por Lilia Baizabal
“Lo que empieza en cólera acaba en vergüenza”: Benjamín Franklin
A más de un mes de estar en funciones el nuevo Gobierno de la República, no se ve reflejada la estrategia de seguridad y por el contrario, continúan perdiendo la vida hombres y mujeres de bien, víctimas de la delincuencia organizada.
La muerte del ex medallista olímpico Noé Hernández en el estado de México o la desaparición de policías en el municipio de Ursulo Galván, en Veracruz, no deben quedarse en el olvido.
En las calles de todo el país, la violencia y la muerte continúan registrándose. Todos los días son noticia el número de hombres y mujeres muchos inocentes, que son víctimas de hechos de sangre que no han disminuido un ápice con las presuntas acciones de seguridad que se supone, implementaría la nueva administración pública federal, desde hace más de un mes.
En el diagnóstico sobre seguridad que presentó el Secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, resaltó los altos niveles de violencia y los pocos resultados de la estrategia implementada por el ex-mandatario panista, que arrojó más de 120 mil muertos, 30 mil desaparecidos y 300 mil desplazados.
Sin embargo, olvidó decir que ninguna de las fallidas estrategias del ex presidente fueron decisión unilateral. Es decir, los primeros en apoyar esos planes de guerra que sigue creciendo el número de muertos en el país, fueron los gobernadores del PRI y de otros partidos.
Cierto que el saldo del sexenio de Felipe Calderón fue sin duda, un ambiente de violencia generalizada. Pero ya se fue. Y se suponía que los nuevos funcionarios federales, traían bajo la manga, “una fórmula mágica” para regresar a México, al camino de la paz.
Los gobernadores, incluido Peña Nieto cuando lo era del estado de México, se acostumbraron a culpar a Felipe Calderón y a la guerra al narco por la violencia. A partir del primero de diciembre las cifras son responsabilidad del nuevo gobierno, pero sobre todo las decisiones. ¿ Y ahora, quién es el responsable?.
Con tristeza e indignación, la población observó la muerte del medallista olímpico Noé Hernández, que murió víctima de la delincuencia, luego de haber recibido un balazo en el estado de México que al final, la costó la vida.
Y junto con Noé Hernández, el citado estado reportó la muerte de otras 27 personas en estos días. Increíble que los nuevos funcionarios del Gobierno Federal, no sean capaces de llevar la paz, siquiera a la entidad donde nació el Presidente de la República Enrique Peña Nieto.
Nos preguntamos si la población del estado de México, tendrá que pagar un elevado costo de inseguridad, como lo hicieron los michoacanos, por ser la tierra que vio nacer al ex presidente Felipe Calderón Hinojosa. Los ciudadanos en general, tienen que seguir inmersos en esta era de terror y miedo que los delincuentes han impuesto en toda la nación.
Con incertidumbre y tristeza, familiares de policías del municipio de Úrsulo Galván, en el centro del estado de Veracruz, reclaman el apoyo para localizar a sus seres queridos con vida.
Los elementos del orden, denunciaron, salieron a trabajar como de costumbre. Pero ya nunca regresaron. Y a cuatro días del hecho, continúan sin saber absolutamente nada sobre el destino de sus familiares.
Se preguntará, cuántas personas más tienen que morir o desaparecer, para que los funcionarios de todos los niveles y partidos políticos regresen al país, la seguridad que los ciudadanos demandan en todos los rincones.
Evidentemente, sin el compromiso de los gobiernos estatales por el combate a los delitos del fuero común, lo que este gobierno puede hacer en el tema de la violencia es realmente poco. La pregunta es si el presidente de la República, Enrique Peña Nieto podrá sacar a los gobernadores de su zona de confort, y hacerlos que respondan por lo que les compete, dar seguridad a los ciudadanos de sus estados.
No habrá cambio posible en la política de seguridad sea cual sea, que no pase por una buena mojada a “los virreyes” que comandan sus parcelas de poder, como “se les antoja”.
Será cierto también, que nuestro futuro como nación, es permitir que todo mundo cargue su pistola, “como en el viejo Oeste”, para tomar por propia mano, la justicia que la autoridad no quiere ofrecer a su pueblo.
Terminó ya la luna de miel con el nuevo gobierno encabezado por Enrique Peña Nieto y las informaciones sobre los asesinatos no solo no disminuyen, en muchas zonas del país, se han incrementado. Se vislumbra un panorama mucho peor, mientras el gabinetazo, posa en grupo ante los reflectores y las cámaras, presentando sus declaraciones patrimoniales que solo ellos creen.
Es extremadamente preocupante ver que a las altas autoridades no les preocupó saber que solo ayer en el estado de México, hubo 27 muertos, de los cuales dicen las autoridades solo 6 se deben al crimen organizado.
Si no les preocupa y ocupa lo que sucede en el estado donde nació el Presidente, sucederá lo mismo con los demás estados del país.
¿Y los otros 21 murieron porque ya les tocaba o simple y sencillamente, estuvieron en la hora y el lugar equivocados?. ¿Son víctimas colaterales?.
Las estadísticas sobre el número de muertos revelan que llevamos poco más de 600 asesinatos en nuestro país en los primeros 14 días del año. Vamos a un ritmo espeluznante, preocupante, indignante.
¿Qué respuesta tienen las autoridades de todos los niveles?.
Absolutamente nada. Se les ve concentrados en seguir anunciando “programas espectaculares de combate a la inseguridad”, que solo funcionan para ellos, porque los hechos y las cifras, revelen lo contrario.
Trascendió que en los dos últimos meses se han vendido en Estados Unidos la friolera de 4.7 millones de armas, cuando menos. Y más armas en el país vecino, significan más armas en México en manos de los delincuentes, y más armas en manos de los delincuentes en México representan más muertes en nuestro País.
Y que han hecho los nuevos funcionarios del gobierno federal respecto a esto. Nada, absolutamente nada.
Si en lugar de hablar y no hacer nada, el Gobierno de Enrique Peña Nieto hubiera actuado ya, como todos los que votaron por su partido, lo esperaban, no estaría pasando esto.
La ciudadanía teme que esta cantidad tan bestial de armamento en manos de los norteamericanos tarde que temprano se traducirá en más violencia en México. Como ya se está reflejando en estos primeros días del año 2013. ¡Lo que sobrarán en los próximos 6 años, mientras el pueblo lo permita otra vez, serán víctimas inocentes!..
O qué eran el humilde conductor de un autobús de pasaje urbano y su acompañante, un muchacho de solo 16 años, que murieron ayer en Acapulco, Guerrero, calcinados, tras el ataque de la delincuencia..
Qué mas tiene que verse en este país para que regrese la anhelada paz.
¿Hasta cuándo?.