Los pilares básicos de la versión del
gobierno mexicano sobre el caso de los 43 estudiantes desaparecidos en
Ayotzinapa han sido fuertemente cuestionados.
Los expertos independientes
designados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ponen en
cuestión tres elementos básicos de
esta versión: la supuesta incineración de los cuerpos, los motivos del crimen y el
papel de policías militares y federales en el caso.
Este es un resumen de las principales
conclusiones del informe, de 550 páginas.
1- La incineración
El Grupo Interdisciplinario de Expertos
Independientes (GIEI) dice que no hay evidencias de que los
estudiantes fueran incinerados en un basurero.
"Ese evento tal y como ha sido
descrito no pasó", resumió el experto español Carlos Beristáin en
conferencia de prensa.
Según la Procuraduría General de la
República (PGR), los estudiantes fueron llevados por sicarios del grupo de
narcotraficantes Guerreros Unidos a un basurero, donde los asesinaron y
quemaron sus cadáveres.
Pero un peritaje independiente del
experto peruano José Torero, de la Universidad de Queensland (Australia)
estableció que "no existe ninguna evidencia que apoye
la hipótesis generada en base a testimonios, de que 43 cuerpos fueron cremados
en el basurero municipal de Cocula".
La desaparición de los 43 estudiantes en septiembre
del año pasado causó conmoción en México.
De acuerdo con el experto, en los
alrededores del basurero no había combustibles suficientes para cremar cuerpos,
"inclusive uno".
Según el estudio de Torero, para incinerar 43 cuerpos se deberían haberse usado 30
toneladas de madera y el fuego tendría que haber ardido por 60 horas, y
no las alrededor de 12 que había dicho el gobierno con base en la confesión de
los inculpados.
Además, la llama habría alcanzado una
altura de siete metros y el humo 300, lo que habría llamado la atención de la
gente de localidades cercanas.
Por todo esto, "el GIEI se ha formado la convicción de que los 43
estudiantes no fueron incinerados en el basurero municipal de Cocula".
2- Las motivaciones
Hasta ahora la versión oficial
indicaba que los estudiantes iban a entorpecer un acto del alcalde de Iguala y
su esposa y que fueron confundidos con miembros de Los Rojos, un grupo criminal
rival de Guerreros Unidos.
Pero los expertos dudan de esta versión y apuntan a una causa muy
distinta: el negocio de la heroína.
El GIEI obtuvo información de que en
Iguala opera una red de tráfico de heroína hacia Estados Unidos, que mueve sus
cargamentos en autobuses comerciales.
Los padres de los estudiantes siempre rechazaron la
versión del gobierno.
Los estudiantes tomaron varias
unidades de la central camionera la noche del 26 de septiembre y las agresiones
en su contra al parecer tenían la intención de impedir que las unidades
abandonaran la ciudad.
"El negocio que se mueve en la ciudad de Iguala podría explicar la
reacción extremadamente violenta y el carácter masivo del ataque", establece el
informe.
Una de las pistas en las que se
apoyan los investigadores es que, aunque el expediente del caso menciona que
los autobuses tomados por los estudiantes fueron cuatro, el testimonio de las
víctimas siempre mencionó a cinco.
En la averiguación de los expertos se determinó que sí existió ese
autobús, que los estudiantes tomaron sin permiso en las afueras de Iguala.
Los expertos pidieron seis meses más para seguir
investigando.
El autobús pertenece a la empresa
Costa Line. Al inicio de la investigación fue incluido en el expediente, pero
luego no se volvió a mencionar su existencia.
Y cuando el GIEI solicitó a la
empresa transportista revisar esa unidad, la compañía presentó un autobús
distinto.
Las autoridades no realizaron investigaciones sobre ese autobús en
particular.
Además, las "explicaciones
posibles", dicen, como "confusión con un grupo del narco o la
delincuencia organizada es inconsistente con el grado de conocimiento de las
autoridades de los hechos".
Los investigadores aseguran que la
hipótesis "más consistente" de la violencia desatada contra los
estudiantes es que la acción de tomar autobuses por parte de los normalistas"podría haberse cruzado con dicha existencia de drogas ilícitas (o
dinero) en uno de los autobuses".
"Esta línea de investigación no
se ha explorado hasta ahora", aseguran los expertos.
El quinto autobús, dicen, "podría ser un elemento clave para
explicar los hechos".
3- El papel de las
fuerzas de seguridad federales
Desde la tarde del 26 de septiembre,
cuando los estudiantes salieron de su escuela, sus movimientos fueron
monitoreados por policías federales y militares, que fueron una presencia
constante.
Testimonios recabados por los
investigadores refieren que hubo agentes de inteligencia
del Ejército en al menos dos de los escenarios donde los estudiantes
que luego desaparecieron fueron detenidos por policías municipales.
Hubo multitud de protestas desde que desaparecieron
los 43 estudiantes.
También existen testimonios de que
uno de los autobuses de donde se llevaron a parte de estos jóvenes fue detenido
por policías federales.
Además, un grupo de soldados
interrogó a estudiantes que llevaron a un compañero herido a una clínica
particular.
Los expertos de la CIDH solicitaron
hablar con integrantes del 27 Batallón de Infantería de la Secretaría de la
Defensa Nacional.
Es el grupo militar asignado a Iguala y sus alrededores. El gobierno
mexicano no permitió los interrogatorios.
Hasta ahora, el papel de policías
federales y militares en las escenas de los ataques y desapariciones no ha sido
investigado por completo.
"El nivel de intervención de
diferentes policías y escenarios (...) da cuenta
de la coordinación y mando existente para llevar a cabo dicha acción. La necesidad
operativa de coordinación entre fuerzas de dos cuerpos policiales municipales
diferentes (...) que intervinieron esa noche señalan la necesidad de un nivel de coordinación central que dio las órdenes", se asegura
en el informe.
"No hubo un uso adecuado,
necesario, racional, ni proporcionado de la fuerza", dicen los
investigadores, "todo ello supone que la acción de los perpetradores
estuvo motivada por lo que se consideró una acción
llevada a cabo por los normalistas contra intereses de alto nivel".