Rich Carey Shutterstock
6 de octubre, 2019
Un estudio
de Greenpeace señala que pequeños fragmentos de plástico, de los cientos de
toneladas que llegan al mar, son ingeridas por peces que luego llegan a nuestra
mesa.
Las
envolturas de celofán, envases de plástico, unicel, tela sintética. Lo que
tiramos al mar acabará en nuestra mesa y con un poco de mala suerte en tu
estómago.
¿Cómo? Fácil. Cada año, 13 millones de toneladas de plástico acaban
en los océanos. En México anualmente producimos 7
millones de toneladas de plástico, un porcentaje de todo eso acaba en los mares
mexicanos, de acuerdo con el Estudio sobre el impacto de la
contaminación por microplásticos en peces en México, realizado por
la organización Greenpeace.
La organización analizó 755
peces recolectados en tres zonas pesqueras del país: Golfo de California (La
Paz, BCS), Golfo de México (Veracruz, Veracruz) y Caribe mexicano (Puerto Morelos,
Quintana Roo).
En los estómagos de 54% de los
peces se hallaron microplásticos y otras fibras y materiales. Al analizarlos en
el laboratorio el resultado fue que 20% del total de los ejemplares
tenían trozos de plásticos en sus sistemas digestivos.
Mientras que el resto de los
peces presentaron “una fibra, un fragmento o un trozo manufacturado por el ser
humano” que no debería estar en el mar, explica a Animal Político, el especialista Miguel Rivas Soto de
Greenpeace México y uno de los coordinadores del estudio.
En total, señala el documento,
en los estómagos de los peces analizados se encontraron 1,006 piezas de plástico.
“El plástico del mar se nos
está regresando en los peces que llevamos a nuestras mesas”, advierte el
investigador.
¿Cómo
llegan a sus estómagos?
Los trozos menores a 5
milímetros son conocidos como microplásticos. Por su tamaño es fácil que las
corrientes marinas los transporten a todo el mundo.
“Su pequeño tamaño puede
hacerlos indistinguibles de las presas naturales”, explica el estudio.
Sí, los peces confunden el plástico
con comida, ya que su alimentación se basa en la condición
visual: los colores de los plásticos son atractivos y se los comen.
“Los hábitos de forrajeo de
estas especies se debe a una condición de capturar el alimento de forma más visual.
Esta fibra, trozo o fragmento termina siendo atractivo para los peces”, explica
Rivas Soto, quien también es líder de la campaña de plásticos de Greenpeace
México.
Los colores que más se
encontraron en los peces fueron el azul oscuro (45 %) y el negro (41 %),
seguidos del rojo (7 %), transparente (4 %) y verde (2 %), mientras que el
resto (morado, blanco, café, amarillo, rosa) conformaron el 1 %, expone el
estudio.
Los tipos de plástico que más
se encontraron fueron celofán, usado como envoltorio de regalos, alimentos y en
cintas autoadhesivas.
Además de etilvinilacetato,
nailon, poliacrilato, poliestireno, poliéster, polietileno y polipropileno.
Estos polímeros tienen diversos
usos como fibras para ropa y textiles; plástico rígido para contenedores;
elaboración de equipos de pesca o material para embarcaciones; elaboración de
instrumentos eléctricos; botellas, bolsas de supermercado, empaques pequeños de
un solo uso y otros contenedores de uso industrial.
Así que es probable que una
pequeñísima pieza de ese celofán de envolturas o el envase de algún producto
químico que usaste acabó como comida de un pez.
¿En
qué especies de peces encontraron plástico?
Las afectación por plástico
varió según la región y las especies.
La región que mostró
estar más afectada fue Veracruz, con un
promedio de plásticos por organismo dos veces mayor que en las otras dos
regiones.
“Esto podría estar relacionado
al mayor impacto urbano que recibe este sitio de estudio, que se traduce en una
mayor cantidad de residuos sólidos suspendidos derivados de escurrimientos o
descargas de aguas residuales”, expone Greenpeace.
Ahí las especies más afectadas
son:
-Pajarito (Hemiramphus
brasiliensis) con 15.8 fragmentos
-Pargo mulato (Lutjanus
griseus) con 13
-Lisa o lebrancha (Mugil
curema) con 11.6
#YoSoyAnimal
-Peto (Scomberomorus cavalla),
con 11.1.
