JOSÉ YUNES ZORRILLA, ALBERTO SILVA RAMOS Y HÉCTOR YUNES LANDA. FOTOS:
M.A. CARMONA Y DEMIÁN CHÁVEZ.
XALAPA, Ver. (apro).- El diputado federal
Alberto Silva Ramos, así como los senadores José Yunes Zorrilla y Héctor Yunes
Landa son los precandidatos que el PRI barajea para suceder al gobernador
Javier Duarte de Ochoa en un periodo electoral único –llamado
“minigubernatura”–, y con ello evitar que la oposición gobierne por primera vez
en la entidad en la antesala de los comicios presidenciales de 2018.
El
pasado domingo 13, en sesión extraordinaria, el Consejo Político Estatal del
PRI decidió que será mediante una “convención de delegados”, la forma en que se
evitará la fractura entre la cúpula que hoy gobierna y la militancia priista.
Así se inclinará la balanza a favor de Silva, marcado “delfín” de Duarte; de
José Yunes, apadrinado por el secretario de Hacienda y Crédito Público Luis
Videgaray o el senador Yunes Landa, quien ha construido su vida política bajo
el padrinazgo político de Manlio Fabio Beltrones.
Desde
principios del año pasado, ambos senadores rompieron relaciones con el propio
Duarte cuando criticaron su incapacidad para administrar el estado, el
crecimiento de la deuda pública y la espiral de violencia e inseguridad que
existe en la entidad. Sin embargo, ante la cercanía del proceso sucesorio,
volvieron los abrazos fraternos y las palmadas en el hombro para fingir que hay
unidad entre el binomio PRI-gobierno.
En dicho consejo, el gobernador Duarte de Ochoa recurrió a sus
discursos incendiarios y poco sui generis para inyectar energía a quienes
buscaran enderezar el rumbo gubernamental en el periodo 2016-2018, pero que
primero tendrán que enfrentar a una alianza opositora integrada por PAN y PRD.
“Nuestra
alianza es legítima y genuina. No es de interés. No es un acostón… Nosotros
tenemos un matrimonio con el pueblo veracruzano. Por eso ganamos, por eso es
que vamos a seguir ganando”, dijo Duarte para ser ridiculizado horas después en
redes sociales por militantes de oposición, columnistas, periodistas y
cibernautas por comparar una elección y una alianza con una relación sexual.
Apenas
el martes 29 –a dos semanas de que se conozca al candidato–, el mandatario
estatal convocó a una reunión privada en Casa Veracruz con quienes aspiran a
sucederlo. Ahí fue “plantado” por el senador José Yunes. Entonces, echó mano de
los secretarios de Gobierno Flavino Ríos y de Obras Públicas Tomas Ruiz
–exlíder nacional de Nueva Alianza–, así como de los legisladores federales
Jorge Carvallo, Adolfo Mota y Erick Lagos, anotados de último momento en la
baraja sucesoria.
Después
de una comida –donde Héctor Yunes permaneció con gesto adusto gran parte de la
reunión–, Javier Duarte escribió en su cuenta de Twitter: “Tengo el gusto de
convivir con quienes comparto una misma visión de futuro por el desarrollo de
un mejor Veracruz”.
Hacia
la noche, columnistas afines al gobierno priista escribieron que en el acto el
mandatario estatal dejó claro que entre esos “comensales” estaba el próximo
gobernador de Veracruz. Sin embargo, reparó al decir que quienes no sean
seleccionados tendrán que disciplinarse y apoyar al “elegido” por el bien del
PRI.
En la
fotografía que filtró la administración priista, Javier Duarte aparece
“flanqueado” por Héctor Yunes –con quien tiene severas diferencias– y por
Alberto Silva, ambos considerados punteros en las encuestas del PRI.
Silva,
antecedentes
En
entrevista, Alberto Silva, diputado federal y líder estatal del PRI en
Veracruz, admite formar parte del “grupo político de Duarte” y dice que buscará
“unir a todas las expresiones del priismo el año entrante”.
El
aspirante ha sido alcalde de Tuxpan, jefe de prensa del gobernador Duarte y
secretario de Desarrollo Social en lo que va del sexenio. Y con ese historial
admite su interés por ser abanderado del PRI para gobernar los próximos dos
años: “(Fernando) Gutiérrez Barrios gobernó dos años y fueron suficientes para
dejar grabado por siempre su nombre”, argumenta.
Silva Ramos admite que entre la oposición las denostaciones
pasarán por dos rubros: La deuda pública que dejó en Tuxpan y dejar antes de
tiempo el cargo edilicio para ser candidato a legislador federal, así como las
ligas laborales de su hermano Francisco con Pancho Colorado, empresario condenado a 20
años en una cárcel de Estados Unidos por vínculos con Los Zetas a quienes servía de prestanombres para
“lavar dinero” mediante la compra de caballos cuarto de milla.
