El regiomontano Alfonso Romo, quien hace seis años consideró a López Obrador como “un peligro para México”, ahora es uno de sus principales promotores de campaña.
Por Isela Serrano * / Luces del Siglo (*)
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Cancún, Q. Roo., a 9 de enero de 2012
En tiempos de cólera, el amor es la fórmula de la izquierda en el país para llegar al poder. Sin descalificaciones ni confrontación y con un discurso más conciliador, el aspirante presidencial Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha logrado seducir no sólo a las clases populares sino también a líderes empresariales que en el pasado lo consideraban “un peligro para México”.
En 2006, antes de perder oficialmente las elecciones, el autonombrado “presidente legítimo de la República Democrática de México” tildó a los hombres de negocios de “criminales de cuello blanco” y de formar parte de “la mafia” encabezada por Felipe Calderón, así como de sus colaboradores, el PAN y el PRI. Hoy ha rectificado y se ha dedicado a aclarar que no está en contra de ellos, “sino de la riqueza mal habida y de la corrupción que da al traste con todo y es causa de la desigualdad”.
El escarceo amoroso entre el ex jefe de gobierno del Distrito Federal y algunos grupos empresariales, cuyas figuras más visibles están representadas por los empresarios regiomontanos Alfonso Romo Garza y Fernando Turner, comenzó meses antes de que el aspirante presidencial hablara de la reconciliación y la implementación de una república amorosa.
De su reciente visita a Cancún, empresarios, hoteleros y miembros de la academia coinciden que el tabasqueño podría convencer a más sectores de la población si dialoga y acepta los errores cometidos en el pasado. Coinciden con él en la urgencia de acabar con monopolios públicos y privados. Sin embargo, algunos muestran rispidez por el espaldarazo que el tabasqueño ha dado a Gregorio Sánchez Martínez.
Del odio al amor
En el mes de las lunas más grandes, Andrés Manuel López Obrador consiguió lo que parecería imposible. Flechó a cientos de grandes, medianos y pequeños empresarios, reunidos la mañana del pasado 7 de octubre en el Centro Internacional de Negocios de Monterrey, emblema de la modernidad empresarial a nivel latinoamericano. Ese día, el candidato presidencial que seis años atrás descalificó a “los señores del dinero” apareció escoltado por miembros de familias regias adineradas como los Canales, los Sada y los Clariond.
El tabasqueño caminó de la mano de ejecutivos de apellidos ligados históricamente al PAN y el PRI; más tarde, en el Club Hípico La Silla, comió con una centena de empresarios, dirigentes y directivos de universidades. Con ellos conversó, a ellos escuchó y de ellos obtuvo sonrisas y nutridos aplausos.
Ante los más de 800 empresarios y líderes, AMLO no habló de amor, de perdón, ni de reconciliación, se mostró propositivo y con un discurso escrupuloso, sin confrontación.
De acuerdo con analistas políticos, Monterrey no es una ciudad cualquiera. El Partido Acción Nacional, obtuvo la dirigencia de un municipio, correspondiente al acaudalado San Pedro Garza García, donde habitan algunos de los hombres más pudientes del país.
“Amigos y amigas de Nuevo León, de esta progresista ciudad de Monterrey, de mujeres y hombres emprendedores, de gente buena que trabaja”, fueron las primeras palabras que pronunció AMLO en aquella ocasión.
Inmediatamente después, López Obrador agradeció el apoyo del empresario Alfonso Romo, a quien presentó como una persona que “ha decidido acompañarnos en el camino hacia la transformación del país” y reconoció la labor de Fernando Turner de quien dijo: “es un hombre que no se dedica únicamente a sus negocios, sino que tiene una visión social y visión cívica como se necesita en estos tiempos”.
“Queremos un cambio porque el concepto se ha desgastado. Queremos un cambio verdadero de la transformación de la vida pública del país, una renovación tajante en todos los órdenes: económico, social. Un cambio en la forma de hacer política y el fortalecimiento de valores culturales”.
Durante su intervención, el regiomontano Alfonso Romo que respaldó abiertamente al entonces precandidato Vicente Fox, reconoció en octubre de 2011 que juzgó severamente a Andrés Manuel López Obrador en la contiende electoral del 2006.
El presidente del Grupo Pulsar se dijo decepcionado de los 70 años del PRI que continúan apoyando a personajes como Humberto Moreira que son “el emblema de la corrupción en México” y mostró su desencantó por Acción Nacional, partido que, cuando tuvo la oportunidad contribuyó a la desigualdad social.
Posteriormente, en el podium, el empresario Fernando Turner comparó a México con un carro viejo donde “no hay carro, ni motor, ni dirección”.
