reavivando el caso de los cinco jóvenes levantados por
elementos de Seguridad Pública de Veracruz en Tierra Blanca y entregados al
crimen organizado, el 11 de enero, cuando se dirigían de Veracruz a Playa
Vicente, su lugar de origen. Ahí iniciaría el infierno de Pedro Tamayo Rosas.
A las dos semanas,
“Fisculín” lo enreda con sutileza perversa, invocando la detención del
empresario Francisco Navarrete Serna, en cuyo rancho, El Limón, en Tlalixcoyan,
presumiblemente habrían sido llevados los cinco jóvenes —una chica y cuatro
varones—, torturados, asesinados y cocinados para no dejar rastro.
Junto con su hijo y
un empleado y amigo, Navarrete Serna fue aprehendido por la Gendarmería Nacional
y llevado a la ciudad de México. Se le tilda de ser jefe de plaza del Cártel
Jalisco Nueva Generación.
Su esposa —Sara
Abraham de Navarrete— sostiene que todo es un montaje, que no hay evidencia
sólida, armado todo para desviar la atención de los verdaderos culpables.
Les sembró la
policía —dice Sara— dos fusiles, un AK47 y y AR15, una pistola, 16 envoltorios
de mariguana y siete equipos de radiocomunicación.
Luego le imputarían
que en el rancho El Limón se habría realizado la tortura de los cinco jóvenes,
su muerte, siendo cocinados con químicos para no dejar rastro.
Luego presentaría
la fiscalía de “Culín” evidencia de que ahí había restos de un cuerpo y la ropa
con sangre de otra de las víctimas. De los otros tres nada más se supo.
¿Fue sembrada ahí
la evidencia? ¿Qué mano movió a que todo desembocara en el rancho El Limón, de
Francisco Navarrete, y por qué?
Reveló entonces
Sara Abraham que junto con Pedro Tamayo reabriría el periódico La Voz de Tierra
Blanca. Dos días después de la detención de Francisco Navarrete —enero 24—
realizarían la inauguración del rotativo. Pero todo se frustró.
Fue cuando Pedro
Tamayo desapareció. Se fue a Oaxaca sin alertar a su familia, temeroso que el
siguiente en morir fuera él.
Lo inundaba el
miedo. Primero en taxi, luego a pie, llegó a tierras oaxaqueñas. De allá se
comunicó y tranquilizó a los suyos. Allá lo encontró la Fiscalía de Veracruz y
lo trajo de nuevo. Luego, con su familia, volvió a salir del estado, un exilio
forzado, lejos del riesgo, a salvo del peligro.
Todo bien pero
económicamente mal. Así decidieron regresar. “No he hecho malo”, se decía Pedro
Tamayo y le decía a su esposa.
Hoy es el
periodista número 19 en ser asesinado durante el gobierno de Javier Duarte, en
un Veracruz marcado por la violencia, en un clima de hostilidad gestado por el
gobernador, criminalizando siempre a los periodistas muertos, imputándoles
vínculos con el crimen organizado que no les podido probar.
Murió de manera
dramática la noche del 20 de julio, a eso de las 11, cuando varios sujetos
llegaron a su negocio de comida, en su hogar, lo saludaron y pidieron de comer.
Minutos después desenfundaron sus armas y comenzaron a disparar.
Realizaron por lo
menos 11 disparos. Sólo dos dieron en la humanidad de Pedro Tamayo, herido en
un pulmón, agonizando a lo largo de 20 minutos, sin que la ambulancia llegara
porque uno de los policías la enviaba a una dirección equivocada. Y ese
policía, según “Culín” no representa la principal línea de investigación.
Hubo omisión de
auxilio. Hubo obstrucción de la justicia. Hay una imputación gravísima, la del
hijo del periodista Pedro Tamayo, quien perseguía a los sicarios en un taxi.
Una señal con la mano y una patrulla de policía que acompañaba el trayecto,
bloqueó el paso del taxi. ¿Omisión o complicidad? Ambas.
Sigue el fiscal la
línea del vínculo entre Pedro Tamayo y el matrimonio Navarrete Abraham, la
frustrada sociedad en el periódico La Voz de Tierra Blanca. No sigue la
hipótesis de los policías implicados en su ejecución y una vez más, el nexo
policías-crimen organizado, como con los cinco jóvenes levantados por la
policía duartista.
Tres periodistas
detallan el momento del crimen, la persecución de los matones, la omisión de la
policía, la treta de darle a la ambulancia una dirección equivocada.
De nuevo lo dicho
por Ignacio Carvajal, en Blog Expediente y Liberal:
“Al llegar los
atacantes a donde Tamayo, él acababa de entregar un pedido de hamburguesas.
