20 de agosto de 2014

AMENAZAN A LA PERIODISTA MARYJOSE GAMBOA EN EL PENAL…

Por Martin Martinez Sosol
Este blog ha venido dándole seguimiento al caso de Maryjose Gamboa, con la lógica de que se debe de aplicar la justicia de manera imparcial y sin distingo partidista. Es lamentable que en la entidad veracruzana se este imponiendo la persecución política a todas y todos las voces discordantes del gobierno del Estado. Más terrible aun cuando Javier Duarte utiliza las instituciones como venganza de sus críticos.

Veracruz se encuentra ensombrecida bajo la bota de un grupo de rufianes que imponen su criterio y su forma de gobernar; la oleada de violencia a lo largo y ancho de la entidad es signo que nos encontramos bajo un gobierno que pisotea la dignidad de los veracruzanos, coartando el derecho a la libertad de expresión y del disentir.

Para nadie es extraño lo que ocurre en los penales y la mafias que gobiernan en su interior; por eso si creemos que la vida de cualquiera que disienta del gobierno y se encuentre dentro de los muros de esas mazmorras se encuentre en riesgo como la de Maryjose Gamboa. 

Esta es la nota que se encuentra en el muro del facebook de Maryjose Gamboa.
https://fbcdn-profile-a.akamaihd.net/hprofile-ak-xfa1/t1.0-1/c0.0.48.48/p48x48/10500501_1536815973213502_9013846023749789897_n.jpg

[Administrador] 

Hoy no le permitieron escribir. La amenazaron con hacerle daño si continuaba y que la estarán cambiando de penal para retrasar más su proceso "si no le baja".
También trae un problema de presión muy baja (80/40), tiene mucho miedo y una gran tristeza.

[Administrador]

EN REDES SOCIALES ALERTAN SOBRE DESAPARICIÓN DEL REPORTERO DEL NOTIVER ALBERTO AYALA ROJAS

Todo el gremio espera que el compañero aparezca cuanto antes y con bien.
Reportan desaparición del comunicador, Alberto Ayala Rojas
Reportan desaparición del comunicador, Alberto Ayala Rojas Archivo


La mañana de este miércoles periodistas mediante las redes sociales dieron a conocer que desde anoche se encuentra desaparecido el reportero de la sección policiaca del periódico Notiver del puerto de Veracruz, Alberto Ayala Rojas y quien firmaba sus notas con el seudónimo “Mario Lara”.
Hay que mencionar que Alberto Ayala Rojas tiene alrededor de 25 años trabajando como reportero en el diario Notiver, donde se encarga de la fuente policiaca.
El periodista Alberto Ayala Rojas, es egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación generación 88-92.
El reportero de la sección policiaca del periódico Notiver, Alberto Ayala Rojas manejaba un automóvil de la marca Pointer color gris con placas YEN7883 del estado de Veracruz, desapareció este martes alrededor de las 22:00 horas.
Los periodistas a través de la red social reportan que el último avistamiento de comunicador Alberto Ayala Rojas fue en la avenida Pino Suarez, esquina Juan Enríquez en la colonia Centro del puerto de Veracruz.
“Alberto Ayala que firmaba en Notiver como Mario Lara, reportero de Sucesos o Policiaca está desaparecido desde el día de ayer a las 10 pm, manejaba un Pointer gris con placas YEN7883 DEL ESTADO (son las del dibujo del Tajín)...ULTIMO AVISTAMIENTO AVENIDA PINO SUAREZ ESQ. CALLE.JUAN ENRIQUEZ, COL. CENTRO”, escriben los periodistas en las redes sociales.
Asimismo los comunicadores de Veracruz exigen que el reportero policiaco, Alberto Ayala Rojas aparezca de inmediato y bien.

“Todo el gremio espera que el compañero aparezca cuanto antes y con bien”. 
AGN VERACRUZ

EL PERIODISMO CÓMPLICE DEL SISTEMA


...Y sobre los planes de quienes lo controlan todo: 'Disminuir drásticamente la población mundial (eliminar a más de 3,000 millones de personas del Tercer Mundo). Controlar todos los recursos naturales del planeta. Subordinar a todos los sistemas productivos a las necesidades de las empresas multinacionales', ¿alguien de las estrellas del periodismo lo está informando?... porque ya está pasando!

Una Producción de Hugo Sadh, Dirección de Arte Javier Gurrola. ©
http://www.hugosadh.com 2013

19 de agosto de 2014

POLICÍAS DEL ESTADO DE MÉXICO...EJEMPLO DE ABUSO E IMPUNIDAD...


