Por José Miguel Cobián
A raíz de la reciente balacera en Xalapa estuve pensando las posibilidades de mantener la gobernabilidad en un país o un estado, dónde el crimen permea distintos niveles y capas de la estructura social y económica.
Resulta increíble la capacidad de adaptación del ser humano. Berlín cuando fue atacada por las fuerzas rusas seguía siendo habitado. Dresden después del bombardeo masivo que prácticamente destruyó la ciudad industrial, seguía siendo habitado. La ciudad de Tenochtitlán después del despiadado ataque de Cortés siguió siendo habitada a pesar de la esclavitud a la que se vieron sometidos sus habitantes. Esto habla de la normalidad que existe en el país a pesar de la violencia creciente generada en este sexenio.
La tranquilidad de la población se obtiene de dos maneras diferentes que a veces se combinan. La primera es la técnica de las reses en el matadero. El toro no se da cuenta de que lo llevan a su fin, hasta que está en el último momento, y así, se logra tener tranquilo a todo el rebaño. Cuando mucho escuchan los mugidos y estertores pero no más. Esta técnica se usaba en los campos de concentración alemanes, allí a los prisioneros que permanecían en el campo jamás se les explicaba que las cámaras era de gases, la mentira que cundía era que eran módulos de traslado a otros centros de reclusión, y así se justifica que miles de personas fueran sometidas y controladas por unas cuantas decenas de guardias.
La otra opción que tiene un gobierno para mantener tranquila a la población es ganarse su confianza, logrando la fe de sus gobernados gracias a que éstos saben que siempre se dice la verdad, y están consientes de cuánto hará su gobierno por ellos y cuál es la parte que le tocará jugar a cada ciudadano en un momento de emergencia.
La opción intermedia es la de ganarse la confianza de los gobernados mediante verdades inevitables (aquéllas que hay que decir porque son de todos conocidas), y ocultamiento de información relevante que sólo causaría pánico, manteniendo la esperanza de mejoría en la población a pesar de lo grave que sea determinada situación.
Curiosamente a nivel nacional y a nivel estatal tenemos a funcionarios responsables de la gobernabilidad, que abrevaron en la mística blanquiazul. De allí que se buscaría encontrar semejanzas entre ambos. Sin embargo, mientras el nacional ha perdido toda credibilidad, vemos al estatal siguiendo una estrategia de comunicación más abierta, y ganando la confianza (por lo menos la inicial) de la población.
Con el funcionario nacional cada día hay más dudas de si informa la verdad, o inventa a conveniencia de su jefe, de tal manera que la confianza merma día a día, y la credibilidad es un bien perdido para la mayoría de la población. A nivel estatal, el estilo de Buganza ha sido llamar las cosas por su nombre, dar la cara y enfrentar los hechos. Quizá sin informar toda la verdad, pero enfrentando y resolviendo problemas, es decir un estilo mixto, que brinda más confianza a lo veracruzanos.
Lo mismo se reconoce plenamente que hubo una balacera en Xalapa, como que el resto de las ¨leyendas urbanas¨ son mentira, y así se informa a la población. En la reunión del gabinete de seguridad en Córdoba, el objetivo fue desmentir una oleada brutal de rumores en la zona centro del estado, y así se hizo, porque el gobierno de Javier Duarte goza de credibilidad entre los veracruzanos, al grado de que a partir de ese momento y por el simple hecho de la reunión, se acabaron como por arte de magia los rumores. Lo cual por cierto hizo pensar a más de uno, que tenían un origen, y una mente detrás de ellos, con el fin de desestabilizar una zona del estado.
Buganza o cualquier otro funcionario no pueden decir toda la verdad, pues el común de la población ni siquiera entendería, pero si pueden continuar con la actitud de enfrentar los problemas e informar a la población. Así cuando menos, sabemos que hay problemas, pero también mano firme para solucionarlos.
Javier Duarte desde que comenzó su sexenio le ha entrado al toro por los cuernos. Ni le da la vuelta ni elude responsabilidades. Duarte manda en Veracruz con mano firme, y quien lo dude, que voltee a la realidad y a los hechos para constatarlo. Hay nuevo gobernador y está en funciones apoyado por un buen equipo.