"Instituciones sólidas y confiables, mi legado para las
próximas generaciones: Javier Duarte", sentenció el último comunicado de
Javier Duarte de Ochoa tras su conferencia mañanera del lunes pasado.
Curioso, observador, el lector se dará cuenta que Duarte se equiparó, por ejemplo, a Lázaro Cárdenas del Río, cuyo legado fue la repartición agraria y la expropiación petrolera.
Convencido de su obra, pues, el cordobés anticipó su lugar en los libros de historia de Veracruz, que serán redactados por la maestra Xóchilt Osorio, algo que ni Porfirio Díaz Mori, impulsor del ferrocarril, el telégrafo y los puertos, logró pues fue exiliado en el Ipiranga a morirse en París.
De igual forma, Duarte le ganó a Benito Juárez, cuyo legado fueron las Leyes de Reforma y la máxima: "Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.
Le brincó a Adolfo Ruiz Cortines, a Sebastián Lerdo de Tejada, a Antonio López de Santana, a Miguel Alemán Valdés, a Francisco Lagos Cházaro, entre otros ilustres veracruzanos que ocuparon la presidencia de la república y que se murieron sin poder anunciar su legado a las generaciones futuras.
El legado de Duarte, las instituciones sólidas, para fortuna de los jarochos, está a la vista:
La Secretaría de Gobernación es una de las instituciones más desacreditada de norte a sur. Campesinos, indígenas, vecinos que reclaman servicios, estudiantes que exigen sus becas no creen en la palabra de los enviados de la SEGOB.
Pues lejos de ser gestores entre el pueblo y el gobernante, son meros mercachifles parlantes cuyo único objetivo es liberar carreteras, calles e instituciones tomadas, y lo hacen sin acuerdos ni política de por medio, sino con labia y mentira.
La SSP, con Arturo Bermúdez, es una de las dependencias más desacreditadas del gobierno de Javier Duarte de Ochoa por el alto grado de violaciones a los derechos humanos de algunos de sus integrantes.
Ni en los tiempos del terrible José Ignacio Cadena, excomandante de la extinta PIVB, preso por abuso de autoridad, se habían visto señalamientos tan graves contra los oficiales veracruzanos.
Hasta la Comisión Nacional de los Derechos Humanos ha enderezado a Veracruz, por primera vez en la historia, una recomendación por desaparición forzada, falta comparable con los delitos de guerra, por el caso Gibrán Martiz, pues hay evidencia para pensar que la desaparición forzada es una política de Estado en la administración duartista.
Los muros de la SEFIPLAN son testigos del llanto de montones de proveedores y empresarios que han tenido que cerrar sus negocios por la falta de pago del gobierno de Veracruz.
De sus instalaciones salieron las neveras llenas de dinero y las maletas voladoras de Vicente Benites y "el debo, no lo niego", de Antonio Gómez Pelegrín.
Por allí han pasado cinco secretarios de despacho y ni uno sólo ha logrado enderezar el barco que se comenzó a hundir desde la salida de Javier Duarte en busca de la diputación federal.
En la SEV no hay mes en que los maestros no hagan protestas por la falta de pagos, no hay municipio en donde las escuelas no estén reclamando el envío de los apoyos de la federación, con fama pública de ser una receptora de aviadores. Hoy en esa dependencia despacha Xóchitl Adela Osorio como secretaria, sin cédula profesional, pero con muchos años de experiencia, burla para los profesionistas a quienes se exige ese documento para aspirar a un empleo.
La SEV fue cobijo para otra Xóchitl, para Dominga Tress, con paso atropellado por Espacios Educativos, señalada de tórridos romances y una vida privada expuesta al público entre conciertos gruperos y toples.
En la Secretaría del Trabajo y Previsión Social despacha Gabriel Deantes Ramos, su sólo nombre en un buscador de google está asociado no a la generación de empleos, ni al arribo de inversiones para nuevas empresas, sino a señalamientos por corrupción, a hablar de su suerte de tamaulipeco, vendedor de celulares, ahora magnate de la prosperidad, propietario de residencias en las zonas más exclusivas de Xalapa.
La SEDECOP no ha sido suficiente para el desarrollo sostenido de Veracruz, y el INEGI lo recuerda en cada uno de sus reportes semestrales. El estado no crece, las empresas no se ven llegar y el secretario se la pasa viajando por otros países promocionando mermeladas, salsas, moles, totopos y cacahuates tostados.
La gran inversión que dio empleos a miles de Veracruzanos, Etileno XXI, está por llegar a su fin: más de 17 mil personas serán echadas a la calles sin otro gran proyecto para darles trabajo. La otra gran obra, la ampliación del puerto en Veracruz, en nada tuvo que ver Érik Porres Blesa para su gestión.
La SIOP es la dependencia que más injurias recibe cuando un veracruzano toma una de las carreteras, ya sea para el norte o al sur. Es lo mismo. Están destrozadas.
A penas se sale de Veracruz a Tabasco, Puebla o a Tamaulipas, el escenario carretero cambia por el abandono de esa infraestructura en el lado veracruzano.
En la zona serrana del sur de Veracruz miles de campesinos han realizado más de 20 bloqueos para exigir obras ya presupuestadas, el último paró cerró literalmente al sureste mexicano, y su titular actual, Tomás Ruiz, sólo envió promesas y más promesas. El dinero ya está allí, por qué no lo invierten, es el reclamo de los ciudadanos de la sierra de Tatahuicapan en cada bloqueo, dependencia cuya credibilidad, por lo menos en esa región, está por los suelos.
