“Una
vez que asesinaba a las mujeres, las cargaba junto con su esposa, Patricia “N”,
al cuarto de baño y ahí, poco a poco las iba descuartizando con un chillo
filetero”. Así narró parte de esta historia escalofriante, el autor material de
múltiples asesinatos de mujeres en Ecatepec, Juan Carlos “N”.
El
sujeto que según reportes de personal especializado de la FGJEM es un
sanguinario delincuente que no está loco y que actúa con conciencia y con toda
la sangre fría llevado por una serie de problemas psicológicos que vivió y que
sufrió cuando era niño, según sus comentarios por culpa de su madre.
Policías ministeriales
informaron que al momento en que comenzaron a interrogar a este sujeto fue muy
grande su sorpresa, pues hablaba con toda normalidad, sin tapujos, como si
sintiera muy orgulloso de lo que había hecho o como si esto representará un
logro para él.
“Sólo era por momentos que
surgía en mí el deseo de matar mujeres y cuando esto sucedía me daba a la
tarea, junto con mi esposa de buscar a mi próxima víctima que tenía que ser una
madre soltera, dejada o divorciada como sucedió con la mía”, dijo el monstruo
de Ecatepec a la policía.
Cuando contactábamos a nuestras
próximas víctimas, dijo el desequilibrado sujeto, ya fuera por el Facebook o
por el trato personal que se daba por la venta de ropa en pacas o por otros
artículos, mi esposa hacia amistad con ellas y les daba mucha confianza hasta
que las convencía de que los visitara en su casa.
Fue de esta manera como, según
su confesión, desde el año 2012 contactó a por lo menos 20 mujeres, a quienes
asesinó, descuartizó y cortó en cachitos con filosos cuchillos de los llamados
fileteros.
Por la confianza que les daba a
sus víctimas y la sorpresa con que siempre actuó, dijo a los ministeriales el
monstruo de Ecatepec, las mujeres a las que asesinó nunca tuvieron tiempo de
gritar o de pedir ayuda, pues antes de que sucedería esto les cortaba la cabeza.
Después de esto, a decir de los
ministeriales, el monstruo de Ecatepec de manera sanguinaria y como si
estuviera contando cualquier cosa, con lujo de detalles les manifestó que, en
complicidad con su esposa, las descuartizaba.
Luego de ello, dijo, las cortaba en cachitos y para nadie las
encontrará salía a la calle y en la misma carriolas metía los restos humanos,
para tirarlos en coladeras, ríos y en algunos casos los quemaba para no ser
descubierto.