* Gobernar para los cárteles, no para la sociedad * Asesinatos y secuestros políticos * Desalojo por reclamar el paradero de sus hijos * Laudos de alcoba en Conciliación * Y Marichuy Ríos, campañeando * Después de la elección, despidos en Pemex y CFE * Bulevar intercolonias: a punto de la congeladora.
Cobijado por el PRI, solapado por los priístas, Javier Duarte llegó a Veracruz a desgobernar, a consumar la quiebra financiera, a enraizar la inseguridad, arrodillado ante los cárteles, presa de la violencia y el baño de sangre. Y todavía pide el voto para el PRI.
Se multiplican los muertos en un escenario brutal, fuera de control, irracional. Si no son los embolsados, sus cuerpos mutilados, el mensaje de la venganza y el aviso de que esto está por comenzar, son los personajes políticos que comienzan a morir por las balas del odio y el clima de terror.
¿Qué no hay baño de sangre en Veracruz? Matan al ex alcalde de Cuitláhuac, Ambrosio Borbonio Anne, alias “Vocho”, un panista apreciado entre los suyos, denostado por sus enemigos, al que una noche, la martes 19, le quitaron la vida con todas las trazas de una ejecución.
Cenaba en un restaurant.
Era cerca de la medianoche. De pronto se escucharon varios disparos, alcanzando
a ex edil, el terror flotando en el ambiente.
“Vocho”
provenía de la corriente de los Pipos, las huestes de Alejandro Vázquez Cuevas,
pero su muerte provocó reacciones airadas, de pipos y no pipos, natural la del
líder del PAN en Veracruz, Jesús Mancha Alarcón; la del líder de la fracción
panista en el Congreso estatal, Domingo Bahena Corbalá; la del senador Fernando
Yunes Márquez.
¿Que
no hay baño de sangre en Veracruz? Asesinan al ex líder del PRI en Tierra
Blanca, Luis Manuel Lara Muñoz, alias “El Pequitas”, el miércoles 20, tiroteado
cuando viajaba en su camioneta sobre la carretera La Tinaja-Ciudad Alemán.
Conducía
su vehículo y al disminuir la velocidad, en el primer tope de La Sirenilla,
sintió la primera descarga. Perdió el control de la unidad. Salió de la carpeta
asfáltica.
Ahí
se le ve, en las imágenes que circulan en los medios de comunicación, sobre el
asiento de la camioneta, inerte en un charco de sangre.
No
hay baño de sangre, dicen los duartistas de la pluma, textoservidores sin
vergüenza que todavía exaltan el desgobierno de Javier Duarte, irrecuperable ya
la tranquilidad y la paz porque el crimen organizado permeó, creció y sometió
al gobernador.
No
hay baño de sangre, expresan con cinismo los descarados amanuenses de Javier
Duarte cuando los muertos tienen etiqueta política, emergen de los partidos,
son azules o priístas y con su ejecución se traslada la violencia hacia una
esfera de poder hasta ahora intocada.
En
diez días, siete jóvenes fueron levantados en Coatzacoalcos, sacados de su
hogar, unos; interceptados cuando viajaban en sus autos, otros, todos
intervenidos por la Policía Civil, según las denuncias de familiares.
De
los siete, de acuerdo con versiones extraoficiales, sólo Iván Arévalo y Diego
Corro habrían regresado “muy lastimados”.
Otros
cinco están en el limbo. Sus padres y amigos protestan, exigen la verdad, saber
dónde están. Responde la pandilla duartista con su silencio, como las mafias
que destruyen y callan, como los clanes que buscan la paz, pero la paz de los
sepulcros. Y con la represión.
Otro
caso: Jacqueline Rangel Cardoza, esposa del director de Consorcio Clavijero, ex
regidor de Minatitlán y ex director del Instituto Tecnológico Superior de
Coatzacoalcos (ITESCO), Ricardo Orozco Alor, fue secuestrada la mañana del
miércoles 20.
Dejó
a sus hijos en la escuela. A eso de las 9 de la mañana, súbitamente la interceptaron
dos autos compactos. De ellos descendieron varios individuos, armados, soeces,
profiriendo órdenes tajantes y se la llevaron.
Van
casi dos días. Nada se sabe de Jacqueline Rangel. Trascienden relatos,
versiones de allegados, amigos de Ricardo Orozco. Que hubo un primer contacto,
que ordenaron no presentar denuncia, que exigieron mantener a la policía fuera
del caso.
Nada
oficial, sólo corren las versiones de boca en boca. Que ya hay una cantidad por
la vida de la dama, que hay un proceso de negociación. Dice un usuario de las
redes que los secuestros no se negocian; se pagan. Las negociaciones provocan
desenlaces fatales.
