Ilustración: Pe Aguilar / @elesepe1
I.- El PVEM es un negocio de los González Torres y González
Martínez (padre e hijo, con la bendición de su parentela con influencia
religiosa y farmacéutica). Y como bien lo definió Jorge Alcocer, es un “partido
canalla” (revista Forma y Fondo del periódico Reforma: 26/IV/15). Y
aliado-comparsa del PRI para obtener gubernaturas, como la de Chiapas, con el
imitador de Peña: Manuel Velasco, matrimoniado con otra “estrella” de Televisa;
diputaciones federales, locales y senadurías. El junior: Jorge Emilio González Martínez es
senador, gigoló y dirige esa organización para medrar política y
económicamente. Para el 2018 es probable que el PRI se deshaga del PVEM y éste
postule a ese Velasco como su candidato presidencial (el PAN-Panal a Moreno
Valle; el PRD-chuchista a Mancera y el PRI a Navarrete Prida para llevar a éste
a su final). El caso es que el “partido canalla”, con multas en su contra por
más de 200 millones de pesos, se ha dedicado a pisotear la Constitución y sus
leyes reglamentarias electorales, con la desfachatez de un cártel de pillos,
protegidos por la impunidad.
II.-
Se ha planteado la cancelación del registro como partido. Otros aconsejan que
los electores, al no votar por él, lo desaparezcan. Como sea, el caso es que
ese negocio que saquea el dinero del pueblo, debe ser sancionado radicalmente.
Pagarán las multas porque tiene financieros-cómplices. Pero lo que importa es
que los saquen de las componendas donde obtienen privilegios. Desde 1991 han
medrado perversamente con su oportunismo electorero. Al esculcar a todos los
partícipes en el negocio, obligándolos a exhibir sus patrimonios, nos
enteraríamos de cómo se han enriquecido, vendiendo sus apoyos en las Cámaras
del Congreso, en los estados y cada vez que hay un proceso electoral. No son un
partido, sino una facción que sólo usa el color verde. De ecologistas son puro
cuento. Y dudosamente mexicano, ya que practican una desnacionalización por su
“patriotismo” de a tanto más cuanto al mejor postor, ya que han sido panistas
por derechistas y por dinero. Se convirtieron al priísmo por lo mismo.
III.-
Se han hecho merecedores a la pérdida de su registro si el INE se ajustara a la
legalidad electoral. No basta con las multas; de las que se burlan y siguen con
sus trapacerías. Han cometido acciones viles contra el país y se burlan de las
instituciones electorales, repitiendo los actos por los que los multaron. Unos
canallas dirigen esa cofradía. Se han pasado de bribones. Llevan 25 años
vendiendo la imagen de ecologistas y no lo son. Cancelarles el registro sería
apenas una sanción electoral eficaz ante su cinismo. No han dejado de retar al
Instituto Nacional Electoral y al Tribunal Electoral. Y sobre todo a los
electores que han creído en esa organización que negocia con los votos, para
obtener cargos con los cuales prolongan sus miserias políticas disfrazadas de
un partido que no es, pues, ni verde ni ecologista ni mexicano, porque
traicionan el fundamento electoral que es la democracia directa cuando los
ciudadanos votan.
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