Mtro. Miguel Erasmo Saldivar Carrillo
El tamaño de un hombre pudiera medirse por la magnitud de sus
enemigos. El verdadero tamaño de David solo podía calibrarse al
compararlo con la inmensidad de Goliat al que venció. Muchos al ver a Goliat
tan grande y poderoso se amedrentaron pero David no temió, no dudo y no se asustó.
Cuba siendo un pequeño país del caribe se ha enfrentado por más de medio siglo
a la potencia imperialista más grande de la historia. Mucho hicieron los 10
presidentes norteamericanos para derrocar el proceso cubano desde sus mismos
inicios: no nos odiaron por comunistas porque aún no lo éramos: no odiaron por
dignos, por independizarnos, por atrevernos a caminar sin la tutela de los
amos. Nos odiaron por defender a los desposeídos. Considérese que “El 23
de diciembre de 1958, a una semana del triunfo de la Revolución, mientras el
ejército de Fulgencio Batista se encuentra en plena desbandada a pesar su
superioridad en armas y hombres, tiene lugar la 392 reunión del Consejo de
Seguridad Nacional, con la presencia del Presidente Eisenhower. Allen Dulles, entonces
director de la CIA, expresa claramente la posición de Estados Unidos: “Tenemos
que impedir la victoria de Castro”.
El hombre que este fin de años el pueblo de Cuba despide fue
objeto de más de 600 atentados por parte de la CIA para terminar con su existencia.
Cuando David venció a Goliat este murió y con ello terminó el peligro. Con
Fidel y Cuba no pasó de igual manera; el Goliat vencido no moría sino que cada
vez era más grande y poderoso y cada año David debía enfrentársele y vencerlo
una y otra vez. Ese es realmente el mérito: no claudicar por grandes que
fuesen los riesgos.
Para tener una idea de la magnitud de la obra organizada y
encabezada por nuestro Fidel piense que a los 25 años de edad (tal vez muchos
menos años que los de nuestro lector) concibió la gesta liberadora cuando
Fulgencio Batista, el dictador, tenía más de ochenta mil hombres sobre las
armas. Recuérdese que en esta época se pensaba que sin el apoyo de
Estados Unidos ninguna revuelta tendría la más mínima posibilidad de obtener la
victoria. Sin embargo, él planifica, organiza y dirige el asalto al
cuartel Moncada. Su plan era excelente pero temerario: tomar el cuartel por
sorpresa, convocar al pueblo santiaguero, entregarle las armas al pueblo y
alzarse en la Sierra Maestra hasta alcanzar la victoria.
No obstante, son derrotados, la mayoría de ellos asesinados por
los esbirros del dictador. En el juicio se enfrenta a los asesinos de sus
compañeros y los acusa, los destroza. Es condenado pero no teme a la cárcel
como el mismo dice. En el presidio organiza a sus compañeros; estudian,
leen, debaten; el mismo es el maestro de filosofía. Todos deben aprender,
prepararse para la victoria definitiva que como dijera Martí debe hacerse con
las ideas. Por qué estudiar en la cárcel, por qué las clases de filosofía,
historia y de oratoria, entre otras: porque como él mismo dijera: “(…) sin
educación no hay Revolución posible, sin educación no hay socialismo posible,
sin educación no hay ese hombre nuevo de que hablaba el Che (…)”1 de septiembre
de 1997—Discurso pronunciado en el acto de inauguración del curso escolar
1997-98, celebrado en Ciudad Escolar Libertad, Ciudad de La Habana.
Ya Martí nos había enseñado: “Ser culto es el único modo de ser
libres” y él siempre fué su mejor alumno.
Sale de la cárcel directamente hacia México e inmediatamente a
organizar otra vez la lucha. Estamos entonces frente a un joven que por sus
ideales pone su vida en riesgo una y otra vez.
Zarpó el 25 de noviembre del puerto de Tuxpan en México con solo
81 expedicionarios para enfrentarse a ese enorme ejército. El mal tiempo los
retrasa; deben llegar el 30 pero no lo hacen sino hasta el día 2 de diciembre.
Llegaron a Cuba bajo difíciles condiciones y sorprendidos fueron casi
aniquilados y al reencontrarse con doce hombres y siete fusiles en “Siete
palmas” exclamó “Ahora sí ganamos la guerra”. Realmente era un pequeño David
frente a un inmenso Goliat, un David que no dudó nunca en la victoria.
