A REGINA… LE FUE PEOR...
No hay forma fácil de sobrevivir aquí, sin embargo, veo algunas tan
habituadas que no puedo evitar preguntarles ¿Cómo le hacen? “sencillo” me dice
una, “no pienso en otro mundo que sea este”… Tiene razón, si una piensa en la
familia, en los amigos, en el trabajo, en tu casa, se puede volver loco del
dolor, de la rabia infinita que provee la injusticia y la impotencia.
Quiero pensar que falta poco, la oscuridad de este
encierro debe estar por llegar a su fin porque ya es mucho. Esta debe ser de
las cárceles en la que las arbitrariedades son comunes que nadie se toma
la molestia de considerarla “peligrosa”, pero lo es y mucho.
Los roles están perfectamente definidos y todos fingen una
normalidad que horroriza. Bastan apenas unos días para entender que si todo
cuesta y las familias no tiene recursos y que incluso hay quien ni siquiera
recibe visitantes pues de algún modo hay que hacerle para obtener lo que se
requiere para sobrevivir. Aquí todo cuesta, el jabón, el papel de baño, el
agua, los artículos para medio limpiar las celdas etc…
Hay mujeres que optan por lavarle la ropa a otras reclusas
y de eso medio se ayudan, pero las más jóvenes (chiquillas de 20 años o un
poquito más) prefieren recibir dinero a cambio de favores sexuales, bueno prefieren
es un decir porque hasta donde sé, uno de los encargados que estaban antes de
mi llegada, enfrentan acusaciones por violación y por prostituirlas.
Después de abrir la puerta a ese camino, ¿Quién cree usted
que la vaya a cerrar?... Quienes adoptaron ese estilo de sobrevivencia y que se
saben abandonados a su suerte se niegan a abandonarlo, para ellas estar aquí
implica y porque así se los hacen ver, haber perdido toda la dignidad y
orgullo. Me eriza la piel y el alma verlas comportarse como si fueran pequeñas
capos.
¿Qué hace el departamento de psicología por ellas? Nada,
absolutamente nada. Me cuentan que la única que venía a verlas es la Directora
del Instituto Municipal de la Mujer de aquí de Tuxpan de esta administración y
que les daba talleres y platicas que las ayudaban mucho, pero que un día dejó
de venir. Desconocen el motivo, pero que les sirva esta columna para que ella
sepa que la están esperando y que logró ganarse el cariño y la confianza (la
cual créame es muy difícil de ganar) de las internas. Confió en Dios salir
pronto por que urge ayudarlas y aquí pues estoy tan atada de manos como ellas y
vigilada como ninguna. Cuando me acerco a alguna inmediatamente la llaman o me
llaman a mí, por lo que no entiendo del todo que creyeron conseguir enviándome
acá, obviamente sabían que hay muchas cosas que denunciar y que tarde o
temprano me daría cuenta y lo haría. Entonces ahora qué más da, si no es por
ellas de todas maneras es muy sencillo saber que pasa, digo estamos de acuerdo
que estúpida no soy, al menos no tanto.
Aun así nos revisan diariamente al salir de la sección de
mujeres, al ingresar a otra y al volver a entrar. No quieren que los reclusos
me cuenten algunas historias que ayudarían a explicar con todo detalle lo que
ocurre en este y en el resto de los reclusorios de estado. Les repito, en los
gobiernos de Fidel Herrera, primero y de Duarte después, se han encargado de
reorganizar y reubicar a los grupos delincuenciales no de aniquilarlos.
Veo la cara de temor de los propios custodios al leer
estas líneas, porque aun con amparo (que ya vimos lo que le importa al estado
los amparos federales) me obligan a mostrarles que escribo antes de entregar la
columna, saben que estoy en una situación de extrema vulnerabilidad, pero ellos
también. Si no es por los jefes es por algún interno, pero peligro siempre hay.
En fin, los días que dure esta pesadilla, tendré que
ingeniármela para documentar lo que aquí ocurre porque tengo material para
escribir por lo menos diez libros.
Hasta mañana.
FUENTE: NOTIVER