Por: SILVIA NÚÑEZ HERNÁNDEZ
El hampa ha alcanzado a las “altas”
esferas. Los portales de noticias especializados en información policíaca no
dejaron de mencionar sobre el hallazgo de dos cuerpos sin vida localizados en
la carretera rumbo a Soledad de Doblado, a la altura de la localidad conocida
como Portezuelos. Ahondaron argumentando que los ejecutados eran Eduardo Abrego
y Marcos Peña Sobrevilla, agentes de Tránsito Estatal, los cuales conformaban
la escolta del secretario de Seguridad Pública del estado de Veracruz, Arturo
Bermúdez Zurita.
A cuatro días del reporte de sus familiares,
quienes alertaron sobre la desaparición de ambos; aparecen los dos cuerpos el
día de hoy, con señales de tortura, huesos fracturados y degollados. Enmarcando
los ríos de sangre con el que todos los días se baña el estado de Veracruz.
En contraste de este rojo escenario. El mandatario
estatal, Javier Duarte de Ochoa viaja a dimensiones desconocidas. Un mundo
alejado de la cruda realidad social que se vive en este estado, que Fidel
Herrera Beltrán le dejó gobernar. Lejos del bullicio y de esa prensa injuriosa
que sólo ve las cosas negativas de “todo” lo bueno que ha brindado. En esa
galaxia, en donde de lejos ve un punto negro –que es el estado de Veracruz- y
piensa: “Está bonito, me lo imagino próspero, lleno de oportunidades y con unos
habitantes agradecidos por tener el honor de que yo los gobierne”. Mientras
abajo, la pobreza invade y aniquila.
Una idea curiosa me replica en mis sentidos. ¿Qué
informará Javier Duarte de Ochoa el próximo 15 de noviembre? ¿Será un
cuadernillo en blanco? ¿Tendrá la compilación ilustrada de la Familia Burrón?
En verdad, me invade la curiosidad y también constatar el cinismo de un
gobernante que está consciente de que no ha hecho nada. ¿Presumirá en su
informe las deudas con empresarios? ¿La defraudación de más de 80 mil millones
de pesos a Veracruz? O de plano ¿Encumbrará las obras de 1992-1998 del periodo
de Patricio Chirinos Calero? Pagamos por ver.
Solo esperemos que no gastará millonarias sumas
para montar un circo en donde dará lectura de su V “Desinforme” de Gobierno.
Opinamos que es preferible que les garantice el pago de aguinaldos a académicos,
investigadores y personal administrativo; como también, de los burócratas que
laboran en diferentes áreas del gobierno estatal.
Un pequeño resquicio de luz
Mirtha Luz Pérez Robledo nunca se imaginó que la
pasión de su hija, Nadia Vera Pérez, fuera acabar con su asesinato. Su
peregrinar ha sido realmente doloroso con relación a la respuesta de las
autoridades. Al contrario, sus omisiones y complicidad de los largos 100 días
han sido un pesado yerro para la familia de Rubén, Nadia, Yesenia, Mile y
Alejandra.
Mirtha ha comprobado en sangre propia la nefasta e
hiriente realidad de un gobierno inoperante, corrupto y calumniador. Con el
dolor a cuestas, la poeta le escribe a todos quienes le han acompañado, quienes
han llorado, quienes han elevado sus oraciones para con ello, intentar menguar
la ira y el dolor que impera cuando te arrebatan lo que más amas. Pero también
le escribe a ese gobierno omiso e incapaz de hacer valer la ley, por proteger
los intereses.
Su carta:
¿SIRVEN NUESTRAS PALABRAS ANTE SUS BALAS?
¿Cómo se defiende quien escribe un verso ante una
ráfaga de balas?
Hacer estallar una bomba de versos no lo salva.
A TODAS LAS PERSONAS SENSIBLES que aún creen que
un mundo mejor es posible, que no permanecieron indiferentes ante nuestro dolor
y se han solidarizado con nosotros a través de un pronunciamiento, una marcha,
un mural, con su actividad creativa a través de la danza, la pintura, la
poesía, a través de una oración , un ritual, un donativo.
AL GOBIERNO DE VERACRUZ, cuyos policías estatales
amenazaron a Nadia Vera cuando participaba en una marcha y vestidos de civil la
detuvieron, la golpearon y le robaron su teléfono celular ; la subieron a una
camioneta y la pasearon por horas diciéndole que le iba a ir muy mal si seguía
con sus actividades políticas; entraron a su casa y husmearon; y con todo ello
la obligaron a emigrar al DF.
A LOS JUECES, que dejan a la ciudadanía en un
estado de indefensión con su omisión deliberada al dejar libres a los
delincuentes, argumentando que no sabían que iban a delinquir.