¿Por qué los gobiernos de los EUA estaban tan empeñados en
truncar la vida de ese líder y destruir a la Revolución cubana?
La respuesta a esta pregunta es una sola y simple: Cuba con
Fidel, se atrevió a destruir el régimen capitalista burgués y construir una
sociedad de los humildes, por los humildes y para los humildes. En la Cuba pre
revolucionaria la mortalidad infantil alcanzaba la astronómica cifra de 60 por
cada mil nacidos vivos; Batista existían 9 000 maestros desempleados, en 1953
la población no rebasaba los cuatro millones 376 529 habitantes, con un millón
32 849 analfabetos (23,6 por ciento); en zonas rurales y urbanas, la diferencia
era notoria: el 50 por ciento de los niños en edad escolar, aproximadamente 800
000, no asistía a la escuela; existían 17 000 aulas, cuando debían ser 35 000.
Estos infantes sin escuelas vivían en el campo. Cada año aumentaba el ejército
de adultos analfabetos.
Luego del triunfo de la Revolución en solo un año (de 1960 a
1961), se habían creado 15 000 aulas nuevas en zonas rurales y la matrícula en
escuelas elementales había aumentado hasta un millón 118 942 alumnos.
La realidad del sufrido pueblo cubano cambio radicalmente luego
del triunfo revolucionario. La promesa de repartir las tierras a los campesinos
puso frente a frente los intereses de las grandes corporaciones imperialistas y
los del pueblo de Cuba: los interese de Goliat contra los de David. El
imperialismo no permitiría que el odiado socialismo se impusiera en su
traspatio. Presionaron, sancionaron y agredieron pero la Cuba de Castro no se
amilanó: defendió su derecho a existir y a la larga venció.
“Cuando el pueblo tiene el control de su destino, cuando el
pueblo tiene el porvenir de su país en sus manos, no quiere decir que ha
conquistado el cielo, no quiere decir que ha conquistado un mundo, sino que ha
conquistado la oportunidad de empezar a crear el bienestar, la oportunidad de
empezar a trabajar para el porvenir”.
12 de noviembre de 1971– Discurso pronunciado por el Comandante
en Jefe Fidel Castro Ruz en la Plaza de Antofagasta, Chile
La osadía de la libertad implicó pagar un alto precio en vida y
en daños económicos. Isla de Cuba tiene algunos de los récor más lamentables de
la historia: La primera guerra imperialista de la historia se desarrolló cuando
los EUA intervienen en la guerra de liberación de Cuba contra España en sus
apetencias de anexarse a la isla; en su población se ensayaron guerras
bacteriológicas con la introducción del moho azul del tabaco, la roya de la
caña, la fiebre porcina, el dengue hemorrágico, etcétera; el primer avión
civil explotado en el aire cargado de pasajeros también fue cubano, los
primeros secuestros de aviones de la historia se desarrollaron contra Cuba.
Hoy, luego de su muerte y de las groseras palabras de nuevo
presidente del imperialismo que amenaza nuevamente con destruir las relaciones
que ya se van construyendo y trata de condicionarnos para que hagamos el
capitalismo deshumanizado que ello tienen debemos responderle nuevamente con
las palabras del comandante inmortal:
“Nosotros estamos dispuestos a resistir digna y abnegadamente
los años que sean necesarios el bloqueo imperialista. Si otros transigen, si
otros se dejan sobornar, si otros traicionan, Cuba sabrá mantenerse como
ejemplo de una revolución que no claudica, que no se vende, que no se rinde,
que no se pone de rodillas”.
26 de julio de 1978—Discurso pronunciado en el acto central
nacional por el XXV aniversario del asalto al Cuartel Moncada, celebrado en la
Ciudad Escolar 26 de julio
De qué tamaño es Fidel: midan el tamaño de sus enemigos, el
tamaño del imperialismo norteamericano, el tamaño de su arsenal nuclear, de sus
numerosos portaviones, de sus más de 800 bases militares alrededor del mundo.
Midan el tamaño de sus guerras, de sus genocidios, de sus intereses de
hegemonía y vean a ese imperialismo siendo derrotado año tras año por más de
medio siglo, entonces, podrán tener una respuesta clara de porque Fidel Castro
es y será inmenso e inmortal.
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