Piedra en el zapato
Por Lilia Baizabal
Como la rectoría de la Universidad Veracruzana, dio marcha atrás a la convocatoria para salir a protestar por el asesinato del catedrático José Luis Martínez Aguilar, los profesores que si tienen sangre en las venas, optaron por sumarse a la tercera marcha por la paz, que se celebró en la capital de Veracruz, Xalapa, en pos de la proclama de Javier Sicilia que va por el país, despertando la conciencia ciudadana a favor de la paz.
Unos trescientos cincuenta universitarios, ambientalistas, líderes de organizaciones civiles de la Red Cívica Veracruzana o la Asamblea Veracruzana de Iniciativas y Defensa Ambiental, así como religiosos jesuitas, protestaron por la incapacidad de las autoridades del gobierno federal, estatal y municipal para brindar plena seguridad a los ciudadanos.
El reclamo de paz, de justicia y cese a la violencia en México y en Veracruz, se escuchó desde lo mas profundo de la conciencia de cada participante de la marcha. Los catedráticos especialmente de la facultad de pedagogía de la Universidad Veracruzana, decidieron no atender la demanda de la rectoría y lejos de regresar a sus hogares, optaron por sumarse con los marchistas por la paz.
Significativa la presencia de María Esther Hernández Palacios, profesora del instituto de Investigaciones Históricas Literarias de la UV y ex directora del Instituto Veracruzano de la Cultura (IVEC. En el año 2010, perdió a su hija Irene Palacios, en un atentado en contra de su esposo Fouad Hakim.
Hernández Palacios, sostuvo en lo alto, la fotografía de su bella hija que continúa sin descansar, allá en su tumba. Por culpa de la irresponsabilidad con la que funcionarios responsables de Procuración de Justicia de Veracruz actúan, cientos de familias, lloran a sus muertos, desaparecidos, acribillados.
Familias rotas y despreciadas por la impunidad del sistema de justicia, y miles de seres humanos desprotegidos, abandonados a la violencia de un crimen que crece a la sombra de un Estado, que su podredumbre, no ha sabido cumplir con su vocación primordial, de garantizar la seguridad a sus ciudadanos.
Esta dignidad de los marchistas, fue sumando dolores a lo largo de la caminata.
Muchos, rompieron el miedo a participar. El mismo rector de la UV, Raúl Arias Lovillo, salió de su escondite para como un ciudadano mas, se vio obligado a pronunciar un discurso débil, gris, mediocre, “los universitarios, siempre estaremos del lado de la justicia, la verdad y la defensa de las libertades de la sociedad en su conjunto”. Dijo.
La máxima autoridad de la UV, debió quedarse mejor en la comodidad de su oficina. Para decir, lo que fue a decir, hubiese sido mejor que no se apareciera. No sea que le vayan a quitar la mina de oro, que para él, ha representado ser rector de la Universidad Veracruzana.
Los catedráticos se quedaron con un mal sabor de boca, ¿ y este es nuestro líder? .
Los líderes de las organizaciones sociales, fueron mas coherentes.
Demandaron al Estado y a los partidos políticos, toda la justicia que deben desde hace 5 años que iniciaron las matanzas. “Nuestros muertos, por voz de los vivos, de los que estamos aquí, hablan y piden justicia”.
Una justicia, que junto con la recomposición de las instituciones, nadie debe regatearles, a no ser que el Estado, acepte ser, lo que hasta ahora ha sido, un Estado que se manifiesta indiferente ante el dolor y la exigencia ciudadana. Un Estado cómplice, vil.
Queda con la marcha de este viernes en la capital del estado Veracruz, constancia de que cada día, serán mas los ciudadanos que saldrán a las calles a protestar, a reclamar justicia y a gritar, ¡“Estamos hasta la madre”!, de los criminales y de los políticos.
Fuente: Plumas Libres