A la memoria de Regina Martínez
MÉXICO, D.F. (apro).- Un cielo triste se percibió en la ciudad de Xalapa alrededor de las tres de la tarde del domingo, cuando reporteros, activistas, académicos, miembros de ONGs y sociedad civil marcharon por todo el centro de la ciudad de Xalapa para recordar la honestidad, la incorruptibilidad y la intachabilidad de Regina Martínez, corresponsal de Proceso y reportera del diario Política, asesinada cobardemente en su vivienda el sábado 28 de abril.
Diez minutos antes de la marcha, en medio de la plaza Lerdo y aun con restos de tiza que pedía un alto a la tauromaquia, una señora vestida de blanco colocó un ramo de flores blancas, amarillas y rosadas, al que minutos después, más personas le anexarían veladoras que simularían la forma de una cruz.
Algunos de los marchantes salieron de la plaza Xallitic, a tres cuadras de la plaza Lerdo, integrados por organizaciones civiles como la del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, Zapateando, La vida, Cuauhtémoc entre otros, que lanzaron las siguientes diatribas en contra del gobierno:
Gobierno fascista/que mata periodistas; Fidel y Duarte/amigos de la muerte
Al llegar a la Plaza Lerdo, emblemática por las manifestaciones en contra del gobierno, el grupo se detuvo un momento para seguir prendiendo veladoras, y gritar al unísono: Regina, presente.
Después, el grupo mezclado ya con reporteros y algunos editorialistas, de alrededor de un centenar de personas, retomó la caminata. Personas que pasaban, se miraban desentendidas mientras otras se tomaban un café como metáfora a la indiferencia de una sociedad secuestrada por el miedo, poco solidaria, y a la expectativa de manifestarse sólo cuando les matan o les asesinan alguien cercano.
El grupo siguió marchando hasta dar la vuelta al túnel principal del centro, que va hacia la avenida Zaragoza, para luego doblar sobre Juan Enríquez y terminar de nuevo en la plaza Lerdo; es decir, rodearon el Palacio de Gobierno. En el túnel, el eco de ¡justicia, justicia, justicia! se hizo estruendoso. Ya allí, una persona representando la muerte, marchaba a un lado de la pancarta principal que dictaba un contundente repudio.
Un repudio generalizado, en la capital de un Estado donde se presumen los discursos y se ocultan los hechos para beneplácito del gobierno, y donde Regina siguió viviendo en cada silencio, en cada grito, en cada paso, en cada rostro de lágrima y consternación.
Todos somos Regina.
En la Plaza Lerdo, se recordó a Regina Martínez Pérez como una mujer honesta, comprometida, recta en el ejercicio periodístico. Incluso, algunos exfuncionarios, como un exregidor xalapeño, recordó cuando le invitó a Regina un café. Regina, pequeña y menudita de complexión, se le negó.
-Mejor vaya a mi casa y nos preparamos uno- me dijo. Vaya que era muy, muy honesta. Es una gran pérdida.
En un lugar como Veracruz, donde hay pocos espacios para voces críticas y hay de sobra para aquellos que buscan lanzar loas y limpiar botas de funcionarios, Regina le dio seguimiento a temas escabrosos, por ejemplo, al del candidato del Partido Mexicano Socialista a la alcaldía de Tezonapa Inocencio Romero, asesinado en la puerta de su casa, el 10 de Septiembre de 1988; con sus escritos denunció también asesinatos que ocurrieron en la sierra de Zongólica y en el norte, cubrió las huelgas que se dieron en Veracruz en la zona de Córdoba y Orizaba y Río Blanco.
Regina Martínez, originaria de Gutiérrez Zamora, también le dio seguimiento al caso de Ernestina Ascencio, mujer nahua violada y asesinada el 25 de Febrero de 2007 por militares en la comunidad de Tletatzinga, municipio de Soledad Atzompa, en la sierra de Zongólica. Junto a ella, Rodrigo Vera y Andrés Timoteo, corresponsal de La Jornada, fueron perseguidos y cercados informativamente.
En diario Política, fundado y dirigido en aquel entonces por Ángel Leogedario Gutiérrez “Yayo”, ella y sus colaboradores aguantaron los embates y golpes políticos orquestados por el exgobernador Patricio Chirinos y su secretario de gobierno Miguel Ángel Yunes Linares. “Fue con Fidel Herrera, donde ese periódico repuntó. Pero siempre aguantó machín, y ella era una gran reportera”, dijo un viejo reportero xalapeño.