Estaba sentado en la calle, aunque se oyeron varias detonaciones, sólo dos
disparos dieron en el cuerpo de Pedro. Las demás, presuntamente, efectuadas
para intimidarlo, lanzadas al suelo. Agonizó unos 20 minutos, durante los
cuales se despidió de sus seres queridos. Ese tiempo tardó en llegar la
ambulancia aunque los hechos se dieron en el centro (de la ciudad). La familia
señala que los policías que llegaron a atender la alerta de disparos dieron mal
la dirección a la Cruz Roja”.
De nuevo lo escrito
por Noé Zavaleta en la revista Proceso:
“El periodista fue
asesinado frente a su familia en su domicilio, por dos sujetos desconocidos
quienes le dispararon en once ocasiones. Una patrulla se encontraba a solo diez
metros de distancia.
“ ‘A la hora del
crimen una patrulla de la policía del estado con número económico 08-2841 se
encontraba a 10 metros de los hechos y no hicieron nada por detener a los
agresores’, escribió el periodista y amigo de Pedro, Octavio Bravo, en su
cuenta de Facebook.
“La familia narra
que los policías obstruyeron que su esposa le diera los primeros auxilios,
esperando que falleciera, y cuando vieron que prácticamente había muerto de
inmediato un oficial de policía llamo a la Cruz Roja dando una dirección
equivocada”.
De nuevo el párrafo
revelador de Vicente Bello, en su Tren Parlamentario:
“Uno de los hijos
del periodista subió a un vehículo y persiguió al automóvil gris. Les dio
alcance cuadras adelante, pero una patrulla estatal lo bloqueó. Ha afirmado
ante las autoridades el hijo del periodista que uno de los asesinos hizo señas
desde el Bora a los policías que se acercaban y entonces la patrulla bloqueó el
paso del joven”.
Flota en el
ambiente la omisión de la policía, el señalamiento directo de los familiares,
la obvia implicación en el crimen
Ahora el video del
reclamo de los familiares a los policías, en La Jornada Veracruz:
“El video refuerza
la versión de la familia de Pedro Tamayo de que había una patrullas a solo 10
metros de la vivienda de Pedro Tamayo, ubicada en la calle 5 de Mayo 1080 de
Tierra Blanca, y en donde llegaron cuatro personas quienes dispararon en por lo
menos, en siete ocasiones al periodista, el pasado 20 de julio.
“Los familiares
acusan que los policías permitieron el asesinato y llegaron momentos después de
que los sujetos armados se retiraran y obstaculizaron que Pedro Tamayo
recibiera los primeros auxilios.
“En el video se
observa que tras exigencias de los familiares los policías llaman a la Cruz
Roja y ésta llega minutos después. El periodista se encuentra en el suelo”.
Sólida es la pista
de los policías implicados en el crimen. Se hallaban a 10 metros del ataque.
Dieron la dirección equivocada, pese a que los familiares los corregían.
Boquearon el paso del taxi en que el hijo perseguía a los sicarios.
Y aún así, Fisculín
insiste en criminalizar a Pedro Tamayo, seguir la línea del periódico La Voz de
Tierra Blanca, su nexo con Francisco Navarrete y su esposa Sara Abraham.
Por fuera es
engreído “Culín”, intragable, altivo, un histrión que no evita la muerte de los
secuestrados pero sí hace el recuento de las víctimas, que no salva los
levantados pero sí describe en cuantos pedazos los hallaron, que no admite que
al periodista lo matan por lo que escribe pero sí los coloca en el cesto de las
“manzanas podridas”.
Por fuera es equis.
Por dentro es peor.
