Los
ataques de Anaya contra Peña Nieto han escalado en los últimos meses. A raíz de
los más recientes señalamientos públicos de presunta corrupción en contra del
político blanquiazul, el también llamado “niño maravilla” ha volcado fuertes
críticas en contra del priista de Atlacomulco. Foto: Moisés Pablo, Cuartoscuro
Anaya ha tratado de impulsarse con amenazas
a EPN y críticas al PRI, pero su pasado lo persigue
marzo 26, 2018
A cuatro días de que den
inicio las campañas políticas rumbo a las elecciones presidenciales del 1 de
julio próximo, el candidato blanquiazul Ricardo Anaya Cortés lucha por bajar al
abanderado priista Jose Antonio Meade Kuribreña criticando al Presidente de la
República y al México corrupto e impune heredado por la administración
peñanietista, coincidieron analistas.
Anaya se ha convertido en un
candidato antiPRI. Y su herramienta estratégica para ganar no son las
propuestas contundentes sino las críticas que lo hagan verse “bien” y generar
emociones entre el electorado para ganar votos. Inclusive algunos antisistema
que no concuerdan con la visión de Andrés Manuel López Obrador.
SinEmbargo realizó
el ejercicio con politólogos, analistas del discurso y directivos de casas
encuestadoras quienes hablan, con base en un mismo cuestionario, acerca del
impacto del Presidente Enrique Peña Nieto en las propuestas de campaña de los
tres principales aspirantes presidenciales: Andrés Manuel López Obrador,
Ricardo Anaya Cortés y José Antonio Meade Kuribreña.
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PRIMERA ENTREGA DE TRES
Ciudad de México, 26 de marzo
(SinEmbargo).– El panista Ricardo Anaya Cortés se ha perfilado como un opositor
crítico al sistema. O más bien, al partido en el poder: el Revolucionario
Institucional (PRI). Su discurso, ad hoc al clima
político, se enfrasca en momento en atacar al Presidente Enrique Peña Nieto
(EPN) y lo que representa. Anaya defiende a ultranza la lucha anticorrupción y
un cambio de régimen. Y no hay mejor defensa en la arena política que el filo
de los resabios ajenos. Sobre todo cuando se aspira a tener el puesto de quien
uno critica.
Sus opositores le reprochan que fue uno de los facilitadores, desde el
Pacto por México, de las llamadas “reformas estructurales”. Pero los ataques de
Anaya a Peña han ido en escalada en los últimos meses. A raíz de los más
recientes señalamientos públicos de presunta corrupción en contra del político
blanquiazul, el también llamado “niño maravilla” ha volcado fuertes críticas en
contra del priista de Atlacomulco, de quien dice que utiliza a las
instituciones de manera facciosa para intervenir en las elecciones del 1 de
julio próximo, como en el caso de la Procuraduría General de la República
(PGR).
“Ricardo Anaya lo que ha tratado es desvincularse
con ese pasado corrupto y con esas prácticas corruptas que también acechan al
PAN. Por eso se desmarca de Calderón; por eso se desmarca de Vicente Fox.
Porque [Anaya y su equipo de campaña política] dicen: ‘A ver, todo lo que pasó
en gobiernos anteriores en materia de corrupción yo no tengo nada que ver. Yo
soy un perfil nuevo que tiene otros objetivos y por lo tanto no me embarren
dentro de esta discusión’”, dijo en entrevista Enrique Toussaint, politólogo de
la Universidad de Guadalajara (UdeG).
Desde el año pasado, una noticia persigue al panista queretano: entre
2014 y 2016 compró y vendió un terreno en su estado natal. Lo adquirió por poco
más de 10 millones de pesos y a los dos años de la compra, construyó siete mil
metros cuadrados de una nave industrial que vendió en 54 millones de pesos. Hoy
le es cuestionada la cantidad de dinero que genera y que no esclarece -a
cabalidad- de dónde sale; también su presunta liga con empresas fantasma y
dinero de dudosa procedencia.
Todo un sexenio
juntos. Foto: Cuartoscuro
“Anaya tiene una imagen muy volátil porque sale con
la bandera anticorrupción. Le compran el tema de la bandera anticorrupción y de
correr al PRI corrupto. El problema es que en cuanto sale lo del terreno, pues
pierde todo el crédito”, explicó Ricardo Galván de las Heras, director de la
casa encuestadora Demotecnia.
