En el “territorio imperialista” también hay lucha de clases, violencia desmedida y crisis de derechos humanos. En “territorio yanqui” también se denuncia a la ‘prensa vendida’ (no es que sólo esté vendida, es que desde su origen ha fungido como el mecanismo de los gobiernos para autorizar qué se dice y cómo se dice). En “gringolandia” también hay chairos, revoltosos y los tan malcomprendidos encapuchados que se dan cita a manifestaciones, marchas, y, los más comprometidos, resisten a costa de golpes y humillaciones en un conflicto como el de Standing Rock. Incluso, las estrellas se bajaron de su nube para apoyar a su manera esta lucha.
Venga, el presente ha de ser entendido por el estudio del pasado, y por eso escribo que en Estados Unidos también hay desigualdad y problemáticas territoriales como es común en Latinoamérica, específicamente la afectación a las tribus y pueblos originarios que son despojados de sus tierras y recursos naturales. Dallas Goldtooth, activista ferviente en el proyecto Indigenous Environmental Network y de origen indio, relata que “esto no es nada nuevo, es la continuación de 500 años de colonización a través de la violencia del Estado”, esta inmanente verdad la dijo tan sólo unos momentos después de una de las más grandes represiones que está movilizando la conciencia histórica de los ciudadanos estadounidenses.
Algunos internautas, afirman que esta resistencia se ubica sólo por detrás del Movimiento 11-S, las redes anti-guerra contra Irak coordinadas mundialmente en 2003 y las revueltas afroamericanas de 2014-2016.
¿A costa de qué va el progreso?
Por la tarde del 27 de octubre, cientos de policías antimotines, elementos del ejército, otros vestidos de civil y personal privado de seguridad, arremetieron violentamente contra el campamento permanente que han instalado cientos de manifestantes en Cannon Ball, Dakota, para evitar el ingreso de la maquinaria que construirá el Dakota Access Pipeline (DAPL) o Bakken Pipeline, mega-oleoducto de 1825 km. que se erige de la zona norponiente de Dakota del Norte, pasa por el centro de Dakota del Sur, Iowa y termina en la zona suroriente de Illinois.
Durante la represión, la policía arrojó en varias ocasiones gas pimienta, golpearon con toletes y palos a los manifestantes, detuvieron a varias personas con un exceso de fuerza brutal, y alguno de los guardias privados llegaron a disparar bala con rifles de asalto. Se deuvieron a 141 personas, según las fuentes directas de los protagonistas de esta lucha, aunque en esta ocasión, ABC, NBC, CNN, CBS News y otros monopolios de la comunicación han ofrecido cifras semejantes por encima del centenar. En manifestaciones pasadas, ya habían detenido a otras decenas de disidentes, algunos de ellos tuvieron las hagallas de amarrarse a las maquinarias para evitar que siguieran afectando la tierra. También se hizo viral la represión que sufrieron el 4 de septiembre por perros de ataque.
Miembro del ejército apuntando a los manifestantes. Esta imagen ha circulado masivamente en grupos independientes de derechos humanos.
No es un silogismo difícil de descifrar el que proyectos de esta magnitud afecten las miles de hectáreas adyacentes con posibles derrames de crudo en los lagos y ríos de los 4 estados, incrementando la polución del agua en caso de inundaciones como la que ocurrió en Michigan en 2010, lo verdaderamente preocupante y por lo que se han enarbolado estas protestas, es por que la identidad cultural de la tribu sioux de Standing Rock –principales opositores, junto con otros 100 grupos étnicos, incluyendo las provincias de Manitoba, Saskatchewan y Alberta al centro-sur de Canadá- a través del despojo y daño uniltareral a sus tierras y panteones ancestrales, la extracción de agua para beneficiar el proyecto y el cuidado ambiental de estos estados, están siendo aplastados ante la omisión del gobierno estadounidense en beneficio de la paraestatal Energy Transfer Partners, bien decidida a generar hasta 500,000 barrilles de crudo por día con una inversión neta de $3.8 billones de dólares.