Ricardo
Orozco no es un personaje cualquiera. Fue regidor en Minatitlán, líder de la
CNOP del PRI, líder sindical en el ITESCO, luego director, hoy titular del
Consorcio Clavijero en la Secretaría de Educación de Veracruz. Es potencial
candidato a diputado local o a la alcaldía de Minatitlán.
Tiene
Ricardo Orozco un padrino: Flavino Ríos Alvarado, secretario de Educación en
Veracruz, antes diputado local, líder del Congreso, director de Acción Social,
operador político desde el hernandezochoísmo, pieza clave en el esquema de
seguridad del favorito del alemanismo, Alejandro Montano Guzmán.
No
es, pues, un secuestro cualquiera. Jacqueline Rangel Cardoza es la esposa de un
político de futuro promisorio.
Alcanza
la violencia al círculo político. Asesinan a un ex alcalde panista, a un ex
líder priísta. Secuestran a la esposa de un funcionario del gobierno de
Veracruz
Siguen
los robos, los asaltos, la extorsión. Y todavía dice la prensa duartista, los
textoservidores del duartismo, los cómplices de la pluma, que ¿cuál baño de
sangre?
Pasmado,
Javier Duarte no sabe qué hacer. La violencia lo rebasa, lo somete el crimen
organizado, fracasa su estrategia de seguridad, van operativos, vienen
estrategias, se desploma la credibilidad.
Su
legado es de sangre. Veracruz vive una oleada de terror, agravada por casos
como el de la joven Columba Campillo González, plagiada en Boca del Río, luego
de correr en el malecón, el miércoles 6. Su cuerpo fue hallado dos días después
en un terreno baldío.
Aparecen
cuerpos mutilados, asesinan con saña. Hay ajuste de cuentas entre células del
narco, que dirimen su lucha por las plazas y por los territorios como sólo
ellos pueden hacerlo: a ritmo de metralleta y sangre en las calles.
Veracruz
es violento. No es el rincón del son ni el sonido del fandango. Aquí lo que se
percibe es el miedo, el terror en las calles, la zozobra en cada paso, la
sociedad que a duras penas puede creer que algún día tuvo tranquilidad.
Escenario
inédito para un gobernador. Javier Duarte fue indiferente, cuidado él, en el
olvido la población. Dijo frases tan absurdas como aberrantes. “En Veracruz no
pasa nada”, “Sólo se roban Frutsis y Pingüinos de los Oxxos”, “El que la hace
la paga”.
Así
llega al final de la elección federal. Reto crucial para el PRI que requiere
votos cuando el gobierno priísta fue incapaz de garantizar la tranquilidad, la
seguridad y la paz a los veracruzanos.
Javier
Duarte gestó las condiciones de violencia, la policía rebasada, la corrupción a
todo nivel, infiltradas las corporaciones, fallido el proceso de acreditación,
pues el día que no reprimen a los ciudadanos se les sabe secuestradores y hasta
cercenando a sus víctimas.
Veracruz
está inmerso en la violencia cuando el proceso electoral está a unos días de culminar.
Pide el voto el PRI, provocando la reflexión de diversos núcleos sociales, la
condena a los gobiernos priístas, el estatal y los municipales, que dejaron
pasar al narco, que permitieron que Veracruz se convirtiera en campo de batalla
de los cárteles, que contribuyeron con su pasividad a que les robaran la
tranquilidad.
Quieren
Javier Duarte y el PRI el voto de los veracruzanos. Lo tendrán. Será el voto de
castigo, la voz en las urnas, la condena a un gobierno que se comió al estado,
que lo saqueó y que sentó las bases del baño de sangre que se vive hoy.
Misión
cumplida, don Javier.
Archivo muerto
Si
fueran tronquistas, les habría ido mejor. No los habrían desalojado. Y hasta
los habrían solapado. Pero no. Ellos sólo piden que les devuelvan a sus hijos,
que les digan dónde están, que les digan si están vivos. Jueves 21 por la
mañana. Llegaron, una vez más, al puente Coatzacoalcos I y ahí se plantaron,
con sus pancartas en mano, con sus leyendas de reclamo, con la angustia de no
saber dónde están los cinco jóvenes que presuntamente se los llevó la Fuerza
Civil. Y de mañana también, minutos después, arribó la policía de Veracruz.
Amagó, avanzó, disgregó al grupo de padres, hermanos y amigos. Los encapsuló
con sólo empujar, sonar los toletes contra los escudos, infundir miedo mientras
las madres soltaban en llanto, la impotencia en la piel, exigiendo saber qué
pasó con sus hijos, por qué se los llevaron, qué hicieron para no estar ya.
