El director Luis Urquiza habla de su debut fílmico “Obediencia
perfecta”, largometraje de ficción inspirado en la personalidad real del padre
pederastra Marcial Maciel, y de cómo fue protegido por la jerarquía católica.
Con argumento de Ernesto Alcocer (Perversidad) y Urquiza, esta polémica cinta
la protagoniza Juan Manuel Bernal (en el papel del cura Ángel de la Cruz),
entrevistado también junto a los actores adolescentes Sebastián Aguirre y
Alejandro de Hoyos, así como una víctima verdadera de Maciel, José Barba, entre
otros.
MÉXICO, D.F.
(Proceso).- Por primera vez se filma una película de ficción sobre los abusos
sexuales del sacerdote mexicano Marcial Maciel, fundador de la congregación
católica Legionarios de Cristo.
A decir de Luis Urquiza, quien con este largometraje
debuta como director cinematográfico, no le apostó al escándalo:
“Hicimos un largometraje pensando en un producto de
calidad y en el público. Es una cinta fina y no de mal gusto. Rodamos un
proyecto con responsabilidad. Que se estrene a unos días de que se haya
canonizado a Juan Pablo II es una coincidencia, tampoco se trata de provocar a
la Iglesia. No juzgo, yo retomo lo que investigaron los medios.”
Enseguida, la productora Lourdes García apunta que la
película no es morbosa:
“La clasificación que le asignó Gobernación es B-15 (para
público de 15 años de edad en adelante) y más que un formato de denuncia, lo
que se intenta es conmover para reflexionar. Los periodistas ya han documentado
al público y las víctimas ya denunciaron, lo que nos corresponde a nosotros es
demostrar un hecho.
“Aunque el asunto de Maciel es conocido, la mayoría de la
población lo desconoce. La intención del filme es que, sin complicaciones, se
entienda lo que sucedió con este personaje y lo que desafortunadamente sucede
con otras personas.”
El actor Juan Manuel Bernal, quien protagoniza a Maciel
(pero con el nombre de Ángel de la Cruz), igual arguye que no se busca la
provocación (“sólo nos adentramos a la psique de este personaje”), destaca:
“La pederastia es uno de los peores actos de engaño y de
ultraje a un niño. Si la pedofilia es terrible, la pederastia es doblemente
terrible e inaceptable; entonces, se debía ya tomar cartas en el asunto. La
pedofilia y la pornografía infantil no se combaten con toda la energía
judicial, y en este caso es la pederastia y el engaño espiritual de un
sacerdote a un niño. Este relato es la historia mexicana, basada en un hecho
real y muy vergonzoso del país.
“No sólo el Papa Juan Pablo II sabía, varios sabían lo de
Maciel; pero por el enorme poder político, económico y religioso, se ocultó y
se pagó dinero para callar el asunto.”
En Obediencia perfecta, que se proyecta con 500 copias en
las salas del país desde el 1 de mayo, también actúan Sebastián Aguirre, Juan
Carlos Colombo, Juan Ignacio Aranda, Alejandro de Hoyos, Alfonso Herrera y
Claudette Maillé, entre otros.
Los guionistas
Urquiza, quien ha producido Hidalgo, La historia jamás
contada y Morelos, de Antonio Serrano, y El viaje de Teo, de Walter Doehner,
construyó el guión de Obediencia perfecta junto con Ernesto Alcocer.
Rememora que en 1997 por las noticias se enteró del caso
Maciel y surgió la idea (“muy vaga”) de crear un filme; pero cuando leyó el
libro Perversidad, de Alcocer, y sobre todo, el capítulo de “Obediencia
perfecta”, de allí tomó el título y decidió llevar a la pantalla grande una
historia sobre abusos sexuales de un sacerdote.
Alcocer señala a este semanario que la cinta “le va a
molestar a los cómplices, a los que han tapado el problema de pederastia en la
Iglesia aunque no todos los padres son malos” y ejemplifica con el cura
Alejandro Solalinde, “quien ayuda a los centroamericanos ilegales que pasan por
México para llegar a Estados Unidos”. Categórico, precisa:
“La cinta ayuda a crear un discurso para que haya una
conciencia social acerca de situaciones que suceden y puede poner en alerta a
la sociedad.”
El director Urquiza invirtió cinco años en la cinta,
producida por Astillero Films, Foprocine, Imcine, Estudios Churubusco, EFD;
Mestizo Films y Memoria Films. “Nos quedó bien la película y hay una distribuidora,
Latam Pictures, que se ha arriesgado con este tema. ¡Estoy feliz!”, externa.
A su vez, Eduardo Caso, de Latam Pictures, expresó que no
fue tan complicado colocar Obediencia perfecta en los cines:
“Los exhibidores vieron lo mismo que nosotros. No es una
película amarillista, ni rosa, ni morbosa, al contrario: es una elegante manera
de abordar un tema que es complicado y perverso, al grado que tenemos
clasificación B15.”
Se le pregunta a Urquiza qué opina que Televisa y TV
Azteca no hayan mencionado a Obediencia perfecta en sus noticieros ni
programas, y critica:
“Me parece lamentable que teniendo el balón para gol, no
lo metan. El domingo 27 de abril transmitieron durante muchas horas la
canonización de Juan Pablo II, un Papa tan cuestionado… Se ve que su show, su
negocio, va hacia otra dirección. No corresponde con lo nuestro. No les parece
nota importante que sea la primera película de ficción sobre este problema.
