INFORME ROJO
Por: MUSSIO CÁRDENAS ARELLANO
Por: MUSSIO CÁRDENAS ARELLANO
Solalinde:
el sicariato en Veracruz y el Estado criminal
* El gobierno duartista y la complicidad * Hondureños obligados a secuestrar *
Los asesinatos de periodistas y la impunidad * El clero no escucha a sus
feligreses * Meade, presidenciable * Pepe Yunes se enfila al minigobierno en
2016 * Maryjose, libre y limpia; Duarte, en el fango * A Samyra le daban copia
MUSSIO CARDENAS ARELLANO
28 de agosto de 2015
Peor que el Estado fallido, el Estado criminal.
O sea, Veracruz. Es el que describe Alejandro Solalinde. Es el Veracruz fiel y
el Veracruz próspero donde Los Zetas hallaron “tierra fértil”, donde se ejerce
el sicariato forzado, donde se impone el terror contra la prensa crítica.
Tiene voz profética este hombre de Dios. Su apostolado, el de los migrantes que
son vejados y extorsionados, lo conduce a la denuncia, a exhibir las redes de
complicidad, los enredos de la Migra y el crimen organizado, la impunidad que
se gesta desde el seno de la instituciones para dejar el delito sin castigo.
Vuelve Alejandro Solalinde Guerra a Veracruz y acusa sin reservas lo que ya ha
dicho pero que no deja de ser: es un cementerio monumental, una fábrica de
desaparecidos, ahí el sello, las huellas de la delincuencia que secuestra y
dispone de la vida de los demás.
De nuevo en Veracruz, el director del albergue Hermanos en el Camino, titular
de la Pastoral Social de Movilidad Humana en el Pacífico Sur del Episcopado
Mexicano, agarra parejo. Fustiga a autoridades municipales y estatales,
policía, criminales y Migración. Y por qué no, señala la pasividad, la
indiferencia, el disimulo, la condición cómoda, insultantemente cómoda, de la
jerarquía católica.
Habla el Premio Nacional de Derechos Humanos 2012 del reclutamiento de
migrantes, principalmente hondureños, forzados por el crimen organizado a
convertirse en sicarios, en asesinos por encargo, en secuestradores, en
extorsionadores, y una vez realizada su misión, asesinados a mansalva,
depositados sus restos en fosas clandestinas, Veracruz entre las que mayor
número acumulan.
Miles de centroamericanos —dice Solalinde— no alcanzaron el sueño americano.
Habitan en penales mexicanos, procesados o condenados por haber ingresado a las
filas de la criminalidad.
“Están por extorsión —refiere el sacerdote—, uno que otro por secuestro, pero recuerden
que en el apogeo de Los Zetas los obligaron, los arrastraron a un sicariato
forzado, y ellos tuvieron que participar contra sus mismos compañeros migrantes
y algunas veces contra la misma población”.
Son alrededor de 150 migrantes. “Algunos, de verdad, son inocentes —precisa—,
porque fueron obligados porque o le entraban o los mataban. No había de otra. Y
entonces creo que ha faltado de parte de la justicia general y de parte de la
justicia en Veracruz, el ver esos casos y estudiarlos realmente y que se haga
justicia”.
Veracruz es el purgatorio de la prensa crítica. Una línea de texto, una
denuncia, un comentario, una imagen, pueden ser la diferencia entre la vida y
la muerte. Javier Duarte tiene dos preseas: una política hostil hacia las voces
que exhiben su desastroso gobierno y 14 periodistas asesinados en sus casi
cinco años de administración.
Desdeñoso, insultante su cinismo, Javier Duarte dice que todo se aclara, que
los periodistas son asesinados pero no por lo que escriben, que su gobierno resuelve
y encarcela, que el gobierno federal ha tomado la mayoría de los casos.
Monumental su mentira, no tiene un solo detenido que haya recibido sentencia,
ni tampoco una sola historia que case con la verdad.
Habla, pues, Alejandro Solalinde de impunidad de Estado, de indiferencia, de
omisión, en la esfera federal y estatal, sin mover un dedo para evitar que la
cadena de asesinatos de periodistas sea frenada.
“Pareciera que en Veracruz —puntualiza— hay una total impunidad hacia la
persecución y asesinato de periodistas. Ni autoridades federales ni estatales
vemos que hayan hecho algo. Tal pareciera que nadie va a poner un alto. El
gobierno de Peña Nieto es cómplice del de Javier Duarte, un gobierno criminal”.
Mira con recelo al clero veracruzano, que abandona a su pueblo, que no
reacciona ante la violencia, que enmudece.
