Por: José Miguel Cobián
Así, con el título de esta colaboración, contesté a un amigo cuando me preguntó la razón por la cual nuestro presidente de la República hizo lo que hizo con la detención de Hank Rhon y el ridículo posterior, al quedar libre para ser detenido y liberado en el mismo día una vez más.
Así también contesté cuando me preguntaron porque el presidente municipal de Córdoba canceló obras en la sierra que eran muy necesarias, a cambio de pavimentar el boulevard tratados de Córdoba, mismo que ya está pavimentado, en lugar de usar los recursos para bachear todas las colonias populares con cráteres en sus calles, o para pavimentar caminos rurales que todavía son de terracería.
Igual contesté cuando alguien preguntó el por qué de las tonterías que ha dicho en los últimos días el secretario de Hacienda y supuesto tapado del PAN a la candidatura a la presidencia de la República.
Cuando una amiga me dijo que era una tontería que el secretario de educación dijera que las telenovelas sirven para educar al pueblo de México, también preguntó porque decía eso el señor secretario y la respuesta fue la misma.
Cuando un vecino me preguntó porque en una zona habitacional de Fortín se había acepta el establecimiento de un table dance, le dije que la autorización tenía que venir forzosamente del presidente municipal, y a la pregunta de por qué habría hecho eso, la respuesta también fue la misma.
Cuando unos custodios de un cerezo no dejan pasar a realizar un trámite a una persona por portar camisa roja, uno piensa que lo hacen por respetar el reglamento. Pero cuando uno nota que entra otra persona (sin camisa roja) pero con una bolsa llena de cajas de cigarros, entonces uno percibe como falso ese supuesto respeto al reglamento, y a la pregunta de por qué hacen eso, la respuesta es siempre la misma.
En todos los casos, vemos muestras absolutas de autoritarismo, ignorancia de la función de un servidor público, afán de salir en los medios aunque sea por las críticas a un mal gobierno, una mala actuación o un mal funcionario, impunidad, dejadez por parte del ciudadano. Quizá usted pueda ponerle otros adjetivos. La realidad es que ese es nuestro México. Gobernantes autoritarios que piensan que lo que hacen está bien por haberlo hecho ellos, sin el mínimo atisbo de autocrítica, de humildad, de escuchar al pueblo.
Por eso la alternancia se da en nuestro país. No porque haya ideologías que atraigan a los electores, sino porque hay actuaciones de funcionarios electos y designados, que generan tal rechazo de la población que se castiga con un voto en contra o con la abstención. Y así vemos transiciones de colores en los municipios, estados y federación, pero la situación del ciudadano común no cambia. Sigue igual sin importar quien gobierne. Como si para los partidos todo fuera ganar alguna vez, ocupar puesto de poder y servirme y servir a mis cercanos. Y si no te gusto me cambias por otro color que resultará igual o peor.
Como dato morboso: habrá que ver qué sucede en los próximos meses a nivel nacional. Pues la guerra por internet ya comenzó entre azules y rojos. Si escalan las hostilidades, la sangre puede llegar al río… Cada vez hay menos que perder y muchísimo que ganar. Así tal pareciera que a pesar de saberse derrotado el azul saca la casta cuando menos para sufrir una derrota menor, ganando más puestos de elección popular. El amarillo sigue como siempre, distraído y en todos los casos, está cuidando más su guerra interior que lo que pudiera pasar, necesitar o requerir del exterior. Los rojos (antes verdes), están jugando a recibir y cansar al enemigo dejándose golpear, confiados en su capacidad de mover a los estratos más bajos de nivel de ingreso, que están muy ofendidos por la devaluación real o pérdida del poder adquisitivo de su sueldos aún en contra de lo que dice la propaganda oficial.
Y usted hace las cosas que debe hacer, o hace algunas que no debe, pero las hace simplemente porque puede…