LA PRESA POLÍTICA DE JAVIER DUARTE

Por Aurelio Contreras Moreno
El caso de la columnista del diario porteño Notiver María Josefina Gamboa Torales ha tomado una dimensión inaudita, desproporcionada, desquiciante.
En su afán de venganza en contra de la periodista, el gobernador Javier Duarte de Ochoa convirtió lo que debió ser un caso más que debía procesarse por la vía judicial, en una bomba política que podría tener consecuencias funestas para su gobierno.
A pesar de contar con un amparo para evitar ser trasladada de la prisión preventiva en la que se encontraba en el puerto de Veracruz, Gamboa Torales fue transferida al reclusorio de la ciudad de Tuxpan, en el norte del estado, la madrugada del sábado pasado, sin que su defensa fuera notificada de esta decisión, de la que se percató cuando su abogado Jorge Winckler acudió a visitar a su clienta.
La justificación del Gobierno del Estado, expresada a través de un boletín emitido la noche del mismo sábado, es que el amparo era “contra alguna orden de autoridad administrativa para trasladarla a otro penal, como la Dirección General de Prevención y Readaptación Social”.
Pero la orden para trasladarla a Tuxpan provino del Poder Judicial del Estado, que en éste y otros casos ha demostrado su penosa sumisión al Ejecutivo. Y según el comunicado, al tratarse de un “mandato judicial”, el amparo promovido por Gamboa Torales habría quedado sin efectos. Ya veremos qué dice la justicia federal ante lo que parece es un flagrante desacato de parte del gobierno veracruzano.
Lo que es incontrovertible es que todo el aparato del estado está volcado en contra de María Josefina Gamboa, con una saña de no creerse, al punto de hacer trizas cualquier indicio de debido proceso en su caso, lo que atenta no sólo contra las garantías individuales de la periodista, sino hasta contra el derecho de la familia del joven que murió atropellado por ésta, José Luis Burela, que ante todas las anomalías en que han incurrido la Procuraduría estatal y el Tribunal Superior, está en riesgo de no recibir justicia, pues hay vicios de origen que desvirtúan por completo todas las actuaciones judiciales que se han llevado a cabo.
Ahí está como ejemplo de lo anterior el subprocurador de la zona Veracruz, Leopoldo Muñiz, quien debió excusarse de conocer el caso de Gamboa Torales, pues sostuvo una relación sentimental con ella, lo que supone un claro conflicto de interés. Pero no sólo no se excusó, sino que mintió al declarar que no conocía a la columnista, lo que le valió ser exhibido en redes sociales y portales de Internet con la difusión de fotografías en las que aparece con Marijose en un bar, en una situación romántica. Si tuviera un poco de dignidad, este funcionario ya habría presentado su renuncia.
¿Hasta dónde está dispuesto a llegar el gobernador Duarte para consumar su venganza en contra de una de las periodistas más críticas de su administración?  No parece tener límites. Su gobierno ha torcido la ley de manera descomunal para lograr ese fin. ¿Y qué ha conseguido? Hacer de María Josefina Gamboa Torales una “mártir”, una víctima de un abuso de poder descomunal. Y ni siquiera pudieron impedir que siguiera escribiendo desde la cárcel.
El caso de Marijose Gamboa reviste interés periodístico por la manera como este gobierno actúa en contra de quien lo critica desde las páginas de un periódico. Por el mensaje implícito hacia todos los demás periodistas de lo que puede sucederles si osan apartarse de la versión oficial del Veracruz paradisiaco donde todo es felicidad, crecimiento económico, seguridad y honestidad gubernamental.
Lo peor es que muchos “compañeros” de gremio se han unido al linchamiento de Gamboa Torales pensando que ellos están a salvo, pues están del lado “correcto” y nada ha de pasarles. La realidad ya ha demostrado antes que eso no es así. Allá ellos.
Y como si Veracruz fuera una isla o un territorio independiente de la República Mexicana, el Gobierno Federal permanece impasible, indiferente, ante los abusos y atracos que aquí se cometen. Los ciudadanos de este estado estamos en indefensión total.

María Josefina Gamboa Torales es una presa política y de pensamiento del Gobierno del Estado de Veracruz, cuyo actual régimen cargará para siempre con el descrédito y la vergüenza de ensañarse cobardemente con una mujer.

