Al
arrancar el quinto año de Enrique Peña Nieto y con la sucesión presidencial
adelantada, el tema de la corrupción cobra relevancia porque quienes presumen
de honestidad en anuncios en medios de comunicación tienen negros antecedentes
que anulan sus baños de pureza mediática. En primer lugar vale la pena destacar
al ex presidente Felipe Calderón y, sobre todo, a su esposa, Margarita Zavala,
quienes pasaron de ser una común familia de clase media con un patrimonio
sumamente modesto, a quienes durante la administración del autollamado “hijo
desobediente” les llegó la bonanza y la multiplicación de sus bienes y fortuna
al amparo del poder presidencial. De contar en el 2006, con sólo una casa
adquirida a crédito y una construcción vecina en obra negra, así como un
terreno rústico en Ayapango, Estado de México, y una cuenta bancaria con tan
sólo un millón de pesos, al cierre de su sexenio contaban con diversas
propiedades adicionales: una casa contigua a la casa familiar en la Ciudad de
México, cuatro departamentos, dos a nombre de Felipe y dos a nombre de
Margarita; un estudio del ex mandatario; y un chalet de descanso en Ayapango de
255 metros cuadrados, construido en un terreno de poco más de cuatro hectáreas
ubicado al pie de los volcanes Popocatépetl e Iztacíhualt . Propiedades
destacadas por la revista Proceso.
Todos los bienes y fortuna de
los Calderón-Zavala y varios de los familiares como Diego Hildebrando Zavala,
hermano de Margarita, se construyeron a través del influyentismo político, en
prácticamente un periodo de sólo seis años y permanecieron en la opacidad hasta
la revelación de las ambiciones presidenciales de la ex primera dama del país.
La presunta honradez de la principal aspirante del PAN a la Presidencia de la
República es solamente un ardid publicitario conocido por muchos y oculto,
hasta hace poco, a la opinión pública nacional.
Dentro de esas estrategias
figuró una considerada como máxima en virtud de presentarse como un capítulo
más de la telenovela La Candidata en la cual la protagonista aparece como una
mujer muy valiente dispuesta a enfrentarse a la familia, a los padres, a los
suegros, al marido, con tal de lograr el cambio y erradicar la corrupción.
Resulta en la Feria de Libro, llevada a cabo en Guadalajara, tuvo lugar un
reclamo hecho por el joven Francisco Rubén Rodríguez Velasco, quien expuso a la
presentadora del libro “Margarita, mi Historia”, una cartulina con el texto:
“Su esposo le arrebató la vida a mi padre. ¿Usted quiere arrebatármela a mí?”.
Del evento sólo dijo fue consecuencia de un enfrentamiento a balazos y después
de 10 años ninguna autoridad le ha dado explicaciones ni ha presentado a los
culpables. El siguiente paso fue la farsa en su plenitud. Doña Margarita,
maternalmente, le pidió sentarse a dialogar y ambos estuvieron en el ánimo de
sacarse la foto. Y con eso tuvieron para el largo argumento.
Como la vergüenza ha pasado de
moda, los Calderón no tuvieron ningún empacho en lucir a bordo de un yate de
lujo, la complicidad existente con la familia campechana de apellido Mouriño,
con los padres, los hermanos y la parentela del fallecido Juan Camilo. En El
Delfin, nos dicen, llevaron a cabo la discusión sobre el respaldo para doña
Margarita en sus aspiraciones presidenciales. Apoyo dado por un hecho al
tenerse en cuenta la serie de beneficios al español avecindado en Campeche. Por
lo pronto y para el despegue utilizan la plataforma “Yo con México”, la cual
también se ha presentado en Quintana Roo, entidad en la cual la ex pareja
presidencial es dueña de la Isla de la Pasión en Cozumel, propiedad seguramente
transparentada por el gobernador actual Carlos Joaquín González, al ser
adquirida a precios muy bajos y en los tiempos de función de sus antecesores.