–
Archivo muerto
–
Golondrinas en el
DIF. Se desgrana el team de Jesús Moreno. Sale Manolo García Palacios, de su
primer círculo, allegadísimo, mencionado para encargarse del DIF de
Coatzacoalcos cuando el operador marcelista fue enviado al distrito 30,
presuntamente a levantar la campaña de Héctor Yunes Landa, el frustrado
candidato del PRI a gobernador. Moreno fue movido al Coatzacoalcos Rural para
no hacer contracampaña, para no afectar a Víctor Rodríguez Gallegos, su rival y
compadre, candidato priista por el distrito Coatzacoalcos Urbano, confrontados
porque el titular del DIF advertía tener más estructura, mejor posicionamiento,
algo con qué hacer menos indigna la derrota frente a Morena que mostraba que iba
a aplastar al PRI en la elección del 5 de junio. Se va Manolo García Palacios y
permanece aún Lezek Lira Cortés, encargado del DIF, sin titular formal esa área
de poder. Una versión sostiene que se fue Manolo García Palacios, igual que
Jesús Moreno, igual que otros miembros de su equipo, sin liquidación y que en
los días por venir habrá una cascada de demandas que se ventilarán en los
tribunales laborales. Mientras, Manolo y el equipo de Jesús Moreno van a
colonias y reclutan personal que Joaquín Caballero, el alcalde, despidió, con
el señuelo de un nuevo proyecto rumbo a la alcaldía. Lo que es ser iluso…
Descarado, L’enfant terrible lucró a manos llenas en sus días en el Catastro de
Minatitlán. Conoció ahí quiénes tenían predios, quiénes debían impuestos,
quiénes los habían abandonado, quiénes murieron sin haber testado. Saúl Wade
León, el hijo incómodo del líder de la Sección 10, Jorge Wade González, tejía
así el historial que hoy lo enloda, en su mano el terreno intestado, en sus
haberes el que debía contribuciones, a su merced los familiares de dueños de
predios que quedaron en la indefensión. Era director de Catastro Saúl, el hoy
tesorero, presidente municipal real —Héctor Cheng es sólo un holograma que
simula mandar— en la nefasta administración de Leopoldo Torres Hernández,
alcalde de Minatitlán con la venia de Jorge Wade. O sea, Polo mataba vaca y
Saúl le agarraba la pata. ¿Sabrá el viejo Wade lo que es disparar la escopeta y
que el tiro le dé en el pie?… ¿Quién es ese personaje, más oscuro que gris, que
auspició la invasión del predio Almendros, que llevó de la mano al sátrapa
Manuel Bringas Burelo, al abogadazo Samuel Muñoz, a Yolanda, la sobrina del
pastor, a la que San Samuel se echa al plato, todos cobrando por pedazos de
tierra de un predio que desde 2013 dejó de ser de los Bringas Burelo? Uno y
otros, el que creó condiciones para la invasión y que la blindó políticamente,
y los otros llevando incautos y vendiéndoles en cómodas mensualidades un predio
ajeno, incurrieron en fraude. Patético político, ordenó llevar plantas de luz,
postelería, maquinaria, todo para sentar las bases de una urbanización en un
predio invadido, en condición irregular, despojando a Artkitektur de su
propiedad. Ahí, en medio del terreno, hay varios lotes reservados para ese
personaje, y su patrón, que tienen un gusto irrefrenable por Los Almendros,
como es característico entre el marcelismo… Mala leche, Marcelo Montiel y Pepe
Yunes son los operadores del desaire de alcaldes veracruzanos a Miguel Ángel
Yunes Linares. Su función es bloquear, constituir un grupo de intransigencia,
un frente sólido —la cofradía de los alcaldes— que nadie acceda a recibir al
gobernador electo, a no legitimar su condición, a no lanzar la señal de que a
partir del 1 de diciembre habrá de gobernar Veracruz y con él tendrán que
tratar. Marcelo y el senador quieren a los ediles en un consorcio de alcaldes
contestatarios, rebeldes, que operen la reacción, que exhiban a Yunes azul como
incapaz de mantener la gobernabilidad. Han de estar seguros que Marcelo, el de
las denuncias ante la PGR por desvío de recursos en Sedesol federal, y Pepe
Yunes los habrán de rescatar cuando Miyuli les pida cuentas por los millones
que debieron reclamarle a Javier Duarte por la vía legal, las participaciones
federales que retuvo Sefiplan y que los alcaldes dejaron perder. Es
incumplimiento de un deber legal, un delito del que seguramente los salvarán
Marcelo y Pepe Yunes. Ajá…
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mussioc2@gmail.com
mussiocardenas_arellano@hotmail.com
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Foto: Versiones y Twitter
Acerca del autor
Atrapado en el
mundo de las letras y la denuncia social, Mussio Cárdenas Arellano cuenta ya
con un extenso kilometraje recorrido en el periodismo. Lejano parece ya aquel
1978 cuando en Coatzacoalcos, su tierra natal, escribió sus primeras notas.
Transitó por la entrevista, el reportaje, la crónica, el artículo y la columna
política. Fue corresponsal de la revista Proceso, Imevisión, IMER, Contralínea;
fundador de las revistas Contacto, Semanario Contacto e Informe Rojo; analista político en radio y televisión, y
ganador del Premio México por columna política, en 2009, otorgado por la
Federación de Asociaciones de Periodistas de México (FAPERMEX). Su contacto con
el periodismo viene de familia. Su padre, Mussio Cárdenas Cruz, y sus tíos
Emilio, Francisco y Paulino, constituyen una dinastía de periodistas
veracruzanos de reconocido prestigio. Actualmente escribe la columna Informe
Rojo, que se publica en portales en internet y medios escritos con amplia
aceptación entre la opinión pública.