Los despilfarros de Angélica Rivera son NADA comparados con los despojos que ya se están llevando a cabo en favor de las grandes trasnacionales energéticas –la privatización del agua es otro de esos despojos. Todo esto seguirá ocurriendo en paralelo con las masacres y represiones cada vez más brutales. La situación no cambiará por arte de magia, como NO ha cambiado el sistema electoral para suponer que “nos van a respetar el voto en 2018″. Por el contrario, es cada vez más descarado que los actuales usurpadores volverán a hacer fraude para asegurar la perpetuación de sus contrarreformas.
Las fuertes críticas en
todo el mundo por el escándalo de la onerosa “casa blanca” –que Grupo Higa
entregó a Peña Nieto a cambio de jugosos contratos de obra pública, poniéndola
a nombre de la “Gaviota”– o el despilfarro en ropa cara y miles de lujos más con
cargo al bolsillo del pueblo, le han importado un bledo a la ex empleada de
Televisa, cuyo papel actual consiste en tomar del brazo al usurpador frente a
las cámaras de los medios nacionales y extranjeros; una telenovela que nos está
saliendo como lumbre a todos los mexicanos.
La difusión de imágenes de “La Gaviota” despilfarrando recursos públicos
en tiendas de lujo en Estados Unidos, se da en el contexto de la lucha que
sostienen jornaleros esclavizados en campos agrícolas de Valle de San Quintín,
Baja California, quienes viven y laboran en condiciones infrahumanas por apenas
110 pesos al día. Pero la situación se repite desde hace décadas en todo el territorio
nacional y “apenas nos estamos enterando” gracias a la valiente reacción de los
pobladores de San Quintín.
Desde
luego esto no interesa a los criminales que se roban el poder. Por el
contrario, si se imponen ahí es justamente para perpetuar sus privilegios mal
habidos y asegurar la bonanza –mil veces mayor y tanto más sangrienta– de sus
jefes oligarcas. Que en el proceso asesinen y empobrezcan a cada vez más
mexicanos es un “daño colateral inevitable”, desde su torcido y criminal punto
de vista.