Por: Jorge Cruz Ibáñez
Al iniciar mis actividades cotidianas, una de ellas es leer las notas periodísticas que nuestro Diario el Mundo de Orizaba nos brinda sobre el acontecer , tanto nacional como internacional y obviamente regional y local . Me llamaron la atención dos notas del día miércoles 16 del presente en donde se señalaba la detección de 59 niños anémicos en la escuela “ Benito Juárez García “ de la comunidad rural de Lindero del municipio de la Perla , Ver., así como de la preocupación del director estatal del DIF Juan Antonio Nemi Dib en relación al aumento de los niños de la calle y del problema de desnutrición infantil, entre otros de graves consecuencias.
Dichos problemas detectados, son apenas una muestra de lo que permea en la mayoría de nuestras escuelas y de nuestro pueblo en general, rezagos sociales ancestrales que no se han resuelto y que impiden el desarrollo para la equidad y la justicia social de México. Algunos expertos en estos temas señalan que la persistencia del hambre y la pobreza extrema en un país como México son pues injustificables , sobre todo porque tenemos los recursos suficientes como para garantizar a toda nuestra población el acceso a servicios que den cumplimiento al catálogo de derechos que protege nuestra Carta Magna.
Anaís Alemán del Instituto de Capacitación e Investigación en Desarrollo y Asistencia Social ( CEIDAS ) sostiene que “ erradicar el hambre es uno de los temas de derechos humanos que aún estamos muy lejos de resolver, lo que obliga a repensar cómo y con qué instrumentos estamos diseñando las decisiones del Estado.”
La maestra Ma. Del Carmen Culebro representante asistente de la Organización para la Alimentación y la Agricultura FAO por sus siglas en inglés, dependiente de las Naciones Unidas, señala: “ El hambre es inaceptable, en 2009 teníamos más de 1,025 millones y en 2010 hubo una reducción a 925 millones de personas con hambre en el mundo; de todas maneras sigue siendo superior a lo que teníamos en 2006 o en años anteriores .
Esto no tiene justificación, porque si uno hace cuenta de la disponibilidad a nivel mundial de alimentos, todos tendríamos suficiente para comer, simplemente en México, de acuerdo con las disponibilidades que hay, tenemos para consumir más de 3,000 calorías de calidad per cápita al día y no estamos consumiendo ni 1,800 . En el índice de precios de los alimentos, publicado este enero 2011 por la FAO, se muestra un incremento importante en productos como cereales, aceites y grasas.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social ( Coneval ) publicó en 2008 la Medición Multidimensional de la Pobreza en México, documento en el que se indica que un total de 19.45 millones de mexicanos no tienen acceso a recursos suficientes para satisfacer sus necesidades de alimentación, lo que los sitúa en la categoría de “ pobreza alimentaria “
Coneval estimó también que en ese año la población con algún grado de pobreza en México alcanzaba los 47.19 millones de personas; 35.99 millones en pobreza moderada y 11.20 millones en pobreza extrema. Además, 35.18 millones de personas vulnerables por carencia social y 4.78 millones más eran vulnerables por ingreso.
De acuerdo con las estimaciones del Coneval, en promedio cada persona al interior de los hogares que viven en condiciones de pobreza tuvo un ingreso total inferior a 1,905 pesos mensuales en el área urbana y menor a 1,282 pesos en el área rural, lo cual impide atender sus requerimientos básicos de alimentación , salud, educación, vestido, vivienda y transporte público, aún si el total de sus ingresos lo dedicasen exclusivamente a satisfacer esas necesidades.
Las carencias sociales de la población, según las estimaciones del Coneval, son indicadores que dificultan el desarrollo integral de las personas; y la suma de estas carencias puede hacer de la pobreza una forma de vida.
Por su peso , no sólo académico, sino político y moral, el Rector de la UNAM el Dr. José Narro Robles , menciona contundentes y agudas interrogantes sobre el problema del hambre y la desigualdad social que existe en México, expresando: Frente a la realidad social de desigualdad, pobreza extrema y exclusión social, parece obligado preguntarnos ¿ Por qué la independencia, la revolución, la modernidad, el desarrollo estabilizador, la apertura económica y la democracia no se han traducido en equidad social en nuestro país?
Algunos estudiosos de la desigualdad afirman que la persistencia de la misma es un fenómeno vinculado a los períodos de cambio tecnológico y más recientemente a su relación con los procesos de globalización y a la aplicación de políticas económicas que han provocado la reducción de los salarios y el aumento del desempleo, lo que ha generado mayor inequidad económica y social. Sin embargo, también es cierto como señalan que en México la desigualdad no es problema reciente.
La disparidad social en nuestro país, sigue diciéndonos José Narro, es un problema estructural e histórico que no parece vincularse sólo a la falta de crecimiento económico, sino más bien a la forma en que se distribuye el fruto del mismo, es decir, a la injusta distribución del ingreso. La brecha en nuestro país es de tal magnitud, que en 2010 conviven dos situaciones extremas, por un lado, los habitantes de los municipios más pobres del país con ingresos similares a los de África Subsahariana y por otro, algunos grupos que viven en exceso.
Un estudio de la OCDE publicado en 2008, sostiene que la desigualdad y el nivel de pobreza en México continúan siendo los más altos de los países que integran esa organización: 1.5 veces superior al de un país promedio de la OCDE y dos veces superior al de países de baja desigualdad como Dinamarca. De acuerdo con los datos de ese estudio, la distancia entre el ingreso de la clase media y el sector más rico es mayor que la de cualquier otro país, en tanto que la distribución de los beneficios públicos es la menos progresiva de todos los países de la OCDE. De igual manera se sostiene que los servicios públicos proporcionados en los sectores de salud, educación y vivienda, si bien contribuyen a reducir la desigualdad del ingreso, lo hacen en menor medida que en la mayoría de los países de la OCDE.
El Informe más reciente sobre Desarrollo Humano establece que México ocupa la posición 53, de un total de 182 naciones, en la clasificación del índice correspondiente, lo cual lo coloca por debajo no sólo de países como Noruega, Canadá o Estados Unidos, sino de Argentina, Chile, Costa Rica o Cuba.
Finalmente coincido, como lo expone el Dr. José Narro Robles, México requiere de un nuevo modelo económico, pero también de nuevas fórmulas de intervención gubernamental para resolver los problemas sociales. Mucho más necesarios que los rescates económicos que se han registrado en nuestro país , son los rescates sociales de los sectores más desprotegidos que invariablemente se han pospuesto. Para ellos nunca es tiempo ni hay recursos. El periodo de las determinaciones nos está alcanzando. La historia juzgará nuestra actuación.