Otra
vez, como en la madrugada del 9 de Marzo de 1916, Pacho Villa (o José Doroteo
Arango Arámbula) volvió a burlar a los estadounidenses. Hace 102 años cuando
ingresó, sorpresivamente, al poblado de Columbus, en Nuevo México y baleó el
cuartel de la caballería del ejército norteamericano para vengarse de Estados
Unidos por apoyar a Venustiano Carranza en la derrota sufrida durante el ataque
a Agua Prieta, y ahora, al impedir la población de Tucson que una estatua del
revolucionario mexicano fuera retirada del centro de esa ciudad, muy a pesar de
que una organización conservadora la quería retirar. La estatua fue un regalo
del gobierno mexicano y una organización de prensa mexicana al Estado, por lo
que la Comisión de Arte Público y Diseño de la Comunidad rechazó, unánimemente,
la semana pasada el retiro de la estatua tal como lo pidió Judicial Watc. De
acuerdo al rotativo Arizona Daily Star, la estatua ecuestre de bronce de cuatro
metros de altura de Pancho Villa está en el Parque Veinte de Agosto. Judicial
Watch sostenía que los archivos municipales indican que no hubo audiencias
públicas para escuchar las quejas sobre la estatua antes de que fuera develada
en 1981. Mark Spencer, coordinador de Southwest Projects, de Judicial Watch,
con sede en Phoenix, dijo que tres residentes de Tucson se quejaron con él, por
lo que la estatua "tiene que ser retirada" porque "Pancho Villa
hizo bastante daño a la gente". Tras la reunión, Spencer dijo que
consultaría con su equipo legal para ver si el panel procedió conforme a las
regulaciones municipales. La comisión, que administra la colección de arte
público de la municipalidad, dijo que el pedido no cumplió con ninguno de los
10 requisitos para retirar obras de arte de espacios públicos, como un pedido
del artista o daños en las obras. Una docena de residentes se manifestaron en
favor de dejar a la estatua en su lugar durante la reunión, resaltando su valor
estético y papel en la celebración local de la cultura méxico-estadunidense. No
queremos olvidar esa historia, esa historia que está arraigada en
mexicanidad", dijo Lydia Otero, profesora de estudios
méxico-estadunidenses en la Universidad de Arizona. Cada persona que llega
hasta la estatua se tiene que hacer preguntas sobre por qué está aquí esta
estatua, en el centro de la ciudad", y tienen que hallar sus propias
respuestas. ¿Saben por qué? Porque así es Tucson y esto es complicado",
consideró Otero.
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