Un policía local
acordona el sitio donde fueron dejados restos humanos sobre la calle Niños
Héroes en la ciudad de Zacatecas el 24 de junio de 2021. | En video, Un
recuento de los hechos ocurridos en las últimas semanas.
EL PAÍS
México - 26 JUN 2021
Ha habido pocos
rincones del país que se escaparan estos días al terror de la violencia. México
vive la etapa más sangrienta de su historia, pese a que de un mes a otro pueda
aumentar o disminuir un pequeño porcentaje de muertes. La cifra es alarmante:
casi 100 personas son asesinadas al día. Y lo que es todavía más riesgoso, la
impunidad roza el 90% de los casos. Desde Zacatecas, pasando por Baja
California, Nuevo León, Morelos y Tamaulipas, las escenas de guerra han
sacudido a unos municipios que observan cómo los enfrentamientos entre cárteles
de la droga sitian zonas completas sin que una autoridad logre frenar su poder.
Algunos Estados se han reconocido incapaces de hacerles frente y el Gobierno
federal insiste desde la tarima presidencial que el país “está en paz”.
Mientras tanto, la realidad cruel toca de nuevo las puertas de Palacio
Nacional.
El lunes, la localidad
fronteriza de Reynosa amaneció desierta y muda. Sus habitantes soportaron el
fin de semana lo que en la macabra jerga del narco —incorporada ya al habla
común— se conoce como “calentar la plaza”. Un grupo de hombres armados
dispararon sobre una avenida al azar y mataron a 14 personas, además de dos
mujeres que secuestraron y amordazaron en el maletero de una de las tres
camionetas que utilizaron ese día. En menos de dos horas, acribillaron a una
familia completa, trabajadores, estudiantes, vecinos, con el único fin de
demostrar su capacidad de fuerza, de utilizar la violencia y a la población
como moneda de cambio para ejercer el control sobre la localidad. Calentar la
plaza para echar a sus enemigos: el plan macabro del narco, utilizado
habitualmente durante los peores años de la guerra contra los cárteles de la
droga (desde 2006 hasta 2012), consiste en sembrar el caos, mediante prácticas
terroristas, para llamar la atención del Ejército y debilitar a la banda rival
que era dueña del lugar.
En Zacatecas han sido
colgadas más de cinco personas en puentes en esta semana. Dos de ellos,
policías estatales de la entidad vecina, San Luis Potosí, que habían sido
reportados como desaparecidos días antes. Este viernes, al menos 14 personas
más fueron ejecutadas en el mismo Estado, en el municipio de Valparaíso, por un
enfrentamiento abierto entre los dos cárteles más poderosos del país: el de
Sinaloa y el de Jalisco Nueva Generación, que mantienen sitiados algunas
ciudades del Estado y pelean el control del territorio. Siete más fueron
ejecutados dentro de una casa el miércoles, ante el espanto de cinco niñas a
quienes los criminales decidieron salvar la vida, pero grabar para siempre en
su retina aquellas imágenes.
La estela de sangre
alcanzó también a Baja California, donde fueron asesinadas 11 personas el
domingo en distintos puntos del Estado: Tijuana, Mexicali y Tecate. El
miércoles, cinco más fueron asesinados en menos de 24 horas en Tijuana, con lo
que suman ya 159 asesinatos en lo que va de mes en la ciudad, según el conteo
del periódico local Zeta.
Otro comando armado
irrumpió en una fiesta de cumbia en Monterrey (Nuevo León), disparó a los que
bailaban y asesinó a tres de los asistentes. Algo similar ocurrió en Jiutepec
(Morelos), las imágenes de unos hombres armados abriendo fuego contra los
clientes de un bar grabadas por la cámara de seguridad del establecimiento
suponen un ejemplo más de que la violencia extrema e impune que sacude al país
se puede desatar en cualquier sitio, en cualquier momento. Pues las
consecuencias penales son casi inexistentes. Por estos hechos, excepto por el
caso de Reynosa, hay ningún detenido.
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