En la SEDEMA no hay cifra para estimar el pasivo ambiental en Veracruz. Si las organizaciones defensoras de los ríos y contra las minas no existieran, sin duda, esa dependencia ya hubiera permitido la subasta pública hasta del aire y del último árbol.
El estado carga con el estigma de todos sus ríos, los más caudalosos del país, corren completamente contaminados. No hay cuerpo de agua en la entidad que no esté envenenado. Todos los ingenios, a excepción de dos o tres, son chatarra contaminante. El Río Blanco, además de ser la primera fosa común flotante de América, está corrompido por la industria sin regulación.
Las dunas, los manglares, las lagunas, la selva y los arrecifes están amenazados por la voracidad capitalista y la falta de moral de los políticos del ramo ambiental.
En la SEDARPA no despacha un agrónomo ni un veterinario ni especialista en sistemas agrícolas, sino un dentista, Ramón Ferrari Pardiño, cuyo gran mérito es ser uno de los mejores contadores de chistes colorados en la mesa del gobernante.
Amigo de Hugo Sánchez, entre sus logros como político de su pueblo resaltan haber gestionado la colocación de una estatua del astro del fútbol europeo en Boca del Río, la misma que Hugo Sánchez inauguró... en adelante, los campos están pobres, los labriegos no ven esperanza en la tierra sino en la migración, el hato ganadero de Veracruz cada día más menguado entre los pequeños productores y más fortalecido entre los ricos hacendados de siempre. La pesca y la actividad pecuaria, por los suelos.
En la SS la carencia en los hospitales son asunto del diario, fue la dependencia que tuvo que acallar la revuelta de médicos internos en el Hospital General de Alta Especialidad de Veracruz, que por la falta de insumos, se levantaron en huelga y exigieron materia prima para trabajar. Por esos días circularon fotos de bebés en incubadoras destrozadas, apilados, de hasta cuatro recién nacidos, en las escasas cunas. Paredes con agujeros, ventiladores hechizos, procedimientos para curar de la Edad Media, etc.
Son cientos los trabajadores que llevan más de 10 ó 15 años a la espera de homologación para contar con un salario digno, a la altura del esfuerzo laboral y la profesión sin una esperanza.
En la Contraloría General nunca se logran peces gordos, sólo charales. Hay cifras, números sobre funcionarios sancionados, nunca nombres ni rostros, nunca se dice por qué se les castiga. Las metidas de mano al cajón permanecen en la impunidad, los malos usos de las instalaciones o bienes del gobierno sólo son sancionados si algún cibernauta los difunde en redes sociales. Hoy el gobierno de Veracruz pasa una de sus peores etapas por corrupción y hasta ahora no hay casos relevantes, ni la caída de algún director que dé credibilidad a esa dependencia.
En la Fiscalía General se focaliza desde hace mucho tiempo la mayor parte de las referencias sobre Veracruz y su gobierno. Nombrado para nueve años, Luis Ángel Bravo Contreras hace malabares con las madres de los desaparecidos en Veracruz, Xalapa y Orizaba, madres cansadas de las buenas intenciones del Fiscal y que exigen resultados.
Entrampado con los casos de desafueros más por situaciones políticas que por hacer justicia, la Fiscalía veracruzana le ha declarado la guerra a los opositores en el contexto electoral.
Quiso Luis Ángel desaforar a Omar Cruz, alcalde de Medellín y se le peló.
Al alcalde de Coatepec y también se le fugó.
Al de Fortín y, casualmente, hubo fallas en el proceso.
Ahora va sobre Renato Tronco, quien se salió del redil de Javier Duarte para anunciar su candidatura independiente, manejando recursos de dudosa procedencia, la Fiscalía luce más como una tenaza afilada en busca de amputar una molestia que comprometida en hacer justicia a la memoria de Alfredo Pérez Juárez.
Y qué decir de la SEDESOL, con más de 500 mil nuevos pobres en el estado, responsabilidad compartida con su igual federal, con más hambrientos en las calles y una gran clientela política a la que se le calibra y aceita con despensas cuando se acercan elecciones.
El IPE, quebrado
La Comisión de Protección a Periodistas, sin la credibilidad de los reporteros de Veracruz.
La Comisión Estatal de los Derechos Humanos encabezada por Fernando Perera Escamilla, timorato, miedoso, sin opinión propia ni criterio cuando la Comisión Nacional documenta abusos del gobierno de Veracruz; empleado de Javier Duarte; tapete de Hipólito Reyes Larios, exabogado del Lobo Siberiano, el alias de un cura pedófilo prófugo de la justicia.
El ORFIS, en las mismas que la Contraloría, caen alcaldes de municipios chiquitos por fallas de unos cuantos pesos, pero los ediles de los ayuntamientos grandes, de mayor recurso, nunca, jamás, son tocados.
La ASF encuentra lo que el ORFIS no ve, sordos y ciegos a modo, en sus instalaciones de ejecutan todo tipo de negociaciones a cambio de impunidad para seguir saqueando.
La Universidad Veracruzana, doblegada, su junta de Gobierno, pisoteada y su rectora, obligada a hacer mutis ante un adeudo cercano a los 2 mil millones de pesos. Institución limitada en su desarrollo, con poco crecimiento en su matriculo, se va quedando mientras las privadas incrementan su capital.