Aurelio
Nuño fue Secretario de Educación en el país, del jueves veintisiete de agosto
del dos mil quince al miércoles seis de diciembre del año dos mil diecisiete,
por lo que le correspondió determinar el presupuesto educativo de la Secretaría
para los ejercicios fiscales 2016, 2017 y 2018.
El primer
dato que llama la atención del defensor de la reforma educativa y sus logros,
es que dejó caer el presupuesto desde que entró hasta el último año de este
sexenio para perder en sus tres años una bolsa cercana a los 35 mil millones de
pesos, y gracias a que el Congreso de la Unión le rectificó la plana a sus
propuestas originales, se logró detener la tendencia decreciente del
presupuesto educativo que hubiese terminado con menos de 265 mil millones de
pesos. Ver Tabla 1.
Presupuesto
asignado al ramo 11. Secretaría de Educación Pública de México. Años 2015-2018.
Fuente: Diario Oficial de la
Federación, Presupuesto de Egresos de la Federación para los años 2015-2018.
La tragedia no acaba ahí, lo
interesante de sus hechos, contra sus dichos es que el Programa de la Reforma
Educativa comenzó con un presupuesto de más de siete mil millones de pesos y
terminó con dos mil cuatrocientos cuarenta y tres, dedicando una parte
importante a infraestructura de las escuelas, desapareció el programa de Inclusión Digital, rescatado en 2018 por los diputados,
al igual que los programas de Formación de Recursos Humanos
Basada en Competencias, y Mantenimiento en
Infraestructura, a quienes los diputados les otorgaron presupuesto
con la finalidad de que volvieran a existir en el 2018.
Sin mejor suerte y para demostrar
su estrecha concepción de la educación, Aurelio Nuño, eliminó del presupuesto
programas de importancia cultural y educativa tales como: el de Educación y Cultura Indígena; el de Apoyos a la
Cultura; el de Protección y Conservación del Patrimonio
Cultural; el de Protección de los Derechos
Tutelados por la Ley Federal del Derecho de Autor y el de Servicios Educativos Culturales.
En la
siguiente tabla podemos observar la disminución considerable para programas que
tendrían que ser apuntalados por cualquier reforma educativa, tales como la
Inclusión y la Equidad, el Fortalecimiento a la Calidad Educativa y qué decir
del Desarrollo Porfesional Docente, sin embargo, todos tuvieron disminuciones
significativas. Ver Tabla 2.
Programa
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2016
|
2017
|
2018
|
244. Para la Inclusión y la Equidad Educativa
|
443,010,652.00
|
383,357,964.00
|
401,716,141.00
|
247. Para el Desarrollo Profesional Docente
|
2,245,823,964.00
|
1,654,065,833.00
|
1,733,275,442.00
|
267. Fortalecimiento de la Calidad Educativa
|
4,476,908,554.00
|
2,986,961,952.00
|
2,293,168,597.00
|
Fuente:
SHyCP, Presupuestos de Egresos del Ramo 11.
La
disminución en los presupuestos siempre debe de ir acompañada de una
explicación que determine las causas por las que un programa deja de existir, o
ya no merece o debe tener presupuesto, explicación no presentada por la SEP en
ningún año, y sólo fue argumentada la necesidad de concentrar recursos en el
programa de la Reforma Educativa, que bien a bien no se sabe qué hace, fuera de
fortalecer la infraestructura. Sobre los recortes se pretextó la disminución de
los ingresos federales, por lo que habría que reducir los apoyos a diversos
programas, por eso llama la atención, las vociferaciones de Aurelio Nuño, el
coordinador de campaña de José Antonio Meade, pues mientras se desgarraba las
vestiduras contra quienes suponía no tendrían propuestas educativas y, se
dedicarían a eliminar la Reforma Educativa, la prensa publicó la nota de notas
del defensor de la educación: “Nuño se gastó 1, 963 millones de pesos en el año
2017 en comunicación social”…,
Dicho
gasto rebasó centenas de veces el presupuesto que el Congreso de la Unión le
había autorizado de 70.6 millones, y resulta que, del año 2013 al 2018 la SEP
se gastó 4 mil 443 millones de pesos contra un presupuesto autorizado de
406 millones de pesos. Desde que Aurelio entró como titular a la Secretaría de
Educación Pública se pagó una campaña publicitaria de más de 3 mil millones de
pesos, claro pretendía ser presidente como su amigo y mentor, Enrique Peña
Nieto.
Así
tenemos que los tres veranos anteriores a la etapa en la que el Ejecutivo le
presenta al Legislativo las propuestas presupuestales, Nuño se dedicó a
promoverse en todos los medios, hasta sufrir el revés de la pequeña de
primaria que le enseñó que no se dice ler, sino leer, y mientras tanto
introyectó y pactó la idea que al sector educativo podían recortarle recursos
sin problema, mientras el gobierno federal engordaba escandalosamente el
presupuesto para seguridad pública, sin buenos resultados. Esto sí es una
tremenda afrenta a la niñez, la juventud y sus padres, así como un insulto a la
inteligencia de la población que afortunadamente cada vez tiene mayor
información. Como podrán ver Aurelio Nuño, por más que se pinte de reformador,
sabemos que se sirvió a lo lindo con el presupuesto que debería de haberse
aplicado en programas educativos y formativos para la niñez y sus docentes.
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