Salvador Cienfuegos, titular de la Sedena. Foto: Octavio Gómez |
Lo que pudo ser un encuentro constructivo entre los diputados de la comisión que indaga el caso Ayotzinapa y el secretario de la Defensa, se tornó en una reunión ríspida cuando el general Salvador Cienfuegos se vio obligado a fijar su postura sobre la inacción militar en la noche de Iguala. Fue tajante: dijo que el Ejército no intervino porque nadie le pidió hacerlo y, además, advirtió que no le rendirá cuentas a ningún organismo extranjero. Y aun cuando accedió a que los miembros del 27 Batallón sean interrogados, dijo que esto sólo ocurriría con la presencia de un superior a su lado, para evitar “intimidaciones”.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Soberbio y negado a cualquier interrogatorio por parte de organismos extranjeros, el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), el general Salvador Cienfuegos Zepeda, advirtió a legisladores de la Comisión Especial del Caso Ayotzinapa que el trabajo de sus soldados podrá someterse al escrutinio legislativo siempre que eso ocurra con un superior a su lado para evitar “intimidaciones”.
Durante dos horas y media, Cienfuegos y altos mandos de la Sedena –el general Gilberto Hernández Andreu, oficial mayor; el encargado del Área Jurídica, general Alejandro Ramos; y el director de Derechos Humanos, general José Carlos Beltrán Benítez– se impusieron ante la mayoría de los diputados federales. De entrada, prácticamente catearon a los legisladores para evitar que entraran a las instalaciones de la Defensa con celulares, grabadoras o cámaras. Además, impidieron que sus asesores los acompañaran.
La que hubiera podido ser una tersa reunión entre diputados federales y el titular de la Sedena y sus subalternos se convirtió en una dura crítica por parte de dos diputados federales: Víctor Sánchez, de Movimiento Ciudadano, y Araceli Damián, de Morena, quienes desentonaron en el “cordial” encuentro.
“Displicente”, “soberbio” –como lo calificaron– y con todo lo que el uniforme de cuatro estrellas puede provocar ante sus interlocutores, Cienfuegos Zepeda se impuso a los legisladores advirtiéndoles que él sólo le reporta al presidente de la República y sólo se somete a los tribunales del orden común y del fuero federal, nunca a organismos extranjeros.
A los ocho miembros de la Comisión Especial les dijo que los militares no declaraban ante el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) “pero que con mucho gusto se reportan a las instituciones y a los poderes de México”.
“¡Entonces hágalo realidad, general secretario, y permita que entremos al 27 Batallón!”, se atrevió a decir Damián.
Con su voz pausada, la diputada sorprendió a Cienfuegos, quien manifestó su disposición para que los miembros de la Comisión Especial de Ayotzinapa ingresen por vez primera a las instalaciones del 27 Batallón de Infantería en Iguala y puedan interrogar a sus miembros.
Pero Beltrán Benítez paró en seco el entusiasmo de los diputados. “Habría que ver en calidad de qué los interrogarán; cómo va a quedar la declaración de los soldados porque en términos de derechos humanos también (sic) podríamos violárselos”.
Siguió: “Hay que establecer qué papel juegan ustedes los diputados. Primero se tienen que acordar las bases sobre las cuales se podría realizar ese interrogatorio”. Luego les advirtió: “Ningún soldado podrá declarar ante ustedes si no se hace acompañar de su superior… porque ellos se sentirían intimidados ante los legisladores”.
Damián calificó la advertencia de “penosa”, pues sostuvo que “si finalmente no hay nada que ocultar y el Ejército actuó de manera ejemplar, como nos lo dijeron en esa reunión, no deberían tener miedo a que los soldados declaren sin acompañamiento, pues podría ser a la inversa: que los superiores intimiden a los soldados y limiten sus declaraciones”.
(Fragmento del reportaje que publica la revista Proceso2032, ya en circulación)