Aquellas
promesas de campaña y las palabras en su toma de protesta el 31 de diciembre de
2017 de la ahora alcaldesa de Córdoba quedaron en el olvido, ella ratifico que
no claudicaría, ni cedería una micra de espacio a la delincuencia. Sin embargo
a 6 meses de haber pronunciado esas palabras y de haber tomado el cargo elude
su responsabilidad y públicamente ha declarado que no le compete la seguridad
de los cordobeses. Lo vergonzoso es cuando los Ciudadanos se manifiestan y la
buscan en el palacio municipal, se esconde o anda divirtiéndose fuera de la
ciudad. Es evidente el incumplimiento de sus compromisos y la verborrea de su
discurso que fue “llamarada de petate” y una burla para los cordobeses.
Mientras tanto en las calles seguimos con los asaltos, robos, ejecuciones y una
violencia cotidiana, pero esto, no le compete a la flamante alcaldesa que vive
en su burbuja y que las pocas ocasiones que se le ha visto va acompañada de
guaruras, claro pagados con dineros del erario público.
Lo peor es que la familia de la Alcaldesa de Córdoba impuso en
su partido político a su hija como candidata a una diputación local, pisoteando
la buena fe y voluntad de los militantes panistas, pero lo detestable es
pretender instalar una especie de monarquía en Veracruz utilizando a los
partidos políticos, órgano electoral y a los ciudadanos, tal como lo hace el
Gobernador Miguel Ángel Yunes quien a su hijo ex Senador lo hizo Alcalde de
Veracruz y su otro hijo Miguel Ángel ex Alcalde de Boca del Río, ahora le
quiere heredar la gubernatura de Veracruz. Como si los puestos públicos fueran
de su propiedad y como si en verdad se lo merecieran.
Los cordobeses hemos sido testigos de la forma en que se conduce
la alcaldesa, revanchista y nefasta, envía quitar de la plaza principal una
estatua del célebre cordobés Othón Arroniz, se confronta con varios sectores
sociales y lo execrable es que no cumple con sus funciones de alcaldesa,
dándose una vida de reyna, en donde no
se siente obligada a decir de cuanto es su salario y no da a conocer la nómina
del personal de confianza, violando la ley de transparencia. Queda muy claro
que su soberbia y su prepotencia son lo que la caracterizan, lejos de lo que
debe ser una servidora pública. Promete obra y servicios, condicionando a los
ciudadanos políticamente. Por eso no es extraño que públicamente sufra el
rechazo y sea abucheada, tal y como ocurrió a finales de abril de este año en
el evento donde el ayuntamiento trajo a una cantante, que por cierto aprobado
por cabildos se pagó dos millones de pesos por dicho espectáculo, también abucheada
en otros eventos como el show del circo de cepillin del domingo 10 de junio
pasado que fue recibida con una rechifla.
Los funcionarios públicos soberbios, prepotentes y sin vocación de
servidor público como la alcaldesa cordobesa se han ganado a pulso el repudio de
los ciudadanos.
Tenemos ediles de extracción panista, priista y de morena, que
no critican, no cuestionan, que son serviles a los designios de una presidenta
municipal y un departamento jurídico sin experiencia, en pocas palabras en
Córdoba, las autoridades municipales no están a la altura de las circunstancias
y he ahí los resultados nefastos en lo que va de esta administración municipal,
llevamos 6 meses y tal parece que Leticia López se está ganando poco a poco el
repudio de todos los cordobeses, a pesar de que una parte de la prensa la
vanaglorie y ensalce.
Andres Gómez
Ojeda Representante
de LA Organización y Autogestión Social
Independiente, A.C. integrante del FPR Córdoba, Veracruz.
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