La tragedia de Calderón
EL DESPERTAR
José Agustín Ortiz Pinchetti
Se cumplen 10 años de
la
guerra de Calderón: la mayor tragedia nacional contemporánea. Quizás es una tragedia para el propio Calderón. Como católico conservador, ¿tendrá fuertes sentimientos de culpa? No parece tener muchos escrúpulos al intentar relegirse vía la candidatura de su esposa. Si tuviera conciencia sensible, pesarían sobre ella cuatro pecados de peso completo:
1.
Calderón es heredero del núcleo más ortodoxo del PAN, aquellos que dedicaron su
vida a denunciar los abusos del PRI. Los que se creían conciencia moral de la
nación. ¿Por qué aceptó ganar la Presidencia a través de un fraude? ¿Cómo
explicarse la alianza de Felipe con Elba Esther en 2006? Gordillo actuó de
operadora electoral para inducir el resultado a través de manipulaciones y
fraudes. AMLO no fue la primera ni la última víctima. El PAN y otros
contendientes tuvieron que afrontar la maquinaria del SNTE. Calderón retribuyó
generosamente sus servicios a Elba Esther, al punto que una investigación
reciente achaca a esta complicidad del
fallidosistema educativo.
2. ¿Cómo
explicarse que un hombre preocupado por su salvación eterna pudiera negarse al
recuento de los votos en la elección de 2006, cuando la diferencia era
insignificante (0.52) y había mil indicios de irregularidades? El recuento
hubiera hecho avanzar a la democracia mexicana más que los innumerables parches
legislativos.
3. Lanzar
al Ejército Mexicano a una guerra contra el narco sin objetivos precisos. Es improbable
que Calderón no hubiera previsto la tragedia que iba a provocar. El Ejército
está entrenado para matar. Según cálculos serios, han muerto más de 200 mil
personas, desaparecido 25 mil y hay 280 mil desplazados. Imposible medir los
daños colaterales y los homicidios de inocentes, la destrucción de familias y
de pueblos enteros. Calderón no pudo detener el tráfico de armas ni prever lo
que sucedería cuando el Ejército y los narcos entraran en contacto con población
inerme. Es oscura la motivación de Calderón, pero podemos especular que en una
personalidad culpígena la conciencia de su ilegitimidad
hubiera producido un desplazamiento hacia la destrucción.
4. La
traición a su partido al apoyar en 2012 a Peña Nieto y al postergar a la señora
Vázquez Mota. El libro El amasiato, de Álvaro Delgado, y los artículos de
Villamil revelan numerosos indicios de esta felonía. Todo indica que Calderón
careció de temple para resistir los efectos radiactivos del poder, que enferma,
embriaga, enajena.
Twitter: @ortizpinchetti
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