SinEmbargo expuso en un
análisis previo que, de acuerdo con especialistas consultados, será elemental
para los candidatos demostrar quién está más lejos del Presidente de la
República. Es decir, el reto es demostrar quién es el candidato más antiestablishment o antisistema. Y por ende, quien
se aleja más del hedor de la corrupción y propone soluciones a los pendientes
que dejará la actual administración.
“Anaya necesita ser el depositario del voto anti
PRI. No lo está logrando hacer, pero necesita serlo pues ha tratado de ser más
crítico […]. Es decir, el que ha buscado capitalizar de forma más clara la
debilidad de la presidencia de Peña Nieto, es precisamente Ricardo Anaya […].
Lo que quiere hacer Anaya en el debate político es [decir] ‘la mejor fórmula
para derrotar al PRI soy yo’”, comentó Toussaint.
Según el promedio de las más
recientes encuestas de preferencia electoral –Buendía & Laredo, Consulta
Mitofsky, El Financiero y Parametría–,
Ricardo Anaya se mantiene en la segunda posición con entre diez y doce puntos
porcentuales por debajo del primer lugar, Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
Sin embargo, refirió Bloomberg el
pasado 23 de marzo, el panista no logra desmarcarse del priista José Antonio
Meade Kuribreña, con quien ahora está empatado en 24 puntos, lo que deja a
ambos candidatos hasta con 18 puntos por debajo de AMLO.
En esta geometría política, los analistas consultados coincidieron en
que habrá de dos sopas: la primera gran batalla de Ricardo Anaya será ganarle
el voto tradicional al candidato del PRI, para luego, enfrentar a López
Obrador, con quien se disputaría parte del voto antisistémico que no se
identifica con el candidato de las izquierdas [AMLO].
“Anaya lo que ha hecho es buscar rivalizar con el
priismo, porque lo que necesita es colocarse en el segundo lugar para después
empezar a rivalizar con AMLO. Porque si Anaya no logra estar en una clarísima
segunda posición el 28 de marzo, que inician las campañas… me refiero a sacarle
11, 12 o 13 puntos al PRI, puede ser que la elección presidencial se vaya a
tercios. Si la elección presidencial se va a tercios, en ese momento tiene una
gran posibilidad Andrés Manuel de ganar por un gran trecho de votos, porque
Anaya no será capaz de rentabilizar el voto estratégico, el voto útil que
termine perdiendo el PRI”, dijo Toussaint.
Al respecto concordó el doctor Rubén
Aguilar Valenzuela, portavoz de la Presidencia de la República durante el
sexenio de Vicente Fox Quesada [2000-2006], quien refirió a SinEmbargo que el equipo de Anaya está sosteniendo
“una posición muy crítica respecto al Presidente”, inclusive evitando a Meade,
“porque él es al final el candidato del Presidente. Y golpeando al Presidente,
les favorece y les da puntos”.
Añadió que “la muy mala imagen del Presidente y la muy mala imagen del
partido del Presidente favorecen a los candidatos de la oposición en general”.
Ricardo Anaya y el
PRI tienen una acérrima disputa de camino a las elecciones presidenciales de
2018. Lo que Anaya trata de hacer es hundir al PRI para absorber parte de sus
votos y vencer a AMLO el 1 de julio próximo. Foto: Andrea
Murcia, Agencia Cuartoscuro.
ANAYA: EL CANDIDATO ANTI-PRI
Para Aguilar Valenzuela, quien “se ha convertido en
el verdadero candidato de la oposición es Anaya, que se ha enfrentado al
Presidente; que le dice que si él llega a la Presidencia y hay motivos, pues se
procedería vía los mecanismos institucionales del Estado mexicano en su
investigación; y en su caso, actuar en consecuencia”. Y según él, “pareciera
ser que el candidato del anti-sistema es ahora Anaya y el candidato prosistema
es López Obrador”.
En octubre de 2014, Ricardo Anaya dijo que su relación con Enrique Peña
Nieto era de respeto. En entrevista con el periodista Pascal Beltrán del Río,
expresó que “nos hablamos con claridad. En lo que es bueno para el país
nosotros apoyamos; en lo que afecta al país encuentran una oposición firme,
responsable y valiente. En una palabra, es una relación de respeto.”
Ese “respeto” lo ha llevado a defenderlo, como cuando en 2013 condenó el
supuesto espionaje del Gobierno estadounidense a EPN. Pero también lo a llevado
a embestirlo. En 2012, por ejemplo, Anaya impulsó la “Expo Peña No Cumple”,
misma que documentó los compromisos incumplidos de EPN como Gobernador
mexiquense [2005-2011]. Esto ocurrió en el marco de las elecciones
presidenciales de 2012, cuando buscaba impulsar la candidatura de la panista
Josefina Vázquez Mota.