“Para mí, hay censura, aplican la frase de Carlos
Salinas: ‘ni los veo ni los oigo’. Este país está hecho una porquería porque
los medios se han encargado del entretenimiento fácil, o del chisme facilón…
Tienen responsabilidades. Las concesiones se dan con una responsabilidad.”
–¿Por qué en el filme no pone el papel de los políticos
quienes no aplican las leyes a los sacerdotes pederastas como se debe?
–Es la sociedad quien debe exigirle a los políticos, yo
ya filmé mi película y allí se las pongo… El pasado mes de abril, hubo un foro
del abuso sexual a niños y los medios no fueron.
Las víctimas
Alejandro de Hoyos y Sebastián Aguirre son quienes
estelarizan a las víctimas de abuso sexual, y platican que todo el equipo de la
película los cuidó y apoyaron:
“Desde el principio supimos que era ficción y que la
cinta estaba inspirada en hechos de Maciel, al trabajar estos personajes en las
escenas sentíamos mucha responsabilidad para darles realidad y no
caricaturizarlos.”
–¿Qué opinan del abuso sexual a infantes que han cometido
varios curas católicos?
Tajante, De Hoyos opina que le parece “reprobable” y
añade:
“Además, qué mal que nos quieran engañar a los mexicanos
al ocultarnos los casos de abuso y lo peor es que sigue pasando.”
Para Sebastián Aguirre, Obediencia perfecta sí es una
denuncia:
“Yo participé en esta historia de ficción porque delata
los abusos sexuales que por desgracia continúan.”
Una de las víctimas en carne propia de los abusos
sexuales del fundador de los Legionarios de Cristo, José Barba Martín, quien ya
vio Obediencia perfecta, reconoce para Proceso que el sacerdote que personifica
el actor Bernal “en efecto se trata de Maciel, aunque no se diga”.
Y apunta que el largometraje expone un asunto descuidado
por la Santa Sede:
“La documentación abundante existente, más de 200
documentos que hay desde 1944 hasta el 2002 y que aparecen en la página
www.lavoluntaddenosaber.com prueban que la Iglesia sabía perfectamente del caso
Maciel. La cinta se centra en dos personas: Maciel y el niño; pero hay un ciclo
que se va repitiendo porque se observa que Maciel elige a un pequeño y abusa de
él, luego sigue con otro y así va envolviendo al grupo…
“En la pantalla se ve el encubrimiento a través del
equipo de los jóvenes sacerdotes que trabajan con Maciel. Ahí aparecen dos
autoridades eclesiásticas que le sugieren al también creador de la asociación
seglar Regnum Christi que trate de ser discreto con los niños, porque después
de todo ‘una mujer siempre está más dispuesta’.
“La película está tomada en forma simbólica, es un algo
que diluido va a dar la totalidad. La gente no puede esperar ver todo porque
simplemente es un largometraje de una hora y media, pero sí se encuentran
símbolos suficientes para entender todo (el encubrimiento).
–¿Qué significa la película en el contexto de la
canonización de Juan Pablo II?
–Se insistió más en Juan Pablo II que en Juan XXIII. En
la Homilía del Nuncio Apostólico se le dedicó muchos párrafos a Juan Pablo II y
apenas dos líneas a Juan XXIII, lo cual revela, por lo menos a mí, que han
utilizado la figura de Juan XXIII para que sea más aceptable la figura discutidísima
de Juan Pablo II.
“¿Qué significa ahora esta película? Es un elemento más,
junto con todas las editoriales. El contexto hay que verlo con todos los
elementos posibles para poder entender el significado. Nunca han querido
responder nuestras denuncias… ¿Por qué rápidamente Joseph Aloisius Ratzinger
quiso beatificar y luego canonizar a Juan Pablo II? Se debió esperar cinco
años; pero a los dos meses de su muerte ya lo estaba lanzando. Es para cubrir
todo… Aquí todo mundo trata de protegerse con la figura de Juan Pablo II. Es un
sistema que va más hacia lo político, que al espíritu.”
Molesto, refuta:
“Nosotros no estamos buscando sistemáticamente efectos,
son los que se presentan. Si la gente tuviera toda la información se crearía un
juicio muy distinto. La película ayudará, pero no es central. Las personas
tendrían que tomar un curso para entender históricamente qué significa el caso
Maciel: un fracaso de la obligación de la Iglesia, de elegir con todo cuidado y
luego supervisar con mucho más cuidado una vez que ha elegido.
“¿Por qué razón han nombrado santo a Juan Pablo II?
Porque a finales de 1994 le da a Maciel una carta (que se hizo pública), donde
lo resalta como modelo de la juventud conforme a la doctrina de Cristo. ¡Eso es
gravísimo! Gonzalo Navarro Báez ha manifestado que una persona puede ser santa
pero después de todo, no puede ser perfecta.”
Y concluye así:
“Ha habido una serie de contradicciones que atentan
contra el concepto tradicional de lo que es la santidad.”