Si hacemos cuentas, partiendo de que el precio estándar de un barril de petróleo ronda en los 49 dólares según la contabilidad automática de Oil-Price.net[1] y distintas fuentes como Forbes y CNN, al día se estarían generando $24 millones 500 mil dólares sólo por su producción, añadiendo los valores agregados y la plusvalía. Podemos imaginarnos así una gran cantidad de dinero y de crudo extraído diariamente, lo que hace pensar que los recursos son inagotables. Todo lo contrario. La teoría del pico de Hubbert y diversas asociaciones científicas que pertenencen a grandes empresas como Shell –el mismísimo King Hubbert trabajaba para ella- o Esso, afirman que entre el 2030 y 2050, las reservas de hidrocarburos estarán por los suelos. Si eso fuese cierto (y se ha comprobado con el aniquilamiento de otros recursos naturales como bosques, ríos y reservas mineras), el aforismo del progreso que tanto nos dictan, es una sentencia temporal, ya que se enuncia entre un proyecto que pretende “resolver” una crisis y el surgimiento de otra, a costa de la eliminación permanente de la naturaleza en aras de la producción masiva y desmedida de mercancías. El progreso es la retórica positiva de las consecuencias negativas del sistema-capital.
Manipulación; elemento inherente a la desigualdad
Los opositores al DAPL, afirman que “la prensa y la ciudadanía han muerto” al ser ignorados los pueblos nativos cuando se encuentran en conflictos de esta magnitud, haciendo semejanzas –algo descabelladas- entre la Matanza de Wounded Knee en diciembre de 1890 en Dakota del Sur y los sucesos en Standing Rock de 2016. #NoDAPL ya es trending topic con gran seguimiento y millones de estadounidenses están discutiendo en sus hogares sobre la legitimidad de las costumbres y formas de vida de los pueblos nativos. La resistencia en Standing Rock ha vislumbrado la desigualdad y atomización en las que estos viven, pero la mass-media sigue poniendo en tela de juicio la legitimidad de las protestas.
Tras lo que aconteció el 27 de octubre, los medios criminalizaron masivamente a los manifestantes por el hecho de cometer el “delito de invasión a propiedad privada”. Recojo una anécdota chusca; distintos canales mostraron a una señora de avanzada edad, argumentando que portaba un revólver calibre .38, incluso, transmitiendo fragmentos de la conferencia de prensa que realizaron los sheriffs del Condado de Morton (donde se ubica el sitio del campamento de resistencia), para dar un peso más judicial a ese mensaje. En la fotografía se observa que la señora sólo sostiene un bastón de la tribu sioux.
Pero el DAPL también tiene sus propios mecanismos, como la DAPL Security (Policía de Seguridad), denunciada por la gente que se encuentra en los territorios afectados, y que se evidenció de la forma más contundente al documentar la infiltración de Kyle Thompson, exmilitar que, con el rostro tapado y portando un rifle de asalto AR-15, se ocultaba en un vehículo en la maleza de uno de los ojos de agua. Su identidad se conoció por el gafete de DAPL Security que portaba tras ser retenido por los opositores. El mismo sheriff de la conferencia de prensa, argumentó que este hombre disparó “mas o menos en un acto de defensa propia” [2].
¿Pero porqué es importante hablar de desigualdad desde la prensa y el status no-nativo? El 2 de junio, un grupo de milicias de propietarios rurales en el sudeste de Oregon, tomaron por más de un mes el edificio del Refugio Nacional de Vida Silvestre de Malheur en protesta por la excarcelación de dos de sus compañeros propietarios, este imprevisto fue llamado como el Oregon Standoff. Argumento esta mención porque este suceso se tocó de una forma muy superficial en los medios de comunicación, a comparación del conflicto de este 27 de octubre donde se habló más de los “delitos” de ingresar a propiedad federal y bloquear las maquinarias (transmitiendo esas imágenes una y otra vez por televisión) que del mismo delito ambiental que ya provoca el DAPL. Es claro que la posición socioeconómica de los propietarios de Oregon supera incuestionablemente a los indígenas sioux. La identidad se genera por compartir rasgos esenciales, la gente no comparte más que una lástima y un status categórico de inferioridad por los pueblos originarios en la mayor parte de los casos.
Las claras facilidades y omisiones que hay entre diviones socioeconómicas y raciales, cuando hablamos de marcos jurídicos, nunca serán exhibidas en televisión, tenemos que descubrirlas y denunciarlas por todos los medios posibles.
Si una estrella desciende, forcemos a las demás a bajar también
El 24 de agosto de este año, Thor (bueno, Chris Hemsworth) acudió al Hosptital Infantil Lady Cliento en Austrialia, para convivir con los pequeños pacientes. En mayo, el equipo de Captain America: Civil War visitó a un pequeño fanático de los cómics de Marvel que padece cáncer terminal. Estos son los haceres filantrópicos de mucha gente de Hollywood y las “estrellas” en todo el globo, pero la inclusión, como elementos de cognición mediática, tienen otro papel en este texto.
