Eduardo
de la Torre Jaramillo
Esta
nueva reforma electoral contiene avances significativos, pero no se logró
arribar al menos en las entidades federativas a una mayoría de edad en el
sistema electoral, esto por la permanencia de los órganos electorales locales,
y que fue un logro del“feuderalismo”. Primero abundaré en la reforma para
después regresar a este punto.
Empero,
uno de los avances es la reelección, por ejemplo en el caso de los Senadores, quienes
únicamente por un periodose podrán reelegir, no así los diputados federales que
podrán ser reelectos hasta por cuatro periodos, siempre y cuando no se cambien
de partido político; en el caso de los cabildos también serán por un solo periodo
de gobierno; a diferencia de los cuatro
periodos que tendrán los diputados locales. Esta reforma aplicará hasta el
2018, y con lo cual México deja de ser el único país en el mundo donde no
existía la reelección. Esto es un golpe certero para la identidad priista, quienes
nunca entendieron que el “sufragio efectivo, no reelección” debió haber
aplicado para el presidente de la república, y no para los otros cargos de
representación, esa fue la lucha de Francisco I. Madero. En este punto, la
crítica es sobre el candado de la reelección, porque se norma la cultura
política, inclusive hasta el equívoco de regular la condición humana, y eso es
imposible.
Otra
de las bondades de la reforma es la creación de una Ley de Partidos Políticos,
donde se norme su vida interna, y quizá se reducirá la judicialización a la que
han estado sometidos los partidos, y en caso de que soliciten al Instituto
Nacional Electoral (INE) que organice sus elecciones internas, esto permitirá
válgase la expresión reformar a estos partidos políticos del siglo XX, en la
cual abren la posibilidad de gestar una cultura de la legalidad interna.
Por
otra parte, existirá una sola Ley que va a regir los procesos electorales del
país y de los estados, y que buscará la concurrencia de las elecciones
federales y locales a partir del año 2015 y ajustarlas hacia el 2018; habrá
debates obligatorios para todos los candidatos; además de regular y supervisar el
financiamiento de los propios partidos; y diseñarán otra Ley de Delitos
Electorales.
En
el caso del INE, éste contará con 11 consejeros, el presidente que durará 9
años, 3 consejeros que estarán únicamente 3 años, 4 consejeros que estarán 6
años, y otros 3 consejeros que estarán por 9 años, en ningún caso se podrán
reelegir, éste instituto realizará las distritaciones federales y locales; además,
nombrará a los consejeros electorales locales, quienes permanecerán 7 años.
Desde
mi punto de vista, el mayor fracaso se encuentra en este híbrido de organismo
electoral, porque con el nombramiento de los consejeros locales no se resuelve
el problema de la dependencia de los órganos electorales locales con el
gobernador en turno de cualquier entidad federativa, porque los secretarios
ejecutivos y los directores generales y de área son los encargados de alterar
los resultados electorales locales, y todo ese aparato altamente corrompido se
quedará intacto, por lo tanto, definitivamente los gobernadores triunfaron, si
bien estarán acotados por la nueva institucionalidad electoral y las nuevas
normatividades, se perdió la oportunidad de diseñar un nuevo sistema electoral
que ponga las reglas parejas en cualquier contienda electoral local.
El
gran tema fue la creación del INE, el cual no afectaba ni la Soberanía ni al
federalismo, como se dijo con una supina ignorancia o por el mantenimiento de
las complicidades políticas locales, ya que la organización de las elecciones
es un asunto técnico y no corresponde al ámbito político.
Para
el caso Veracruz, pues hay que empezar a compactar elecciones para hacer una
sola elección en 2016, y allí abrir el debate si sólo habrá elección de 2 años
para Gobernador, Diputados Locales y Alcaldes, porque la propia reforma en el
artículo 115 de la Constitución, establece que se harán las modificaciones en
las Constituciones Locales para los que tengan un periodo de 3 años de gobierno
municipal, y no aplica para Veracruz, al menos en esta primera etapa de la reforma.
La pregunta central es: ¿qué actor político veracruzano querrá ser gobernador
por 2 años?