Email: aureliocontreras@gmail.com 
Twitter: @yeyocontreras 

ASÍ SE VIVE DONDE LA INVERSIÓN PRIVADA LLEGA A PEMEX

Así se vive donde se privatiza Pemex banner
Óscar Balderas / @oscarbalmen
(Tula, Hidalgo).- Francisco Cadenas es un manojo de nervios. Mueve las piernas, agita los brazos y ante el menor ruido en ese camino desierto, junto a la refinería Miguel Hidalgo, sale de su farmacia con la esperanza de que un automovilista lo vea, se apiade de su rostro inquieto y se detenga a comprar, aunque sea, una botella de agua.
Lleva tres días sin venta, sin que una moneda caiga en su caja registradora; si esto fuera una caricatura, cuando Francisco, de 66 años, abriera sus bolsillos saldría una polilla burlona. Pero esto no es ninguna broma: en Tula, Hidalgo, la vida de la gente se cae a pedazos por la pobreza.
Esto no era así. Había dinero, al principio la refinería trajo cosas buenas: calles, negocios, empleo ¡mucho empleo! Pero no, ya no…, ya no se puede vivir. Las cosas se pusieron peor desde aquello.
Francisco se acuerda de los viejos tiempos y le duele: él, ingeniero civil, empleado de Pemex, quincena segura, automóvil y vacaciones una vez al año. Le parece un absurdo que hoy esté esperando, angustiosamente, una venta de 7 pesos. Pero así es ahora.
- ¿Desde ‘aquello’? ¿Cuándo se pusieron mal las cosas? – pregunto.
- Desde 2001, joven. Ahí todo empezó a valer madres.
***
Dicen sus habitantes que antes de 2001, Tula, Hidalgo, vivía con relativa prosperidad: los caminos crecieron, había brigadas de trabajadores de Pemex que tocaban en la puerta de las casas para contratar jóvenes, florecían los negocios y la vitalidad del municipio desterró a las bandas de asaltantes.
La vida era buena y se le agradecía al crudo mexicano, a tal grado que, actualmente, en la colonia 18 de Marzo todos los parabuses dicen “100% petrolera”. Y se podía hablar mal de todo, excepto de la paraestatal y su cuerno de la abundancia.
Pero la situación cambió hace 12 años, cuando el Partido Acción Nacional llevaba un año en la Presidencia de la República con Vicente Fox a la cabeza.
Gracias a una interpretación extralegal de la Constitución, los directivos de Pemex de origen panista permitieron la apertura al capital privado, con el argumento de que ello abarataría los costos de la gasolina. Prometieron a la gente que las empresas particulares estimularían la producción y, en consecuencia, habría más y mejores empleos.
- Nos dijeron ‘no se preocupen si llegan unos gringos, unos argentinos, la chamba es de ustedes. Vienen a que ganemos más y les paguemos mejor su trabajo’ – recuerda Román Suárez, ex ingeniero de Pemex.
Confiados, los habitantes recibieron con aplausos el dinero de particulares, que entre 2001 y 2012 dejaron una estela de 206 mil millones de dólares en proyectos de inversión para explotar petróleo, según los cálculos del investigador José Luis Apodaca.
De ese dinero, se estima que al menos el 20 por ciento –41 mil millones de dólares o el valor total del conglomerado de lujo Louis Vuitton-Moet Hennessy– llegó a la refinería de Tula, Hidalgo, con el compromiso a cuestas de mejorar la comunidad.
Pero el dinero no benefició a la gente. Entre 2001 y 2013, en lugar de generar empleos, cientos se quedaron en la calle o con sueldos precarios. Como si en lugar de dinero privado hubiera caído una maldición, año con año, a Tula le cayó una plaga de desocupación.
Y la explicación depende de cada habitante: Eugenia Cabrera, ex administrativa de la refinería, dice que los extranjeros se llevaron los empleos; Roberto Garza, ex perforador, asegura que todo se fue por el desagüe de la corrupción, y Manuel Robles, ex médico de plataformas, que fue la inexperiencia del gobierno y sus malas decisiones de inversión.
Entonces, surgieron los primeros síntomas de descomposición: el tabledance “Roxys” en la carretera Refinería-Atitalaquia, donde se presume hay trata de personas; la banda “Los Ricardos”, que aterroriza con secuestros y robos a casas a la zona petrolera de Hidalgo; el caso del matrimonio Fernández Pantoja –él, médico de 58; ella, maestra de 55– que están en el penal de Santiaguito por defraudar una aseguradora para pagar sus rentas.
- ¿De qué sirvió la inversión privada? De nada. Nos jodió, nos dio en la madre. No mejoró la comunidad, mejoró la vida de los de arriba, de los poderosos, y desmanteló la industria. Todo lo bueno se lo llevaron los inversionistas, porque el que paga, manda –afirma Román, abajo del parabus que dice “100% petrolera”.

