En M茅xico hay personajes que nunca aparecen en las boletas, pero que han tenido m谩s poder que muchos presidentes.
Uno de ellos es Jos茅 Mar铆a C贸rdoba Montoya, el hombre al que muchos consideran el verdadero arquitecto del #salinismo.
Mientras Carlos Salinas daba discursos y firmaba c谩maras, C贸rdoba Montoya —su asesor estrella, su sombra, su operador— era se帽alado como el que decid铆a, el que empujaba reformas, negociaba pactos, cerraba acuerdos… y tambi茅n callaba verdades.
No era mexicano de nacimiento, pero eso no impidi贸 que tuviera un peso casi absoluto dentro del gobierno.
Su oficina en Los Pinos no era s贸lo un escritorio: era el centro de control, donde flu铆an informes de inteligencia, decisiones econ贸micas, movimientos pol铆ticos y hasta los silencios m谩s inc贸modos del sistema.
Y cuando #M茅xico ardi贸 en 1994 —levantamientos, crisis, asesinatos, traiciones internas— su nombre son贸 en todas las conversaciones, pero en ninguno de los reportes oficiales.
Demasiado poder para aparecer.
Demasiado conocimiento para perderse del mapa.
Hoy, C贸rdoba Montoya vive lejos del foco p煤blico, pero su legado sigue siendo una herida pol铆tica abierta: un recordatorio de c贸mo el poder real en M茅xico muchas veces no lo tienen los que vemos… sino los que se esconden detr谩s del presidente.
Porque la historia del salinismo no s贸lo se entiende con Salinas.
Se entiende con el hombre que mov铆a las piezas mientras todos miraban hacia otro lado.
M茅xico no debe olvidar a quienes gobernaron sin aparecer en las urnas.
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