Pedro Echeverría V.
1. Siguiendo la idea de
Lenin de que “El imperialismo es la fase superior del capitalismo”, -pequeño
libro escrito en 1918- erróneamente pensé que el fascismo era la última fase
política del capitalismo; pensé que un país que adopta el fascismo brutal,
represivo y asesino, estaba viviendo sus últimos estertores para dar paso a una
sociedad justa. Nada de eso si nos damos cuenta de que Alemania, Italia, Japón,
España, que vivieron el nazi fascismo en los años 30 y 40, al poco tiempo
reinstalaron el capitalismo mostrando otra cara.
2. Perecería, como
mucha gente sabe, que el capitalismo cambia de color o de cara como los
camaleones. El capitalismo es el sistema que ha dominado el mundo en los
últimos 150 años, por lo menos. En ese sistema ha vivido el 80 por ciento de la
población mundial en la explotación, la pobreza y la miseria. El capitalismo es
uno, pero cambia de color de acuerdo a cada país y el tiempo con el fin de
perdurar. El fascismo sólo es una forma de manifestarse, pero usa otras formas
de acuerdo a las circunstancias.
3. Incluso los llamados
países con elecciones y partidos (como México) el capitalismo usa la democracia
como táctica o estrategia para simular y engañar con las palabras “justicia y
libertad”, cuando tras ello esconde una dictadura de clase adinerada. Así que
fascismo, dictadura militar, neoliberalismo y democracia pertenecen al
capitalismo; lo que ha sucedido es que como pueblo hemos vivido engañados en
economía, política y en lo social para mantener el total dominio de una minoría
de privilegiados sobre la enorme mayoría de la población.
4. Lenin escribió su
análisis en el momento en que terminaba la primera guerra mundial con el fin de
demostrar el terrible papel del imperialismo que buscaba aplastar la joven
revolución rusa de octubre de 1917; para los gobiernos imperialistas la
revolución rusa era una amenaza de campesinos y obreros, de los trabajadores,
contra todos los países del mundo porque esas revoluciones buscaban socializar
las enormes riquezas en Rusia y luego en otros países. Llegó la segunda guerra
(1939-45) y Rusia derrotó en 1941 a los alemanes, demostrando fuerza.
5. Por ello el falso
discurso que busca esconder la explotación capitalista, que tiene miedo de
proclamar y combatir la gigantesca desigualdad –tapándola o cubriéndolo con
sólo sus ramas: neoliberalismo, fascismo, corrupción, injusticia, dictadura
militar- tiene que fracasar por muy limitada. Al capitalismo hay que llamarlo
por su nombre: capitalismo; una sociedad que mediante el terror, la guerra y el
engaño, ha profundizado la desigualdad. En México y el mundo hemos vivido ese
engaño durante siglos. Es tiempo ya de enterrarlo. (3/IX/20)