Lo dice mientras se seca el sudor y espera en una calle polvosa y desierta el camión que lo lleve a Pachuca, Hidalgo. Ahí, dice, por las noches se gana buen dinero tocando covers de música pop frente a los restaurantes del Zócalo. Así que el ex ingeniero de Pemex se acomoda la guitarra en la espalda y se despide de su calle y su casa.
***
Cuando se les pregunta a los habitantes de la zona petrolera de Hidalgo sobre la inversión privada en Pemex, la mayoría tiene una respuesta: si se acepta, México se podría convertir en Tula.

Y no lo dicen con orgullo: las consecuencias de haber perdido los beneficios de la renta petrolera son pobreza e inseguridad, principales preocupaciones para sus más de 103 mil habitantes que, por un tiempo, sí supieron lo que significaba “administrar la abundancia”.
Lo dicen el taxista, la señora que vende tortas, el dependiente de la farmacia, el músico del camión, el médico del único consultorio de la zona, el profesor de educación media superior y hasta José Manuel Olivares, chofer de Pemex.
- ¿Cómo se vive ahora en Tula? La cosa está difícil. Aquí iba a estar lo mero bueno. Que era como si Petrobras llegara a nuestras casas, como Repsol. Que nos iba a ir poca madre, mucho dinero, ya nadie se tendría que ir al otro lado ¡N’ombre! Yo ya voy a alcanzar a mi hermano en Dallas –cuenta José Manuel.
Se enoja cuando le recuerdo la promesa de que el dinero privado sería la mano invisible que regaría prosperidad a los 305 kilómetros cuadrados del municipio.
- Son unos hijos de la chingada, hasta nos dijeron que si los toltecas revivieran ¡se iban a alegrar de ver cómo nos había ido chingón con tanta lana! Nos prometieron mil cosas: gasolina barata, menos pago de gas… Nada, nada, no dieron nada.

Entonces, movido por la indignación, José Manuel arranca la camioneta. Pisa el acelerador y pasa por los baches de la carretera desierta que bordea a la refinería Miguel Hidalgo, donde el 30 de junio de 2011 murieron dos trabajadores a causa de una supuesta falta de mantenimiento.
Pasa justo frente a la farmacia de Francisco, quien al oír el motor sale de su local para poner rostro compungido.
- ¡Hey! ¿una agüita para el calor? –ofrece el hombre de 66 años.
- ¡No, jefe! ¿con qué dinero? – responde el trabajador de Pemex.
Y se pierde en el horizonte. Tal vez mañana.

PEMEX

Las décadas de ortodoxia neoliberal –dogmatismo es más preciso– han tenido múltiples consecuencias. El desmantelamiento de la fábrica nacional y sus derivaciones es de las más notorias, después de los millones de desempleados, los salarios mínimos anticonstitucionales y una inmensa economía informal de legalidades misceláneas.

El retorno del priísmo al poder ha implicado la imposición de la agenda de la prisa para dar tiempo a nada. Enfrentar a la sociedad a los hechos consumados. Total, para efectos de intermediación política metieron a todos los partidos en su juego, lo que hace innecesaria la intermediación y basta con los acuerdos tarifarios.

Por lo pronto, el principal complejo petroquímico nada de dorso, de muertito, mientras una empresa de participaciones extranjeras se hace cargo de él. Los trabajadores están no sólo parados, sino que lo están en medio de la incertidumbre y la indefensión. Ésa es la cruda realidad independientemente de lo que se insista en el discurso.

La experiencia sugiere ser prudentes. Las reformas al 27 constitucional llevaron al campo alicaído a una crisis punto menos que terminal. Con una población mucho mayor México, es un importador neto de alimentos.

Si el país podrá o no recuperarse de esto está por verse, la experiencia enseña que los liderazgos y las élites nacionales no funcionan con base a un acuerdo y proyecto nacionales, sino con base en decisiones en su propio beneficio.

Las élites nacionales y los inversionistas potenciales esperan que la reforma energética recoloque al país en la bonanza petrolera de finales de los 70 y principios de los 80. No poca cosa si se considera la idea estadounidense de reducir en cuanto antes su dependencia a la OPEP.

La acumulación energética estadounidense barrunta a pre escenario bélico. Inquietante posibilidad si nos atenemos a la proclividad de ese país por las falsas banderas.

Editorial de la Jornada Veracruz