Entre uno y otro bando, entre los uniformados y las familias, se mueven los
fotoperiodistas. Captan escenas, graban y reportan. Reclaman los padres que
acudieron a la vía legal y no se les escuchó. Les quedó el camino de la
manifestación. ¿Que violentaron el derecho de los automovilistas? Sí. ¿Que
ahorcaron el tráfico vehicular? Sí. Y por eso se les reprimió. Si fueran
tronquistas, si los liderara Renato Tronco, tendrían impunidad. Podrían
permanecer días sobre la autopista sin amago de desalojo, tolerados y solapados
por la pandilla duartista. Pero la impunidad tampoco es pareja. Para el
diputado multipartido sí; para el pueblo no. A Renato Tronco le instalaron una
mesa de diálogo, le bajaron a medio gabinete, cedieron a sus demandas, lo
marearon y hasta lloró. A los padres de los desaparecidos no. Para ellos sólo
hubo desalojo y ni una explicación. Es Veracruz donde la justicia es selectiva
y perversa. Y mientras, ¿dónde están los jóvenes desaparecidos?… Así que en la
Junta de Conciliación y Arbitraje 16 de Coatzacoalcos primero se conocen los
laudos y luego se realizan los proyectos. O sea, hay fuga de información. O hay
violación a la secrecía. O la presidenta de la Junta tamalea las resoluciones.
Es el caso del conflicto que enfrenta el Instituto Margarita Olivo Lara por el
despido injustificado de la maestra Inés del Carmen Valladares Lavín, en que
ella logró acreditar que le falsificaron la firma en la supuesta renuncia
voluntaria exhibida por la escuela, caso que llevó a los tribunales a las
propietarias, María Amparo Elena Arens Medina (Helen Arens), Margarita Gómez
Ortiz y Alicia Guadalupe Mena Brito Trejo. Trasciende un laudo que aún no se emite,
que está en manos del proyectista, que evidencia cómo se maneja la justicia
laboral en Veracruz. Caso explosivo, donde el conflicto de interés suena a
transa y huele a corrupción, pues la antigua proyectista, María Trinidad Tovar
Lugo, es esposa del abogado Abelardo Fausto Sevilla, en su momento
representante legal de las propietarias del Instituto Margarita Olivo Lara. O
sea, ella en la Junta y él representando a las demandadas. Una vez descubierto
el cochupo, laudo de alcoba, la proyectista fue relevada y el abogado Fausto
pasó a desempeñarse en la parte penal del conflicto que aún enfrenta el trío
Arens-Gómez Ortiz-Mena Brito, pues los amparos ganados se fueron a revisión. Y
a todo esto, ¿dónde vacaciona la presidenta de la Junta de Conciliación, María
de Jesús Ríos Blanco, aquella del video donde se estaciona en lugares
destinados a personas con discapacidad? Ah sí, en Acayucan, operando en la
campaña del candidato priísta a diputado federal, Erick Lagos Hernández, porque
ambos son fidelistas. ¿Campañeando en horas de trabajo? Caos puro, fuga de
información, conflicto de interés, laudos entre sábanas. Y esa es solo la punta
del iceberg. No es el primer caso que ocurre en las barbas de Marichuy
Fidelista Ríos. Hay otras firmas falsificadas, los mismos rostros, los mismos
nombres. Vamos pues…Malas nuevas para petroleros y electricistas: después de
las elecciones habrá guillotina. Se van a la calle miles de trabajadores.
Comisión Federal de Electricidad reducirá sus acciones a unas cuantas áreas
administrativas; la operación será entregada a la iniciativa privada, que sólo
requerirá un mínimo de personal. Pemex se adelgazará; desaparece el servicio
médico; se asociará con empresas privadas para realizar tareas operativas. Aún
no se determina cuántos trabajadores quedarán sin empleo. Dicen que de CFE se
van 16 mil. Dicen que de Pemex, 60 mil. Por ahora, antes de las elecciones
federales, nada se mueve. Se trata de evitar el voto de castigo. Después viene
la debacle. Para entonces, petroleros y electricistas ya habrán ayudado al PRI
a sostenerse en el poder… Fecha fatal, este viernes 22, para destrabar la
construcción del bulevar intercolonias. Si este viernes no hay acuerdo entre el
ayuntamiento y los dueños de los predios afectados, el retraso de la obra se llevará
por lo menos un año. ¿Y qué van a decir en el Congreso de la Unión? ¿Que el
anuncio oficial, a cargo del gober Javier Duarte, fue farsa, solo para que les
liberaran más recursos, a sabiendas que no se habrían de aplicar?…
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