Aunque quizá la primera gran confrontación entre Peña Nieto y Anaya
Cortés, luego de las elecciones de 2012, fue por la reforma fiscal. Entonces el
PAN rechazó el Impuesto de Valor Agregado (IVA) en colegiaturas y su aumento en
la zonas fronterizas del país; y también se opuso al impuesto a la renta,
hipoteca y venta de viviendas, así como a la contratación de mayor deuda
pública planteada desde el Ejecutivo federal.
La ruptura con el
sistema quizás fue tarde para Anaya. Foto: Cuartoscuro
El “respeto” se mantuvo, pero el criticismo de
Anaya no paró. En septiembre de 2015, Anaya mencionó que EPN llegaba a su
Tercer Informe de Gobierno con una economía estancada y con alzas en pobreza e
inseguridad. Por eso, dijo, “seremos una oposición crítica contra ese gobierno
que aumentó los impuestos, que no ha resuelto los problemas de seguridad. Y nos
preocupa que en estos años ha aumentado la pobreza y la desigualdad”. Para él,
las reformas fueron “muy buenas pero están en malas manos”.
Ya como líder nacional del PAN, en 2015, Anaya recalcó que su partido se
abocaría a la lucha anticorrupción –en 2014, el PAN propuso la creación del
Sistema Nacional Anticorrupción–; a la economía familiar –golpeada por la
reforma fiscal y a unir a los integrantes de su partido –que dijo era elemental
para recobrar la silla presidencial.
Para diciembre de 2015, según Anaya, “la inmensa mayoría de los
mexicanos está profundamente decepcionada y desilusionada de los mediocres
resultados del Gobierno federal priista”. Poco antes, en agosto, el “niño
maravilla” se mostró indignado con la absolución de la Secretaría de la Función
Pública (SFP) a EPN, por el caso de la denominada “casa blanca”. Un hecho que
tildó de “auténtica burla que ofende a los mexicanos y que viene a confirmar lo
que lastima tanto a nuestro país: la impunidad”.
Y para marzo de 2018, esta indignación resurgió en el discurso de
Ricardo Anaya Cortés. En respuesta al supuesto utilitarismo institucional de
EPN en su contra, el panista fustigó al Presidente diciendo que “aquí el que la
haya hecho la tendrá que pagar”. Aludió entonces a los escándalos de la “casa
blanca”, Odebrecht, el socavón, la estafa maestra de la Secretaría de Hacienda
a favor del PRI y los desvíos millonarios de Rosario Robles Berlanga.
“Hablar del Presidente refiere al poder, al partido
y al sistema. Entonces cada candidato va a hablar de esos tres elementos de
acuerdo a sus intereses. ¿Qué pueden decir del partido? [Criticar] la
reputación del partido. ¿Qué pueden decir del sistema o de la funcionalidad del
sistema? ¿Y qué pueden decir de la figura? La figura la están asociando con
decisiones y afectaciones sociales. Las decisiones favorecen a los grupos de
poder, políticos y económicos. Y las afectaciones son padecidas por los grupos
sociales. Y esos son todos los referentes que están haciendo”, refirió la
doctora Francisca Robles, especialista en análisis del discurso de la Facultad
de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM)
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LA CRÍTICA COMO
HERRAMIENTA POLÍTICA
La relación entre Anaya Cortés y Peña Nieto es pues, como una veleta: se
mueve según sople el viento. Y los resultados de la actual administración
priista inciden en las propuestas del político queretano de tal forma, que su
agenda política –como la de los demás aspirantes presidenciales– es un reflejo
invertido de las carencias y atropellos que hoy en día asedian al país.
De acuerdo con el think tank estadounidense Pew Research, el 85 por
ciento de los mexicanos está insatisfecho con el rumbo actual de México, además
de un 70 por ciento que desaprueba las condiciones económicas de nuestra
nación.
Las estadísticas del think tank indican que la principal preocupación
de los mexicanos es el crimen [84 por ciento de los encuestados dijo eso],
seguido de la corrupción política [84 por ciento], la violencia y el alza de
precios [82 por ciento], la corrupción policial [79 por ciento], la falta de
oportunidades de empleo [72 por ciento], la baja calidad educativa [63 por
ciento], la desigualdad social [60 por ciento], la emigración por falta de
oportunidades [57 por ciento], la seguridad social [56 por ciento], entre
otros.
