“Existen 3 cosas que no pueden esconderse, el sol, la luna y la verdad“: Buda
Resulta muy triste confirmar el deceso del reportero Juan Mendoza. Es el décimo tercer comunicador asesinado en el estado de Veracruz, aunque ahora las autoridades de la fiscalía que representa Luis Ángel Bravo Contreras anuncien de manera rápida, aún sin realizar las investigaciones correspondientes que “murió atropellado”.
¿Murió atropellado?. Eso por supuesto, nadie se los cree. Pero vamos entendiendo que en adelante y para desvirtuar los ataques y asesinatos de comunicadores los hechos en los que pierdan la vida podrían ser “murió atropellado”, “le dio cáncer”, “no cuidó su resfriado”, “tenía una enfermedad degenerativa”, “se suicidó”, etc.
La información que difundió el gobierno estatal resulta por demás absolutamente poco creíble, falsa y escalofriante. De qué están hechos estos señores funcionarios. Hasta cuándo van a asumir la responsabilidad que les toca y frenar de una vez por todas esta evidente cacería de comunicadores.
Nadie, absolutamente nadie, puede creerles la versión que Mendoza murió atropellado.
Si alguien era conocido en Veracruz, fue precisamente Juan Mendoza. Y no resulta lógico que la última vez que lo hayan visto fue en una parada de autobuses en Medellín y su cuerpo fue localizado sin vida en la carretera Veracruz-Cardel.
Casi 1 hora existe de distancia entre el municipio de Medellín y Veracruz. Nos preguntamos y nos volvemos a preguntar cómo puede resultarles creíble esta nueva historia que a todas luces es falsa.
Y más la relacionada a que el cuerpo de Juan Mendoza estaba en calidad de desconocido en el Instituto de Medicina Forense de Boca del Río.
Cómo pudo suceder esto si Mendoza fue reportero de policiaca toda su vida. Señores funcionarios por favor, si a alguien conocen los policías, los camilleros de la Cruz Roja que levantaron el cuerpo, el director del IMEFO son precisamente a los reporteros de la sección policiaca. No digan mentiras.
Cualquiera que participó en el levantamiento del cuerpo de Juan Mendoza de donde haya sido encontrado, “el día que según lo atropellaron”, supo precisamente que se trató del comunicador. No pudo estar en “calidad de desaparecido”.
El mismo día que no llegó a dormir a su casa, debió su esposa saber que había “sido atropellado”, es más, a los 10 minutos del hecho, ya que los reporteros de policiaca están enlazados con frecuencias de fuentes policiacas y se comunican a través de radios y los hechos noticiosos trascienden casi al instante.
Lo lamentable es que una vez más, las autoridades guardaron silencio. Y lo tuvieron que hacer público luego de que su esposa presentó denuncia por su desaparición ante el MP y la noticia tuvo carácter nacional.
Si la señora de Juan Mendoza no le pide ayuda a sus compañeros para que demandaran el apoyo a la ciudadanía para localizarlo, habrían seguido ocultando su cuerpo.
La carretera Veracruz- Cardel es un medio de comunicación extremadamente transitado.
Si Juan Mendoza hubiese sido atropellado desde el día que desapareció, de inmediato la gente que pasa por esta zona, habría dado parte a las autoridades, a la Cruz Roja para que fuesen a levantarlo. Pero no sucedió así porque nunca perdió la vida en el hecho que resulta muy claro, se están inventando.
Decir que Juan Mendoza murió atropellado, es otra forma de las autoridades de fabricar un discurso donde se le relacionase con la delincuencia, pues Juan Mendoza fue un comunicador que vivió de manera modesta hasta el último de sus días.
Igual que en el caso del reportero de Coatzacoalcos Gregorio Jiménez, al que la Procuraduría de Justicia de Veracruz intentó acusar de “tener nexos con la delincuencia” y resultó que Goyo vivía en una casa medio techada, sin ventanas y en la más absoluta pobreza.
Quienes conocimos a Juan Mendoza le recordamos por ser un hombre afable, simpático hasta introvertido que jamás buscó reflectores ni usó su pluma para extorsionar o dañar a alguien con calumnias o falsas diatribas.
Resulta preocupante que mientras Javier Duarte de Ochoa se “amarraba” el dedo en un discurso donde acusó otra vez, sin presentar pruebas, de la existencia de comunicadores que tienen “nexos con la delincuencia organizada”, unas horas después aparece sin vida el reportero también director del medio electrónico “Escribiendo la Verdad”.
Juan Mendoza realizaba una labor periodística discreta. En su portal daba espacio a noticias de índole político, empresarial, educativo, y de vez en cuando difundía algún hecho noticioso relacionado con un hecho delictivo en la región de Veracruz, Boca del Río, Medellín donde siempre trabajó.
Otra situación que tampoco le cuadra a la fiscalía que representa Luis Ángel Bravo Contreras es que el cuerpo de Juan Mendoza tenía una venda en la cabeza que le tapaba los ojos. Un hecho que se ha presentado una y otra vez entre las víctimas de la delincuencia.
La venda de Juan Mendoza en la cabeza luce rastros de sangre, hecho del que no quiso reconocer la fiscalía, aunque la fotografía habla por sí misma. Resulta evidente que a Mendoza lo vendaron para que no reconociera a quienes evidentemente le hicieron daño, mismos a los que las autoridades ya se están desligando de investigar al decir que “murió atropellado”.
O que nos explique Luis Ángel Bravo qué representa la venda en la cabeza del reportero. Cómo pudo ser atropellado, llevado a curación y luego estar en calidad de “desaparecido en el IMEFO”. Son cosas que sencillamente no cuadran por donde quiera que usted le busque.
No se equivocaron los foto reporteros que recientemente salieron del estado de Veracruz por temor a perder sus vidas, la muerte sospechosa de Juan Mendoza lo confirma. Ser comunicador en Veracruz resulta un peligro inminente y ya nadie está a salvo.
Lo más indignante es que el fiscal Luis Ángel Bravo Contreras adelantó información sin abrir siquiera una línea de investigación, mañana cierra el caso y a lo que sigue. Ya se les hizo costumbre crear sus historias para darles carpetazo inmediato a los asuntos donde pierden la vida comunicadores.
No tienen dignidad, ni vergüenza ni nada. Piensan que todo el daño que están avalando por la nula acción en la Procuración y Administración de justicia no se les revertirá. Se equivocan cuando consideran que podrán pasar el resto de sus vidas sin recibir a cambio algo del dolor inmenso que continúan viviendo familias de comunicadores.
Se equivocan señores funcionarios. Con estas acciones están sembrando un karma del que jamás podrán escapar ni ustedes ni sus seres amados. En esta vida, ni más ni menos, se cosecha lo que se siembra. ¿Cuántos comunicadores más tienen que morir para que se decidan frenar esta horrenda caería de comunicadores?….
Vaya desde este espacio un sentido pésame para la familia de Juan Mendoza. ¡En Paz Descanse!.
FUENTE: PLUMAS LIBRES