Algo que ha servido para que el mundo hable sobre el DAPL es el papel mediático de Hulk (ok, Mark Rouffalo) que ya lo hemos visto de “chairo” en otras protestas y propuestas muy significativas. El actor se reivindica pro-aborto y en defensa de la igualdad de derechos LGBTQ+; ha cuestionado a la biotecología británica de ser partícipe en la expansión del virus Zika; desde 2008 ha realizado investigaciones sobre el fracking en E.U., comenzando por algunos terrenos de su familia en New York que comenzaban a ser afectados por estas prácticas, lo que le llevó a ser “el primer rostro famoso anti-fracking” según la New York Magazine”; en 2011 fue una cara visible en las protestas anti-capitalistas del Occupy Wall Street.
Su opus maestoso de acción se gestó en 2014, cuando funda The Solutions Project junto con el profesor Marck Jacobson de la Universidad de Stanford y el documentalista Josh Fox, proyecto enfocado a la producción general de energías sustentables, desde la eólic, solar, hidroeléctica y geotérmica, pero no concebidos como mega-proyectos, sino como iniciativas comunitarias y ciudadanas a pequeña escala. Su radical diferencia con los proyectos capitalizadores es que no se requiere la extracción de recursos naturales o modificación del ambiente [3]. Esta es una agenda híper “chaira” que lo diferencia, por ejemplo, de Thor o Ironman.
La joven actriz Shailene Woodley –que interpreta el papel principal en las películas de Divergent- fue arrestada el lunes 10 de octubre junto con 27 indígenas nativos tras una protesta, fueron acusados de “ingreso ilegal a zona federal” y “ En sus declaraciones con la prensa, relata que ante la violencia psicológica de quienes la detuvieron, ella contestó “bien, ahora están viendo esto 40,000 personas y las que faltan, vamos bien” [4]. Su fotografía con el arquetípico traje naranja de reclusa ha dado la vuelta por el mundo de las redes sociales, mostrando que la vulnerabilidad va más allá de los protestantes nativos.
Si retomo estas acciones de las estrellas de Hollywood, no es por sumar un artículo más para exacerbar la ingenua filantropía que realizan -de buen corazón ,con sus millones en las bolsas, sino porque estas dos personas están INCIDIENDO en el territorio y directamente con la resistencia en Standing Rock, a sus maneras y atrayendo la mayor cantidad de gente desde la mass-media.
Esto es un impulso a que la gente lea, se informe, apoye y manifieste. La sociedad del espectáculo hace que las personas “comunes” se identifiquen más con alguien famoso que con sus mismos hermanos de clase o raza.
Corolario (o un llamamiento por la vida)
Desigualdad, violencia, expoliación contra los pueblos originarios y el auto-aniquilamiento gradual de la vida humana son consecuencias de los mega-proyectos y el extractivismo. El esfuerzo en utilizar las escrituras y el análisis generalizado no es sólo para enlazar esta problemática con las empatías de la gente del mundo, sino para transgredir con el pensamiento y la acción las lógicas sistemáticas que provocan todo lo que he mencionado; que Standing Rock sea visto como el mismo esbozo depredador al que se enfrentó la Tribu Yaqui con el Acueducto Independencia, como la Guerra del Agua en Cochabamba, Bolivia, o el desplazamiento forzado de miles de nasa en el sur de Colombia durante el conflicto armado –que sigue vigente- u otros tantos yanomamis en Brasil por un gobierno “progresista”.
No queremos el poder, el partido o la vanguardia, únicamente vamos en vías de defender lo sagrado, lo corporal, lo único que poseemos ante el movimiento del mundo: la vida y nuestro derecho a morir en paz.
Como esa fotografía de un sioux sosteniendo un garrafón de agua enfrente de un parapeto de la policía militarizada, concluyo: water is life, and living act is the only sacred for us.
[1] Consultar en: http://www.oil-price.net/
[2] “Dakota Access Pipeline shooting victim was an armed instigator, protesters claim”, por Michael McLaughlin, The Huffington Post, 28 de octubre de 2016. En línea en: http://www.huffingtonpost.com/entry/dakota-access-pipeline-shooting_us_5813b711e4b064e1b4b28f41
[3] Para valorar a Rouffalo por su labor ambiental y conocer archivos e investigaciones de este proyecto, consultar: http://thesolutionsproject.org/
[4] “Actress Shailene Woodley arrested at North Dakota pipeline protest” por Dan Whitcomb, Reuters, 11 de octubre de 2016. En línea en: http://www.reuters.com/article/us-usa-pipeline-nativeamericans-woodley-idUSKCN12A2AQ
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