“Están viendo al lobo mayor, los pastores, desde la barrera —acusa—. No van a
romper esa barrera porque no fueron formados para eso, pero hay que decir sí
pueden cambiar, si quisieran”.
Solalinde revela lo insólito: los jerarcas católicos saben dónde hay fosas con
desaparecidos. Lo saben pero callan. Rehuyen la verdad. Se alejan de la
justicia.
No hablan los prelados por su formación, porque el Vaticano los conmina a no
agredir a otros estado, al estado político.
“Estos obispos que tenemos en la provincia eclesiástica de Veracruz —agrega—,
yo insisto son personas buenas, son personas educadas pero a ellos los formaron
así. A ellos los formaron de tal manera que el Estado del Vaticano (sostiene
que) un Estado no se puede meter con otro Estado porque no se puede. Cristo no
fundó ningún Estado y fundó la Iglesia para que profetice”.
A veces es rudo Solalinde hasta con los suyos. Visita Veracruz y les da con
todo. Advierte de las complicidades por omisión, de la indiferencia por
comodidad.
“Duele ver a los pastores —explica— que fueron formados para ser
administradores, para permanecer cómodamente, porque un Obispo tiene una
posición privilegiada porque es como un príncipe pero para colmo de males también
tiene miedo, porque con todas esas características la formación que han dado a
los obispos no responden a los riesgos, no responden a los peligros y asuntos
que tenemos”.
Hay una brecha entre clero y feligreses. El pueblo camina solo. Sufre la violencia,
vive la extorsión, atestigua el baño de sangre, los mutilados que son arrojados
por doquier, narcomantas y mensajes, el enredo de la autoridad con la
delincuencia. Y el clero inmóvil, pasivo, degradado.
“Una situación tan grave —señala— como fue y como es la de los migrantes, el
sicariato forzado, Veracruz sigue siendo un centro de sicariato forzado,
desapariciones de jóvenes. Veracruz hay que decirlo es una fábrica de
desapariciones y el ambiente católico sigue de una manera administrativa,
condenando lo que no le parece”.
Su paso por Veracruz, este jueves 27, sacude a todos. Irrita al gobierno
duartista, principal blanco de sus críticas, a la jerarquía católica que calla
y vuelve a callar, cómplice por su tibieza cuando hay que traer a cuentas a
Javier Duarte.
Latente, el tema sigue siendo la corrupción. Actúa el crimen organizado como
cazadores de seres humanos, como reclutadores de hombres y mujeres que abordan
el tren de la muerte, que trepan en La Bestia, que pagan su cuota o se ven
arrojados con saña, golpeados, heridos o asesinados.
Y a todo eso hay algo peor que la indiferencia de la policía: la complicidad.
Sirvió la policía en un principio, como informante. Vaya uso que le dio al
equipo de radiocomunicación, a las unidades motoras, al armamento, cuyo costo
se sufraga con recursos públicos, con dinero del pueblo.
Luego la policía se dedicó a extorsionar, reclutar, integrar bandas, robándole
el negocio a un rival de cuidado: el crimen organizado.
Funesto el panorama, nada hace Javier Duarte para revertir el Estado criminal.
Es el que atenta contra los periodistas o deja impunes sus crímenes. Es el que
es indiferente a los migrantes que son obligados a convertirse en sicarios. Es
el que niega que Veracruz sea un cementerio monumental, una fábrica de
desaparecidos, “tierra fértil” donde se ejerce el sicariato forzado.
Peor que el Estado fallido es el Estado criminal. Ese es Veracruz.
Archivo muerto
Ya inició el show. Abre el juego Enrique Peña Nieto y muestra con qué definirá
la sucesión presidencial, sus cartas, sus afectos, sus arreglos. Mueve a sus
amigos a los enclaves del gabinete, se deshace de la vieja guardia y perfila a
quien sería el delfín a vencer: José Antonio Meade. Ayer canciller, hoy
secretario de Desarrollo Social, Meade Kuribreña llega a la plataforma desde la
que emergió Luis Donaldo Colosio en los días del salinismo, donde se acumulan
los votos de los beneficiarios de los programas sociales, donde se maneja
infinidad de recursos y se realiza intensa operación electoral. Meade es una
carta que lo mismo sirve en los gobiernos panistas que priístas, un alfil del
poder económico, secretario de Energía y de Hacienda con Felipe Calderón y
canciller con Peña Nieto, el caballo negro de la sucesión. Aurelio Nuño va a la
SEP en lo que pareciera ser más castigo que premio, luego que metiera en mil
líos al presidente EPN con el caso Ayotzinapa; Claudia Ruiz Massieu Salinas, es
la nueva canciller, sobrina del innombrable nombrable, Carlos Salinas de
Gortari; Enrique de la Madrid Cordero a Turismo; Rosario Robles a Desarrollo
Agrario, Territorial y Urbano... Impacta en Veracruz que José Antonio Meade
llegue a Sedesol. Forma parte el ex canciller parte del círculo de amigos de
Luis Videgaray Caso, secretario de Hacienda actual; Ernesto Cordero, ex secretario
de Hacienda y ex aspirante presidencial calderonista, y el senador Pepe Yunes
Zorrilla. Entrañables, condiscípulos en el Instituto Tecnológico Autónomo de
México (ITAM), caminan los cuatro en la búsqueda de la Presidencia de México,
Meade y Videgaray ya enfilados. En 2016, se aplicará aquello de que el próximo
presidente requiere de aliados y amigos en las gubernaturas, no en 2018.