A LA PGJDF, que exhibe el sistema de injusticia
incapaz de armar casos sólidos y atender un número creciente de expedientes que
se acumulan unos detrás de otros y aloja a los familiares de las víctimas en el
hotel Cozumel de la Colonia Doctores, en un ambiente de pánico e inseguridad a
propósito para amedrentarlos y hacer que cejen en su empeño de exigir el
derecho a una investigación.
AL GOBIERNO DEL DF, cuyo interés político no le
permite mirar la escalada de violencia y se vuelve autoridad omisa capaz de
obstaculizar una investigación judicial)
A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN,
A LA OPINIÓN PÚBLICA
A la violencia contra nuestra Nadia, le siguió la
violencia Institucional, pero no podría enumerar aquí todas las ofensas
sufridas. Nos hemos dado cuenta que en este país, un ciudadano común como
nosotros no tiene fácil acceso a la Justicia, cuando está vivo, (cuando ha sido
asesinado ¿Qué es justicia?). Pocas veces tenemos oportunidad de ser
escuchados, casi ninguna posibilidad de decir lo que pensamos sin sufrir las
consecuencias de tal osadía. Tal vez hoy sea una oportunidad y por ello lanzo
estas preguntas sabiendo que quizá nunca tendrán respuesta, porque algunas, son
las mismas que hice hace tres meses y temo que me las siga haciendo al pasar el
tiempo:
¿Por qué a tres meses aún no se tiene un móvil
claro y se tiene prisa por cerrar el expediente?
¿Por qué a tres meses de la masacre todavía no es posible
el acceso al expediente, con la facilidad con que se desearía?
¿Por qué no se ha investigado ni castigado a
quienes permitieron las filtraciones?
¿Por qué no han investigado quién se apropió de
las pertenencias de las víctimas?
¿Por qué no se le ha permitido declarar a los
amigos, familiares y vecinos que han querido aportar información?
¿Por qué se hicieron afirmaciones a grado de
testigo sin presentar pruebas y sin que hubiese quien sustentara lo que se dijo?
-¿Por qué no se ha buscado el arma con que se
cometió el crimen?
-¿Por qué no se mantuvo la cadena de custodia y no
se protegió debidamente el lugar, los objetos y se modificó la escena del
crimen?
¿Qué intereses llevaron a la PGJDF a adoptar una
estrategia de incertidumbre, desinformación y sospecha que generara dudas sobre
la integridad y la reputación de las víctimas al grado de que la opinión
pública pudiese encontrar justificación para el asesinato?
¿Por qué no se implementaron los protocolos
específicos que se deben realizar en casos de crímenes con grado sumo de
violencia?
¿Por qué se violaron los protocolos y se dio trato
VIP a los interrogados del Estado de Veracruz, y se minimizó el hecho de que
fueron asesinadas cinco personas?
¿Por qué la actividad de Nadia como activista no
ha sido contemplada como un hecho que la colocó en una situación de
vulnerabilidad?
¿Qué les impide hacer una investigación, clara,
expedita, diligente, exhaustiva, que lleve al esclarecimiento de los hechos,
del móvil y a encontrar los actores materiales e intelectuales?
En esta búsqueda de la verdad, no nuestra verdad,
no la verdad institucional, sino la verdad surgida de una investigación seria,
justa, sin intereses políticos ni personales, sin dinero de por medio; una
investigación clara, diligente, exhaustiva; exigimos lo que es nuestro derecho,
porque ninguna persona debería perder la vida por causa del interés mezquino de
otra. No creemos en las Instituciones pero sí en algunas personas y por ello
buscamos a la persona o las personas que estén dispuestas a hacer su trabajo y
a acceder a esa verdad. “Seamos realistas hagamos lo imposible.”
Nuestra Nadia ha sido asesinada y con eso “sabemos
que no existe ya posibilidad de justicia y la razón primera es casi semántica:
“Una de las cuatro virtudes cardinales, que inclina a dar a cada uno lo que le
corresponde o pertenece”. Lo que nos corresponde, lo que nos pertenece nos lo
han arrebatado, irremediablemente.
Pero entonces, cuando no queda casi nada, queda
defender la memoria, queda no volverse insensible ante la normalización de la
violencia, de esa violencia perra que algunas veces sentimos tan lejos y otras
veces nos abofetea en la cara.
Queda dar la espalda al individualismo impuesto
desde la lógica mercantil, a este ridículo “sálvese quien pueda”, queda ser
solidarios.
Queda no dar crédito a sus “verdades históricas”,
a la estigmatización que se promueve desde los medios oficiales: “eran putas”,
“eran drogadictos”, “eran narcos”, “eran guerrilleros”.
Queda vivir con dignidad, nos queda la necedad de
vivir sin tener precio.”
Porque en este país, el lugar más seguro sigue
siendo un libro, les pido que permanezcan ahí.
No nos acostumbremos a la violencia.
Mirtha Luz Pérez Robledo
La Madre