Por: NoAlNuevoNOcircula*
¿De verdad permitir el paso a empresas particulares ha tenido algún beneficio para el país en el pasado?
Está un poco largo, pero te aseguramos que vale la pena que lo leas. Desde que se inició la privatización de empresas en México, los ciudadanos no han recibido aún “grandes beneficios” prometidos y son progresivamente más pobres.
Muy poco supo la ciudadanía sobre el número y nombre de las empresas que se extinguieron, fusionaron o se han vendido, y mucho menos si esto dejó beneficios, a nadie le importaba ya que la atención estaba centrada a cómo sobreviviría la familia ante al alto costo de la vida y la escasez de empleos. Pero estas han sido frecuentes y de tal importancia en la economía nacional como las empresas de Sidermex: Altos Hornos de México, S. A., Fundidora Monterrey, S. A. y Siderúrgica Lázaro Cárdenas- Las Truchas, S. A. Dos vendidas y una liquidada.
Los argumentos fueron el endeudamiento de tales empresas, los altos subsidios del gobierno para sanear sus finanzas y muchos otros más. De todas formas, con la venta de Altos Hornos y Sicartsa, el asunto no generó beneficios para sus trabajadores, ni para la sociedad. Claro, sí para quienes las compraron.
También se dio la privatizaciones de los 18 bancos que operaban en el país, específicamente en 1990 y que presuntamente se hizo para generar empleos, modernizar los servicios, simplificar el acceso a créditos con bajos intereses y plazos razonables; en fin, todo lo que se ha dicho en este tipo de acciones.
Sin embargo, años después se vieron en una situación financiera que casi los llevó a la quiebra y el gobierno federal, se vio en la necesidad de rescatarlos a costa de todos los contribuyentes por medio del Fobaproa durante el gobierno de Ernesto Zedillo y luego en la gestión del controversial Vicente Fox con el IPAB.
Conservadoramente algunos analistas publicaron en sus análisis que la deuda bancaria llegó a ser de más de Mil 716 billones de pesos, de los cuales, el sufrido pueblo mexicanos pagó 889 billones 493 mil millones de pesos. Pregunta: ¿En qué quedó la supuesta ganancia de la venta de los 18 bancos?
Actualmente los servicios bancarios en México son de los más caros del mundo, las inversiones que se hacen a través de ellos son las que menos utilidades reportan a los inversionistas y la automatización de las operaciones les permite trabajar con menos personal y menos sucursales, ¿fue esto lo que les prometieron a los mexicanos cuando los vendieron?
Para dar un ejemplo de ello, vale señalar que el costo de tener una tarjeta Clásica de Banamex, frente a la que emite su matriz Citigroup en Estados Unidos, puede ser de casi el doble.
La Clásica establece un Costo Anual Total (CAT) de 46% , según los datos más recientes que reporta el Banco de México.
La tarjeta Simplicity, similar a la de Banamex, que ofrece Citigroup, tiene un APR (Annual Percent Rate), similar a lo que es el CAT, que va de 12 a 21.9 por ciento, según las condiciones de oferta del plástico en la página de la institución financiera.
También se llevó a cabo la privatización de la parte que el gobierno manejaba en la industria azucarera con consecuencias nefastas para los consumidores. En Cocula estado de Guerrero este problema llevó a que les dieran un ingenio azucarero a los obreros por imposibilidad de liquidarlos. Como es de suponer, los trabajadores nunca tuvieron capital para seguir trabajando, cerró sus puertas, se afectaron miles de hectáreas que se aplicaban al cultivo de caña de azúcar y finalmente, en años recientes, toda la estructura de la fábrica fue desmantelada para venderse como fierro viejo. México pasó a ser de exportador de azúcar a importador.
También se dio el caso de Teléfonos de México que aunque se consideró que a precio justo, después se supo que por motivo de los plazos de pago y las desmesuradas utilidades que dio desde el principio a sus compradores, el precio fue muy castigado.
