TEXTO IRREVERENTE
8 Junio 2024
Por Andrés Timoteo
En 2022 y el 2023 hubo avisos de que se agravarían las crisis del agua y de las conflagraciones en las zonas boscosas y por eso los alcaldes anunciaron inversiones para atenderlas.
Se comprometieron a realizar obras hídricas -acueductos, pozos profundos, saneamiento de ríos y lagunas- así como la reforestación y vigilancia de la riqueza arborescente, pero no hicieron nada.
El dinero gestionado, si lo hubo, se lo robaron.
Hay dos alcaldes que son ejemplo de ese engaño y latrocinio: Ricardo Ahued de Jalapa, y Amado Cruz Malpica de Coatzacoalcos.
El primero canturrea que ha invertido 700 millones de pesos en obras hidráulicas, una mentira.
Si hubiera tal inversión y proyectos terminados, la capital no estuviera literalmente seca y los pobladores no estarían bloqueando las vialidades en reclamo de agua potable.
Por doquiera hay plantones en calles y avenidas, y la situación se pondrá peor ya aun no llega la canícula con sus temperaturas aún más extremas.
Por si fuera poco, Jalapa está doblegada por los habitantes de Puebla en cuyos municipios se ubican los manantiales que le suministran líquido.
En los últimos días han cerrado los acueductos porque exigen que el agua sea primero para ellos y no para los foráneos.
Y están en su derecho absoluto, aunque cada vez que ellos cierran el paso del agua, los jalapeños sufren atrozmente.
La paradoja es que Jalapa se asienta sobre nueve manantiales y además está rodeada de bosques de niebla que son generadores de agua.
Entonces, ¿por qué escasea el líquido y por qué se depende del agua poblana?
Porque es falso que el ayuntamiento haya invertido para garantizar el abasto de agua.
No ha perforado un solo pozo profundo para aprovechar los mantos freáticos ni construido infraestructura para abastecerse de los manantiales propios.
El colmo es que tampoco han apostado a la reforestación rural ni urbana como medida para avituallar los mantos acuíferos del subsuelo y combatir las altas temperaturas.
Al contrario, el hidalguense Ahued acaba de ordenar la tala de centenas de árboles adultos por toda la ciudad en plena crisis de estiaje e incendios forestales.
Los funcionarios municipales alegan que los ejemplares que serán pasados por el hacha están viejos y se van a caer en la temporada de lluvias, ¡cuando ahora mismo lo que necesitan los jalapeños es sombra!
Y no solo los vivos padecen las locuras del errático alcalde sino también los muertos.
Sí, así como lo lee porque igualmente ordenó que se corten los árboles de los panteones municipales, no vaya a ser que alguno se caiga sobre las tumbas y salgan heridos los difuntos -risas momentáneas porque tanto el argumento como la acción son estupideces, por decir lo menos-.
Con el desértico y deschavetado Ahued hasta los muertos sudarán la 'gota gorda' sin los árboles.
AHÍ SE VEN
Claro, la crisis hídrica y forestal poco le importa al alcalde quien ya promete que solo hasta diciembre estará en el despacho municipal ya que se cruzará la calle de enfrente hasta palacio de gobierno.
Entre los suyos alardea que la zacatecana Rocío Nahle lo incorporará al gabinete estatal y que ya no tendrá que soportar los reclamos de los jalapeños.
Igual Cruz Malpica quien ya no ve la hora de dejar botado el ayuntamiento sureño para incorporarse al próximo gabinete nahlista.
Él, al igual que Ahued en Jalapa, no hizo una sola obra hídrica para aliviar la crisis del agua.
Las inversiones anunciadas el año pasado nunca existieron, se robaron el presupuesto.
El 90 por ciento del líquido que consume Coatzacoalcos viene de la montaña, de los veneros que nutren la presa Yuribia en Tatahuicapan a cuyos pobladores debe pagar mensualmente contribuciones monetarias para que no cierren las válvulas.
Allí como en Puebla desde hace años practican el chantaje hídrico, pero nadie ha trabajado en una solución.
Cruz Malpica se pasó el último año 'grillando' -y robando- en lugar de perforar pozos e invertir en tecnología para desalar agua marina, la que sí es abundante en el sur.
Ahora el edil también presume que la zacatecana Nahle lo llamará a su gobierno y los sureños se las tendrán que arreglar como puedan.
Cruz y Ahued, burlones, están por decirles a los sedientos y gritones: "si tienen tele, ahí se ven".
EL 'PELONAZO'
Hablando de la de Río Grande, Zacatecas, hoy algunos pobladores de las zonas que arden piden su intervención para que se atiendan los incendios forestales.
¡Inocentes palomitas! La zacatecana ni los ve ni los oye.
Está ocupada en preparar el guateque de su triunfo, no en atender emergencias.
Además, los incendios forestales hasta le agradan pues si las sierras se quedan pelonas, ella se sentirá como en su casa.
En Zacatecas, el cerro de sus amores se llama Los Pelones porque no tienen vegetación, está deforestado y árido.
Así que un 'pelonazo' en los cerros veracruzanos será un paisaje bello y nostálgico para la zacatecana Nahle pues le recordará allá donde tiene enterrado el ombligo.
*Envoyé depuis Paris, France.
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