Salvador Díaz
No nos cansaremos de
decirlo: subsistimos en un mundo tramposo derivado de un sistema económico
perverso que se sostiene apuntalado por la complicidad de los sinvergüenzas y
la sumisión, la apatía y la indiferencia de las masas trabajadoras que “viven”
su vida aplastadas por los mensajes de “felicidad” y conformismo que emiten los
centros de poder económico desde los mercenarios medios de manipulación masiva.
Es una manipulación seductora,
enriquecida ahora por las estrategias de dominio del ciberespacio que le ha
conferido a este sistema un rostro presumiblemente más atractivo y
seductoramente más lujoso. Es un control invisible el que ejercen sobre el
pueblo. Hacer visible ese poder y demostrar la fuerza oculta de las masas, en
potencia, es una de las metas de todo militante que se precie de ser
consciente. Sólo así podremos cambiarle la conciencia a los “apolíticos” y a
los apáticos.
Atropellos, iniquidades,injusticias
forman parte de esa estrategia cómplice de los chupópteros del poder y gente
del pueblo totalmente convencida de las “bondades” de los sabandijas del PRI,
PAN, PRD, Morena y secuaces que intentan borrar todo indicio de resistencia y
rebeldía del pueblo en lucha. Lo sabemos si existen estas personas traidoras,
vendidas al poder es porque no hemos trabajado lo suficiente en la base social
para crear y reproducir conciencia social y política.
Nunca dejaremos de
repetirlo, sólo la organización puede hacer frente a la conjura de los infames
contra el pueblo trabajador. Vencer al enemigo capitalista no es cosa fácil,
éste se desdobla en la faz de la serpiente y sus colmillos de oro: seducción y
muerte. ¡Marchemos, avancemos y modifiquemos el paisaje de sumisión! ¡Agitemos
y cambiemos la tranquila apariencia de este mundo desigual!
¡LUCHEMOS!
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