Requieren Meade o Videgaray que en Veracruz opere un gobernador aliado. Así no
le satisfaga ser gobernador de dos años, Pepe Yunes tendrá que asumirlo para
comenzar a ejercer el control de municipios, Congreso, enclaves priístas,
órgano electoral, medios de comunicación e incluso partidos de oposición. A
Meade y Videgaray no le sirve que Pepe Yunes sea candidato a la de seis años,
en 2018, cuando uno de ellos pudiera ser candidato presidencial del PRI... No
hay lugar donde no escuche Maryjose Gamboa voces de aliento. Sabe de la
solidaridad, del respeto y la indignación. Se lo expresan en Los Alcatraces, en
Coatepec, el martes 25, en la comida de cumpleaños de Armando López Contreras,
vínculo de Pepe Yunes con los medios y periodistas. Ahí llegó la autora de Al
Aire, la columna de Notiver, y convivió con el senador, en la mesa de Carlos
Jesús Rodríguez, jefe máximo de Gobernantes.com, también víctima del duartismo.
Maryjose Gamboa escuchaba y sin aspavientos, casi en silencio, agradecía. Un
día después, en La Parroquia de Ruiz Cortines, en Boca del Río, vio a su
maestro de la Universidad Veracruzana, Luis Velázquez Rivera. Saludó a Carlos
Vasconcelos, líder de la CTM en Coatzacoalcos. Escuchó de nuevo la voz de la
gente, el gesto de apoyo, de solidaridad, de indignación. “La vamos a cuidar”,
le dijo uno de ellos. Maryjose Gamboa enfrentó la ira desmedida, demencial de
Javier Duarte y su fiscal, Luis Ángel Bravo Contreras, alias “Culín”, que de un
accidente que ella no provocó, le fue transformado en homicidio imprudencial
con agravantes. Pasó ocho meses en prisión, luchando por su libertad, y sobre
todo, por su vida. Fue remitida a las mazmorras del penal de Tuxpan, el penal
de Alberto Silva Ramos, otro enfermo de poder, ex alcalde, ahora diputado
federal electo. Enfrentó todo y los venció. Salió de la cárcel con un amparo,
con la razón de su lado, derrumbada la infamia, demostrado que nunca hubo
exceso de velocidad, ni ebriedad, ni temeridad. Inacabada, la historia de
Maryjose Gamboa sirve por su valentía, por su entereza, por su reciedumbre, por
su resistencia, como catalizador de un gobierno que abusó del poder, que violó la
ley, que atropelló el derecho humano. Cada quien en su sitio: Maryjose libre y
limpia; Javier Duarte y sus secuaces, en el fango al que pertenecen... Samyra
no tiene un buen pasado. En los tribunales federales debía elaborar
resoluciones y sentencias. Y no lo hacía. Ya tarde, el empleado de otro juez
llegaba. Recibía en sus manos el proyecto en bruto, más bruto que proyecto, y
se alejaba con él. Uno, dos días después, le era devuelto el documento,
afinadísimo, y ella lo remitía para su revisión y aprobación. Quienes
atestiguaron el hecho, quienes sabían cómo operaba el embuste, los insiders,
dicen que así no se puede llegar a impartir ni procurar justicia. Por eso
Samyra emigró del Poder Judicial Federal al Poder Judicial de Veracruz, previo
acuerdo del fiscal Luis Ángel Bravo Contreras, alias “Culín” o “El Bohemio” de
las veladas duartistas, para que ningún amparo procediera o para que procediera
cuando lo tuviera en sus manos el magistrado Mariche, su protector o los amigos
de Mariche. Y así, Samyra Koury es hoy fiscal regional en el sur de Veracruz
para gloria de la justicia. Hay otras...
twitter: @mussiocardenas