Qué queda de la religión
luego de que la muerte de Dios fuera anunciada por Nietzsche a finales del
siglo XIX, los estados comunistas se declararan rabiosamente ateos a comienzos
del XX y la posmodernidad y la secularidad se asentaran tras ingresar de lleno
al nuevo milenio?
Mucho, considerando el apoyo decisivo de la comunidad
cristiana en la victoria del presidente Donald Trump, en
Estados Unidos; el
auge del Papa Francisco y las esperanzas de cambio
depositadas en él por buena parte del mundo católico; de la interpretación literal y extremista
del islam realizada por diferentes grupos terroristas; por sólo
mencionar algunas cuestiones.
Mucho, teniendo en cuenta
también que la
estructura de las sociedades contemporáneas parece mantener aún una fuerte
correlación con la voluntad de sus habitantes de profesar una fe y,
además, practicar una religión, según las últimas encuestas globales.
Se calcula que el mundo
tiene una población de 7.600 millones de personas. De acuerdo ala consulta de
WIN/Gallup International realizada en 2017 con una muestra de
66.000 personas en 68 países,
el 62% de esta masa declara que la religión tiene importancia en sus vidas,
es decir unos 4.712 millones agrupados entre cristianos, musulmanes, budistas,
hinduistas, judíos y otros.