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“La lucha de clases sigue existiendo, pero la mía va ganando“(W. Buffet).
Independientemente de simpatizar o no con el nuevo régimen, las políticas de éste seguirán impactando la cotidianidad de todos los mexicanos, por lo menos hasta el 2024, ya que el manejo del presupuesto federal en la 4T continuará incidiendo en los salarios y las ganancias. El grado y sentido de la afectación dependerá de si se pertenece a la CLASE trabajadora o a la empresarial. Debido a que ningún gobierno capitalista puede satisfacer por igual a explotadores y explotados, alguna se beneficiará más que la otra.
Para encubrir el despojo de la riqueza social los neoliberales eliminaron del discurso político las categorías económicas de EXPLOTADORES y EXPLOTADOS, sustituyéndolas por subcategorías (pobre, rico) para que se confundan convenientemente las causas con los efectos impidiendo así la toma de conciencia de clase, por parte de los trabajadores. La enajenación ha sido tan efectiva que los asalariados (que sólo poseen su mano de obra) han aceptado como derecho legítimo que una élite se apropie de los medios de producción y, además, que la lucha de clases NO EXISTE.
La confrontación de esas CLASES es muy real, incluso es una guerra viva que los propios gurúes del capitalismo reconocen. Por ejemplo, Warren Buffet, uno de los íconos del capitalismo mundial, en 2006 al ser entrevistado por Ben Stein (reportero del New York Times) dijo: Existe una guerra de CLASES; pero es mi clase, la clase de los ricos, que está librando esa guerra, y la estamos ganando.
Por el momento, pocos trabajadores tienen claro su sentido de clase; son más quienes además de negar la existencia de esas categorías económicas, califican como trasnochados, perdedores o comunistas ( términos inducidos desde el mercado), a los compañeros que hablan de ellas. De igual manera aceptan como algo natural que los únicos capaces de crear y concentrar la riqueza son los capitalistas, y si alguien es pobre, es por culpa propia, no del sistema. De ese modo el capitalismo ha cosificado a quienes venden su mano de obra por míseros salarios convirtiéndolos en individuos egóticos, enemigos entre sí, aspirantes a escalar de una subcategoría inferior a otra superior, socialmente hablando.
Ya cebados de codicia, cada trabajador, se pasa la vida aislado intentando convertirse en su propio patrón, esperando que el sistema de mercado le otorgue aquel trato preferencial que Vicente Fox hizo explícito en junio de 2001 (diario “La Prensa” de Panamá) cuando dijo que su gobierno “era de empresarios, por los empresarios y para los empresarios”. Esos privilegios crecen en la misma medida que la inequidad, saqueo, depredación, sufrimiento y empobrecimiento de la población. Por eso está en crisis el planeta.
El sistema capitalista ya no da para más, por esa razón, además de Warren Buffet, otros grandes magnates han afirmado que el modelo NO debe continuar otorgando a su CLASE tantos privilegios sacrificando a millones de seres humanos y al planeta mismo. El hecho de que las elites del dinero hayan reconocido la gravedad de la crisis en el Foro Económico Mundial, realizado en enero 2019 (Davos, Suiza) es una muestra más de su insostenibilidad. En ese evento se propuso a los ricos del mundo ¡humanizar las empresas! preocupándose por la comunidad y sociedad en general. El fundador del Foro, Klaus Schwab, pidió que los empresarios PAGARAN MÁS IMPUESTOS, respetaran los derechos humanos y que no toleraran la corrupción, entre otras medidas. Tomando en cuenta las ganancias obtenidas por las trasnacionales durante la pandemia (más de medio billón de dólares) y el empeoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores, la conclusión es categórica: todas las propuestas fueron ignoradas.
A las cúpulas empresariales mexicanas, el presidente les ha pedido invertir con sentido social, respetar los derechos laborales y racionalizar sus ganancias poniendo en el centro de los tres aspectos el combate a la corrupción. Salvo las excepciones de rigor presentes en los pequeños y medianos empresarios, la clase patronal no ha cumplido tales compromisos. Aquello de bajar precios, respetar el medio ambiente, otorgar salarios justos, PAGAR IMPUESTOS, invertir socialmente y llevar contabilidad transparente, NO existe en su catálogo ético. ¿Puede AMLO obligarlos a cumplir con las leyes?
Aún sin haber obtenido la mayoría calificada (2/3) en el Congreso, en lo que resta de su gestión, el presidente podría reformar las leyes para acotar los enormes privilegios de los poderosos, ya que 1) Posee la Autoridad legítima, (el ciudadano asume como un deber obedecerle) 2) Cuenta con los recursos humanos necesarios, 3) Tiene los conocimientos y destrezas suficientes para hacerlo 4) Dispone de las sanciones indispensables para hacer cumplir las leyes. Es decir mantiene 4 de las 6 fuentes del PODER para gobernar, que menciona Gene Sharp en su obra “De la Dictadura a la Democracia. Un sistema Conceptual hacia la Liberación”( 2003).
La 5ª fuente; controlar los recursos materiales (naturales, sistema de comunicación, transporte y económicos), gracias a las contrarreformas neoliberales están bajo el dominio de la iniciativa privada y la 6ª; saber usar los factores intangibles, psicológicos e ideológicos para lograr ser obedecido y apoyado, lo comparte con los dueños de los medios digitales.
Aunque AMLO nunca se ha expresado explícitamente contra los “explotadores”, millones de trabajadores piensan que su desamparo terminó con su arribo al poder, pues esta logrando que los patrones paguen impuestos y mejores salarios. El presidente no ignora que emplear esos términos (explotadores y explotados) implicaría ser calificado “peyorativamente” de “comunista”. Y eso, en una sociedad que por ignorancia o conveniencia niega la existencia de la LUCHA de clases, dominada por el anticomunismo yanqui, traería inestabilidad, lo mismo que aumentar impuestos a los ricos.
Empleando una avenida de dos carriles como analogía del país donde por un sentido fluyen los explotadores y por el otro los explotados, AMLO se ha mantenido en medio, conduciendo el tráficos con éxito. Ambas CLASES lo quieren de su lado. Optar por los explotados en las condiciones actuales de dependencia económica yanqui y sin la organización de la clase trabajadora, lo derrocarían, como lo hicieron con Salvador Allende en Chile (1973). Tampoco se inclinará hacia el saqueador, pero mientras los “vencidos” esperen la JUSTICIA gratis, las estructuras de explotación continuarán funcionando eficientemente. “Las libertades (derechos) no se imploran, se conquistan” dijo AMLO, reconociendo implícitamente que la lucha de clases EXISTE. Hasta el momento su gobierno mantiene el respaldo popular, que si bien no es clasista, sí está deteniendo las fauces y garras de la clase explotadora.
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