J. Enrique Olivera Arce
“No votar, es un cómodo desinterés de
los débiles en inteligencia…” Claudia
Guerrero, periodista
Frente al aparato del gobierno, la
mayoría decide no votar
El triunfalismo sin sustento ofende a los ciudadanos. A casi tres años
al frente del ejecutivo estatal la estrategia mediática del Sr. Dr. Javier
Duarte de Ochoa, es ejemplo de ello. El festejo anticipado de la dirigencia
estatal del PRI cuando el PREP apenas computaba el 4 por ciento de las actas de
casilla, es la puntilla. Con el Programa de Resultados preliminares en el
ojo del huracán por sus inconsistencias y sospechosa caída del sistema por casi
once horas, se carece de credibilidad y certeza sobre la información difundida.
El que éste cerrara anticipando triunfos y derrotas, no es la última palabra,
el cochinero 2013 a nuestro pesar no termina hasta que termina y aún hay más.
En artículo anterior estimamos que la elección de diputados locales y
autoridades edilicias, confrontaría al voto duro con el voto nulo. Y no ha sido
así. Pese a que el voto nulo sumado al que favoreciera a candidatos no
registrados llegó a niveles insospechados, el verdadero oponente al voto duro
en el que se incluye el voto comprado, de partidos y candidatos, fue el
abstencionismo que, en esta ocasión, si la numeralia del PREP se acerca a
la realidad, derrotó no solo a partidos, candidatos, IEV y prensa oficialista,
también al proceso electoral y estrategias de quien mece la cuna.
En Xalapa, al cierre del PREP y con el 72.71 % de actas capturadas,
Américo Zúñiga, candidato de la coalición Adelante por Veracruz contaba a su
favor con 35,274 votos, contra 25,336 de Abel Cuevas del PAN y 19,856 de Dulce
María Dauzón de Movimiento Ciudadano. Sumando los votos a favor de los tres
punteros, tenemos 80,446 sufragios, lo que nos da una idea del peso del
abstencionismo en la capital y asiento de los poderes del estado cuya población
se estima como cercana a los 700 mil habitantes.
Quién entre partidos y candidatos de manera anticipada se asuma como
triunfador, de antemano miente engañándose a sí mismo. Independientemente de
que aún no se conocen los resultados numéricos de la elección del pasado
domingo, inconsistencias y presuntas impugnaciones, en una contienda en la que
la ciudadanía se enfrentara electoralmente al aparato del gobierno estatal, el
triunfo por donde se le quiera ver corresponde a los ciudadanos.
El burlador,
burlado
Ni diputados locales o autoridades edilicias que resulten legalmente
electos, podrán ocultar el hecho inobjetable de que la minoría se impuso sobre
la mayoría. Y aunque se dice como justificación que en la democracia electoral
se gana por un voto, es la voluntad ciudadana la que dando la espalda a
partidos y candidatos se guarda para sí la legitimidad democrática.
Frente al cochinero auspiciado desde las esferas del poder, la
ciudadanía actuó con mesura. La jornada electoral se desenvolvió en general con
tranquilidad y paz social. Si este clima se enturbiara por momentos, no
es atribuible a ésta, se sabe bien quien tira la piedra y esconde la
mano.
Claudia Guerrero nos dice en sus textos que “No votar, es un cómodo
desinterés de los débiles en inteligencia…”. Me permito respetuosamente diferir
de tan aventurada afirmación de la aguerrida periodista. El seguirle la
corriente a partidos y candidatos o darles la espalda en un juego cuyas reglas
se imponen desde el poder por la clase dirigente, no es un asunto de mayor o
menor coeficiente intelectual. Si así fuera, frente a un cochinero en el que
precisamente se ofendiera hasta el cansancio a la inteligencia de los
veracruzanos, la lógica más elemental indicaría que frente al voto duro tanto
el abstencionismo, voto nulo o el dispensado a candidatos no registrados
debiera haber sido unánime y no simplemente expresión política de una mayoría
conciente del agravio.
En un proceso político electoral la ciudadanía se expresa políticamente,
con mayor o menor conciencia de sus actos. Si se tratara de poner a prueba la
inteligencia o coeficiente intelectual en una elección, seguramente que en la
Universidad Veracruzana se elegiría rector mediante un proceso comicial abierto
entre académicos, administrativos y estudiantes y no por imposición de
una espuria junta de gobierno en época de vacaciones.
En la elección del pasado domingo los ciudadanos expresaron a su modo y
posibilidades, su conformidad con el actual estado de cosas, o su
descontento y hartazgo frente al cinismo y la desvergüenza, la corrupción e
impunidad del régimen político imperante, frente a la pobreza, desigualdad,
desempleo, pérdida del poder adquisitivo del salario o falta de expectativas de
futuro promisorio para las nuevas generaciones. La ciudadanía se expresó
políticamente en las urnas o al margen de estas, a sabiendas de que su voluntad
está secuestrada, y eso es lo que cuenta.
Una vez dados a conocer los resultados definitivos de la elección,
individual y colectivamente tenemos que tener conciencia de que se ha avanzado
en la construcción de ciudadanía y participación democrática. El sólo saber que
la numeralia electoral favorece a la minoría, y que la legalidad de los
comicios no implica legitimidad en quien resulte electo, así como tener claro que
la elección en nada modifica un estado de cosas que clase política y gobierno
se niegan a cambiar, abona a favor de un proceso liberador de la voluntad
política de cambio de los ciudadanos.
En congruencia, lo que sigue es fortalecer ciudadanía y participación y
unidad, exigiendo que el mediocre racimo de candidatos electos que nos
recetaran gobierno y partidos políticos una vez en funciones cumplan a
cabalidad con su encargo.
Hojas que se lleva
el viento
Congruente actitud de texto servidores y cómplices del cochinero en que
devino el proceso electoral, al afirmar en sus columnas sin aún contarse con
información oficial, que fue exitosa la estrategia de quien mece la cuna para
hundir a la oposición y quedarse con la mayoría en el Congreso local y el gobierno
de los principales centros urbanos de la entidad, consolidando al gobierno de
Javier Duarte de Ochoa. Ni hablar, para eso les pagan y la gente así lo
entiende. Si su afirmación se sustenta en las tendencias que arrojara el PREP,
tendrían que aceptar que la elección pone en evidencia que estamos ante un
Veracruz social y políticamente dividido, que en nada abona a favor del
desempeño del gobernador.- Xalapa, Ver., julio 10 de 2013.