Hoy, no solo TELMEX, sino todas las empresas que brindan servicios de telefonía, tanto fija como movil, manejan servicios muy por debajo de la calidad de la mayoría de los países miembros de la OCDE, pero eso sí, cobran de las tarifas más altas del mundo.
Y qué decir de Ferrocarriles nacionales de México, incosteable, con funcionamiento con pérdidas en servicios de carga y pasajeros; requerimiento de modernización para que mejorara el servicios, se abarataran sus costo y que fuera generador de empleos. Nunca se cumplieron estas expectativas.
Las nuevas empresas ferroviarias liquidaron a todos los trabajadores, re contrataron a menos personal, desaparecieron algunas de las líneas de pasajeros más importantes y en algunos casos, como la línea México-Balsas, hasta las vías fueron levantadas.
El último tren que recorrió aquella vieja línea fue contemplado por los habitantes con lágrimas en sus ojos el 12 de junio de 1997. Meses después, se levantaron los rieles de aquella vía.
Así también se llevó a cabo la privatización de los aeropuertos, líneas aéreas, la construcción de autopistas y la extinción de Luz Y Fuerza del Centro, S. A.; sin que para la ciudadanía en general se vea beneficios significativos como se prometieron en las campañas para realizarlas por parte de los tres sexenios de gobierno que las llevaron a cabo.
Las empresas privatizadas han resultado muy rentables y de grandes beneficios para sus nuevos propietarios, pero no así para los consumidores de sus bienes o servicios como es el caso de Teléfonos de México y Ferrocarriles Nacionales, o los bancos. Se han modernizado y han hecho más eficientes sus operaciones pero son los más caros y no es verdad que hayan generado tantos empleos y elevar de forma significativa la calidad de vida de los mexicanos.
La cereza del pastel era el sector energético. Y haciendo una comparación del “Enfermo” y la “receta”, ya se le aplicó la misma medicina: “abrir el paso al sector privado extranjero para que “inyecte recursos”. La ciudadanía ha dado muestras muy leves de saber lo que eso significa e incluso hay quien se siente “conforme” con los servicios telefónicos o bancarios que actualmente recibe, es decir, se conforma con migajas a precios altos.
Los beneficios de la reforma, se promete que se verán dentro de dos años, quizá quisieron decir cinco o diez, tal vez sean veinte o treinta. Nunca lo sabremos: de 1982 al 2014 ya han pasado treinta y dos años y los cantados beneficios del proceso de privatización no se han visto llegar. México, lo mismo que otros que recibieron la “receta” salvadora tiene muchos millones de pobres y van en aumento.
Los hechos son, que ahora entraran empresas extranjeras a manejar los recursos del país y vender AL PRECIO QUE QUIERAN, no solo gasolina, sino todos sus derivados. Todo bajo la protección y contubernio no solo del gobierno, que ya es bastante malo, sino también de un líder sindical corrupto e insaciable que se relame los bigotes en espera de la inmensa tajada que recibirá de forma vitalicia (y más allá), todo, a costa tuya y nuestra.
Entiéndelo de una vez: no es que “nos inventemos historias” o que “no demos la oportunidad” la historia es la historia y los hechos son los hechos. Nunca, ni una sola vez, el privatizar y permitir que entren empresas particulares a manejar los recursos y patrimonio del país ha funcionado.
La privatización no es la solución. La solución simple y sencillamente es que el gobierno y los sindicatos DEJEN DE ROBAR.
Así de simple.
Te dejamos aquí lo que los prestigiados expertos de Forbes Méxicoopinan respecto a la reforma energética: http://www.forbes.com.mx/10-consecuencias-economicas-de-la…/
Nota: y por favor, no salgas con: “es que no están privatizando, están dejando que entre inversión privada solamente”… Porque es exactamente la misma gata, pero revolcada.
Y si dudas de nuestra palabra, te invitamos a que nos veamos aquí en dos años y platiquemos del precio del litro de gasolina.