El alto riesgo de informar en Veracruz
En Veracruz, como Regina Martínez lo evidenció en su texto publicado en Proceso 1822 del día 2 de Octubre, informar tiene un alto riesgo. De acuerdo a la organización Artiulo XIX, Veracruz ocupa el primer lugar en atentados contra periodistas; en su informe Silencio Forzado de 2011 quedó atestiguado en la página 15 el título: Veracruz, un gobierno ausente, cómplice y agresor.
Según el informe, el año pasado en Veracruz se dieron un total de 66 agresiones, 5 asesinatos de periodistas y trabajadores de medios, así como un ataque violento contra un medio –El Buen Tono- se han perpetrado en los últimos meses en la entidad, de las cuales, 33 las han perpetrado funcionarios públicos, 23 se desconocen o no han sido determinadas, 4 por fuerzas partidistas, 3 por delincuencia organizada, 1 por sindicato y 2 corresponden a “otros” no precisados.
Los tipos de agresiones son: Detención ilegal, 2; por desaparición, 1; por ataque cibernético,1; por Privación Ilegal de la libertad, 2; por asesinato, 5; por amenazas, 5:, por desplazamiento forzoso, 13; por calumnia/injuria/difamación, 1 y 10 por intimidación o presión.
Veracruz se ha convertido en el lugar perfecto para morir y para que manchen la memoria del acaecido con acusaciones que van desde nexos con la criminalidad -como cuando Reynaldo Escobar, exsecretario de Gobierno, calificó de delincuentes aún sin iniciar una investigación, a los 35 cuerpos aparecidos el martes 20 de Septiembre frente a Plaza Las Américas- hasta el reproche del Estado a los padres para deslindarse de cualquier acto de implementación de justicia –como cuando el subprocurador de Justicia Antonio Lezama Moo minimizó el 1 de Marzo de éste año las desapariciones en Xalapa al decir que las muchachas iban con el novio-.
La descomposición social, la hostilidad, las desapariciones, los asesinatos se han convertido en el saludo del día cada mañana.
A diferencia de Jalapa u otras ciudades de Veracruz, en el puerto la cobertura se ha vuelto casi imposible, porque los Policías Navales –marinos como sustitos de la extinta policía intermunicipal- no permiten que cubras el hecho, te golpean, te intimidan con sus rostros cubiertos, y no responden a preguntas sencillas como el de un “¿qué ocurrió?” en un accidente automovilístico.
Esto puede comprobarse, por ejemplo, en la tarde del sábado 24 de Marzo cuando los fotógrafos Lalo Guevara y Luis Manuel Monroy del diario Notiver y del grupo Imagen del Golfo fueron detenidos, golpeados y paseados en patrullas de la Policía Naval al tratar de cubrir un accidente de tránsito y vialidad. Esa misma noche, reporteros de varios medios se manifestaron afuera de las instalaciones para exigir la liberación.
Un reportero que asistió a esa marcha comentó: Nos empezaron a tomar fotografías, pero no importó. Aquí en Veracruz no hay garantías, no nos dejan chambear. Cuando un marino me tomó fotos, le dí hasta mi credencial de elector, y le dije, si quieres te la regalo. Ya estamos hartos de su arbitrariedad y su hostilidad. Sólo fuimos a manifestarnos pacíficamente para decirles que estamos hasta la madre y que nos dejen chambear.
Algunos medios digitales registraron el hecho, y el periódico Notiver en su edición posterior sacó en portada el título “No hay garantías”.
A pesar de que ningún asesinato de periodistas ocurrido en 2011 se ha resuelto, para esclarecer el crimen de la reportera de Proceso y de diario Política, la mañana del domingo, se formó una Comisión Especial Investigadora integrada por la Procuraduría de Justicia del Estado de Veracruz, la Procuraduría General de la República, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y reporteros de la Revista Proceso, anunciada por el procurador Amadeo Flores Espinoza.
Sin embargo, será ahora a nivel nacional donde sabrán, que el gobierno de Veracruz se ha convertido en el oxímoron de su propio eslogan. Pues en vez de ir “Adelante”, en todos los ámbitos sociales, políticos y económicos, se va para atrás, como diciendo: ¡Qué tiernamente te estamos hiriendo Veracruz querido!