De los
nexos de su hermano, apoderado legal de ADT Petroservicios –empresa cuyo dueño
es aún Colorado–, Alberto Silva ataja: “ADT, entre otras son empresas legales
que dan trabajo a cientos de tuxpeños. Mi hermano es uno más, pero él ni milita
en el PRI ni es de mi equipo político. Tiene un pequeño restaurante… y será la
justicia la que determine la situación de esta empresa”.
El propio aspirante aprovecha el tema de Pancho Colorado para fustigar que es el
candidato de la coalición PAN-PRD Miguel Ángel Yunes Linares quien “en dichos
del propio Colorado” es el único político que –abanderado por los panistas– sí
le pidió dinero y “pasó charola” para las campañas a gobernador del 2010.
Sobre
la deuda de los 44 mil millones de pesos que dejará Duarte, las obras
inconclusas, los asesinatos de periodistas en la entidad y las 950
desapariciones de personas –según cifras de la Fiscalía local, Silva Ramos dice
que no repercutirán “negativamente” en las próximas campañas gubernamentales.
“Decía Reyes Heroles que cada elección es una calificación (sic) al gobierno y
Duarte ha logrado tener mayoría en el Congreso (sic) en dos
ocasiones. A nivel federal somos la segunda bancada más importante del país, no
se puede negar que uno de los grandes activos políticos del estado es el
gobernador Javier Duarte”, expone.
Contra
Duarte, desde el propio PRI
Al interior
del PRI, legisladores locales y federales, así como viejos cuadros políticos
relegados de la administración de Duarte o enviados a cargos medios porque éste
privilegió la inclusión de exiliados del PAN, han visto con simpatía las
aspiraciones de José Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa.
Éstos
sellaron un pacto de que “antes de que concluya el año” o arrancando enero,
“uno habrá de declinar por el otro”, para buscar derrotar en la “convención de
delegados” al equipo político en el poder.
Yunes
Zorrilla expone en entrevista que al PRI “por encima de cualquier otro partido
político” lo acompaña un fuerte señalamiento de “descontento” y “molestia” por
actos vinculados a corrupción.
Agrega
que las auditorías de la ASF, el enriquecimiento inexplicable de diversos
neofuncionarios públicos y el desorden financiero han repercutido negativamente
entre la ciudadanía por culpa del “grupo mayoritario” que hoy gobierna.
Por
ello, el exlíder estatal del PRI detalla que para la competencia interna hará
bloque con el otro senador priista Héctor Yunes para evitar un “dedazo” del
actual mandatario.
“Para
la elección del 2016 tenemos que empezar a dejar muy claro que en esta
competencia interna el senador Héctor Yunes y yo, y un grupo de amigos,
estaremos participando en un solo bloque. No será una decisión unilateral, va
muy avanzado y haremos prevalecer, uno de los dos tendrá el apoyo del otro”,
expone.
Yunes
Zorrilla ataja que aunque el gobernador tiene nexos con varios sectores, bases
y liderazgos del PRI, “no los tiene todos”. Y reitera: “Necesitamos un proceso
interno, equitativo, incluyente, que de alguna manera deje satisfechos a los
sectores”.
Héctor
Yunes Landa, actual senador, exlíder del PRI, exdiputado local y exaspirante a
diputado federal por el distrito de La Antigua, antepone que hoy lo que urge y
debería estar consciente “quien gobierna en Palacio de Gobierno” es que la
próxima administración de dos años tendrá que gobernar un correligionario.
“En el
PRI ha habido cuestionamientos, señalamientos, críticas, pero al final nos
podemos poner de acuerdo. Somos uno de los nueve estados de la República que
nunca hemos perdido la elección como PRI”, argumenta.
Aunque
fue un ácido crítico de Duarte durante el primer semestre del 2015, cuando lo
acusó de ser “sectario, pequeño, anacrónico y con injerencias lamentables”, hoy
ha matizado las críticas.
En los
pasillos del PRI y del Palacio de Gobierno se estima que en la primera semana
de enero habrá movimientos visibles de quien podría ser el candidato oficial
para suceder a Javier Duarte. También se elucubra que de los dos no electos,
saldrá el candidato para la elección homologada del 2018.
Mientras
tanto, en columnas políticas, redes sociales y con el apoyo de periodistas
locales, tanto Héctor y José Yunes como Alberto Silva buscan ganar adeptos y
posicionamientos dentro de la militancia priista.