Resaltó las bondades de México a nivel mundial: país 14 en superficie de tierra, 13 en superficie de agua, 11 en población, 14 en Producto Interno Bruto, 9 en reservas monetarias, cuarto en biodiversidad, 10 en exportaciones, 17 en multimillonarios, primero en remesas; contra el lugar 75 de 150 en esperanza de vida, 112 en coeficiente de distribución de la riqueza, 74 en producto per cápita, 98 en corrupción, primer lugar mundial en obesidad infantil, segundo en obesidad general, primero en asaltos a mano armada, primer lugar en secuestros, 67 en aplicación de tecnologías de la información, 114 en tecnologías agrícolas y cuarto en consumo de cocaína.
Desde entonces ambos empresarios acompañan al tabasqueño en sus giras por el interior del país. En diversas ciudades, los músculos de algunos empresarios se tornan relajados conforme avanza el nuevo discurso de López Obrador.
“No estamos en contra de los empresarios –aclara en sus intervenciones-. No estamos contra quien invierte y genera empleos. Al contrario, el que invierte y genera empleo merece apoyo, merece protección. Estamos contra la riqueza mal habida. Estamos contra la corrupción que ha dado al traste con todo, que es la causa principal de la desigualdad en México. Vamos a sacar adelante a México utilizando los tres motores, el privado, el público y el social.
Voto de confianza
López Obrador estuvo en Cancún el pasado viernes 6 de enero para participar en un nuevo encuentro con la clase empresarial del país. Como estaba previamente programado, el precandidato tabasqueño arribó al aeropuerto a las 9 de la mañana y alrededor de las 10:30 inició su participación en el “Foro Desarrollo Regional para Impulsar la Economía y el Empleo” donde planteó su plataforma económica sexenal que incluye, entre otros puntos, el fomento al turismo y su propuesta de desarrollar el tren bala para comunicación de la Península de Yucatán.
Al encuentro fueron convocados empresarios, hoteleros, así como hombres y mujeres de la sociedad civil. Emiliano Ramos, líder estatal del Partido de la Revolución Democrática, aclara que no era un acto político, sino un encuentro con agrupaciones como el Consejo Coordinador Empresarial, la Asociación de Hoteles de Cancún, la Canirac, la Comparmex y la Canaco, entre otras. El aforo para 500 personas incluyó la presencia de asociaciones cristianas, logias masónicas, universidades, rectores, personal académico de universidades, miembros de Organizaciones No Gubernamentales y Colegios de Biólogos, Arquitectos, Abogados.
Uno de los asistentes, el empresario cancunense Francisco Córdova Lira, presidente del Consejo Coordinador Empresarial del Caribe (CCEC), órgano que agrupa 30 dirigencias empresariales y 24 consejerías, le da el privilegio de la duda y considera que si el precandidato de unidad por la izquierda llega a comprender el papel del empresariado y muestra interés por el dialogo será una señal inequívoca de que “podemos comenzar a confiar en él”.
Sin embargo, admite que le inspira confianza el hecho de que López Obrador esté rodeado ahora de empresarios serios como el regiomontano Alfonso Romo, a quien califica como “un hombre de gran envergadura y compromiso”.
Córdova Lira, creador de parques como Xcaret, Xel Há, empresas como Delphinus y Río Secreto, considera que el radical cambio en el discurso de López Obrador era “urgente” debido a que su anterior postura “no lo condujo a un buen lugar”.
Asegura que si AMLO “hubiera modificado su discurso y su mensaje al sector empresarial, hubiera ganado la votación hace seis años (…) Ahora que ha entendido, ahora que ha conocido a empresarios modelo, a empresarios socialmente responsables, espero no tenga un juicio tan equivocado como lo tenía antes del sector empresarial”:
Con lo que de plano no está de acuerdo el empresario cancunense, es con el espaldarazo que López Obrador ha dado a Gregorio Sánchez Martínez como el precandidato con mayo posicionamiento para la senaduría.
“No me gusta Gregorio Sánchez Martínez pero él es una pieza muy pequeña dentro del escenario nacional. Ajeno a cualquier tema legal”, aunque reclama al ex alcalde el no haber escuchado en su momento a los empresarios ni a la ciudadanía. “Gregorio fue un mal gobernante que cometió muchos errores por su terquedad y prepotencia”.
Al respecto, Max Vega Tato, coordinador del Movimiento Regeneración Nacional en la entidad aclara que AMLO no apoya a Greg. “Se acordó que en los casos de puestos de elección popular se escogería al candidato mejor posicionado, eso ocurrió en la Ciudad de México, fue el acuerdo que se siguió con Marcelo Ebrard y lo que decidió que Andrés Manuel fuera el candidato. Lo mismo ocurrirá ahora, se escogerá para diputado y para senador al mejor posicionado”.
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