La región que mostró tener el menor impacto, según el estudio, fue La Paz, lo cual puede relacionarse igualmente con
su baja densidad poblacional.
En la región de las especies
más afectadas son:
Lenguado (2.05 piezas
plásticas)
Mojarra (Eucinostomus gracilis)
con 1.50
Cochito (Balistes polylepis)
con una pieza
Pargo lunarejo (Lutjanus
guttatus) con 0.84
Cacoco (Pomadasys macracanthus)
con 0.63 fragmentos.
En la región de Puerto Morelos,
en el caribe mexicano se analizaron estas especies:
En Puerto Morelos, el promedio
mayor de piezas plásticas por organismo (7.5) se encon – tró en la especie
Mero bobo (Epinephelus morio)
con 7.5 piezas
Cojinuda (Carangoides
bartholomaei) que presentó 7.33
Escochín (Balistes vetula) que
mostró 6.5.
¿Cómo
afecta a los humanos?
El riesgo de que al comer
pescado ingieras plástico es bajo, ya que en la mayoría de los mariscos se
elimina el tracto gastrointestinal, y acabamos consumiendo solo el filete.
Pero hay excepciones: las
especies que se comen enteros como algunos moluscos y crustáceos, peces como
sardinas, o camarones pelados.
El riesgo de consumir productos
del mar radica en que los plásticos que comen los peces pueden estar
contaminados con sustancias tóxicas y éstas transferirse a la parte del pez que
si comemos.
“En el medio marino, los
microplásticos pueden actuar como vehículo para diferentes productos químicos
que pudieron añadirse intencionalmente durante su fabricación. O bien, que son
contaminantes ambientales absorbidos por su superficie durante su uso y
permanencia en el medio ambiente, tales como el estireno, metales tóxicos,
ftalatos, bisfenol A (BPA), bifenilos policlorados (PCB) e hidrocarburos
policíclicos aromáticos (HPA)”, explica el estudio.
Además de productos químicos,
dice el estudio, se han encontrado microorganismos en los desechos plásticos, a
esto se le denomina “plastisfera”. Entre los organismos patógenos que sí causan
enfermedades a los humanos están: Vibrio spp., Escherichia coli,
Stenotrophomonas maltophilia, Bacillus cereus y Aeromonas salmonicida.
¿Cuáles
son las soluciones? ¿Podemos ayudar?
Dejar de usar desechables y
disminuir el consumo de plásticos (como las bolsas del súper) funciona.
Las políticas que prohíben los
plásticos de un solo uso en varios estados son útiles, señala Greenpeace, pero
hay otros productos que los reglamentos mexicanos no han considerado: las
microperlas.
La organización apunta que “es
necesario modificar la actual regulación mexicana para que restrinja los
artículos de plástico y ponga un alto a esta contaminación desde su origen”.
Esto a través de modificaciones
a la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos para que
contemple la responsabilidad de los productores y elimine los plásticos de un
solo uso, entre otras cosas.
(Hay que) Legislar y legislar
ahora, y llamar a la gente a sumarse a este movimiento. No queremos seguir
llevando estos plásticos a nuestra mesa”, dice Miguel Rivas.
Sin embargo hay otro tema que
preocupa a los ambientalistas: las microperlas.
Éstas se fabrican para su uso
en cosméticos como limpiadores, pastas dentales y exfoliantes abrasivos.
“Estudios recientes destacan
que algunos productos cosméticos contienen aproximadamente la misma cantidad de
plástico (en peso) que el embalaje del envase de plástico”, añade el estudio.
Y aunque estas microperlas
están diseñadas para desecharse a través de aguas residuales, las plantas de
tratamiento no están diseñadas para eliminar partículas microplásticas.
Greenpeace propone una
modificación al artículo 269 de la Ley General de Salud mexicana para
prohibir la comercialización de las microperlas, otro tipo de microplástico muy
abundante y de difícil eliminación.
Lo que hacemos en Animal
Político requiere de periodistas profesionales, trabajo en equipo, mantener
diálogo con los lectores y algo muy importante: independencia. Tú puedes
ayudarnos a seguir. Sé parte del equipo. Suscríbete a Animal
Político, recibe beneficios y apoya el periodismo libre.
#YoSoyAnimal