¿Y qué propone Anaya? Entre sus principales propuestas para cambiar a
México están atacar la corrupción, empezando por investigar a los integrantes
de la actual administración, incluido el Presidente; reconstruir los cuerpos
civiles de policía para combatir la inseguridad; garantizar un ingreso básico
universal para todos los mexicanos; reordenar las políticas sociales, es decir,
analizar y mejorar los programas de gobierno; eliminar gastos burocráticos,
promover a los emprendedores y generar empleos de calidad con buenos salarios.
Según la doctora Francisca Robles de la UNAM, Ricardo Anaya persigue
“las necesidades empresariales”, aunque el verdadero “motivo de subsistencia de
Anaya es la pelea” con el PRI.
“Voy a dar un referente muy burdo pero es así.
Cuando las parejas se divorcian, cada quien está peleando para su lado y se
olvidan los hijos. Bueno, Anaya está peleándose por el poder […] y no está
pensando en la ciudadanía. Anaya cree que atacando al sistema lo va a lograr
[…]. Pero su guerra con el PRI no es con el PRI. Es con las figuras que no le
convienen del PRI, porque también el PAN está lleno de priistas” –como José
Antonio Aguilar Bodegas, José Rosas Aispuro, Miguel Ángel Yunes Linares, Rafael
Moreno Valle, entre otros–.
Acerca de las propuestas y la visión de gobierno del político de
derecha, el doctor José Fernández Santillán, analista político de Instituto
Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), cuestionó la
ideología de Anaya porque no queda clara en su discurso –menos con el contraste
de su alianza con el Partido de la Revolución Democrática (PRD), que es de
izquierda–.
La doctora
Francisca Robles de la UNAM, Ricardo Anaya persigue “las necesidades
empresariales”, aunque el verdadero “motivo de subsistencia de Anaya es la
pelea” con el PRI. En la foto, Anaya durante su participación en la Mexican
Private Equity Summit. Foto: Moisés Pablo, Cuartoscuro
Sobre su estrategia de campaña, indicó que “Ricardo Anaya rompió con
Peña Nieto. ¿Por qué? Porque en política siempre los candidatos hacen
propaganda, hacen sus propuestas, pero casi nunca hacen un recuento del
periodo. Y simplemente se dedicó a criticar pero no a analizar el sexenio de
Peña Nieto”.
Los doctores Fernández y Robles apuntaron que la mercadotecnia política
ha dado al traste a ciertos procesos democráticos, como en el caso de los
discursos y las propuestas de los candidatos, mismos que se diluyen entre
estrategias de propaganda.
La lógica de este tipo de acercamientos, según el doctor Rubén Aguilar
Valenzuela, no sólo se da en México sino también en el resto del mundo porque
las campañas políticas se construyen a partir de la emoción –o de la empatía
del electorado para con el candidato– y no a partir de la razón –que serían las
propuestas de política pública–, dado que “está demostrado a nivel
internacional que la gente cuando articula su voto no lo hace en razón a propuestas
sino lo hace con base a la emoción”, explicó Aguilar.
“El problema es que se nos coló ahí un mecanismo
que ha distorsionado a nuestra democracia y que es el marketing político. De
tal suerte que hoy confundimos democracia con propaganda mediática. Entonces
las empresas de imagen política se han hinchado de billetes poniéndoles [a los
candidatos] bien la corbata, la forma de la camisa, el peinado, el maquillaje…
y eso cuesta millones de pesos. Y salir en televisión, en radio, eslóganes que
no dicen nada, espectaculares. Y las ocurrencias han suplido a las ideas”,
sostuvo Fernández Santillán.
Más allá, los especialistas sentenciaron que ninguno de los tres
candidatos –AMLO, Anaya y Meade– ha pronunciado una propuesta clave de
gobierno.
“Se han quedado en transmitir su pensamiento pragmático. Dicen lo que
hacen, lo que piensan, pero no dicen lo que van a hacer con los que los van a
favorecer […]. No han hecho partícipes a los ciudadanos de qué vamos a ganar si
votamos por ellos […]. Cada quien está viendo por los grupos que van a
favorecerlos con sus decisiones y se están vinculando con ellos”, concluyó
Robles, para quien las elecciones quedarán definidas no por el pueblo sino por
“el voto de los grupos del poder. Es el apoyo de toda la maquinaria del poder
el que favorece a los candidatos”.
Por Efrén Flores