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Pedro Echeverría V.
1. Debo confesar que me llené de
coraje (pensando en la izquierda) al ver hoy al presidente Peña Nieto gritar de
alegría frente a la gran asamblea del PRI diciendo que “van por más”. Un
maldito gobierno de ladrones y asesinos –igual que los anteriores del PRI y
PAN- que objetivamente se burlan de todo, sobre todo del pueblo que sufre
pobreza, miseria y hambre. Pero no me da coraje esa alegría de la burguesía
opresora; me encabrita que como izquierdistas, después de 50 años, seamos más
débiles, con menores recursos para enfrentarlos. Los HP se pasean ante nosotros
viajando en aviones y en lujosos automóviles, repartiendo regalos, como si
fuera una burla. ¿Hay algo en nuestra historia y de Latinoamérica que debemos
revisar? ¿Son fuertes los opresores?
2. Desde el triunfo de la
Revolución Mexicana (1910-17), pero sobre todo después de la imposición de la
Constitución de 1917, se instaló en México la dictadura feroz de la burguesía
que persiguió y asesinó a sus opositores más consecuentes. En 1919 asesinó al
dirigente de los campesinos Emiliano Zapata; en 1922 asesinó al ideólogo y
dirigente anarquista Ricardo Flores Magón; en 1923 asesinó al líder popular
Francisco y Villa. Luego, como había poca oposición radical que desaparecer,
vinieron los asesinatos entre ellos; en 1920 el grupo Agua Prieta asesinó al
presidente Carranza; en 1924 se asesinó a Carrillo Puerto, luego al grupo de
Adolfo de la Huerta; en 1927 a los de Huitzilac, Morelos; luego en 1928 los
religiosos asesinaron a Álvaro Obregón.
3. El izquierdismo en México
aparece a mediados del siglo XIX en forma de anarquismo entre los campesinos de
Chalco encabezados por Julio López Chávez y el ideólogo Plotino Rodakanati,
luchando por sus tierras contra las expropiaciones de leyes juaristas; en la
anarquista Casa del Obrero Mundial (COM) fundada en 1912, que fue traicionada
al venderse los obreros a Carranza y Obregón en 1915. En 1919 se funda el
Partido Comunista por órdenes y necesidades de la Tercera internacional que
funcionaba en Moscú. Es una izquierda débil que sólo se hace numerosa a partir
de las luchas magisteriales, politécnicas, ferrocarrileras de mediados y fines
de los años 50; sobre todo de la década de los sesenta y el movimiento
estudiantil de 1968.
4. La izquierda real, la radical y
consecuente, la que vivió en los sesenta y setenta, fue siempre muy minoritaria
dividida en 20 organismos de no más de 150 militantes cada uno. Andábamos en
huelgas cazando a la clase obrera con el fin de “obrerizarnos” y no contaminar
el marxismo con ideología de la pequeña burguesía. Ese periodo se acabó cuando
el gobierno del PRI abrió en 1977 las puertas del Estado a la “izquierda” ofreciéndoles
diputaciones y otros cargos, subsidios, participación en medios de información.
La mayoría de los izquierdistas se transformaron en socialdemócratas y
electoreros; al poco tiempo la izquierda contaba con 50 o 100 diputados, salía
en la televisión y contaba con millones de pesos en subsidios.
5. La política mexicana se
“modernizó” a partir de 1977. Los izquierdistas nos fuimos al ostracismo. El
levantamiento zapatista de 1994 nos revivió algunos años para luego ser casi
totalmente sustituidos por el electoralismo. ¿Qué pasó con aquellas grandes
huelgas obreras que en los años setenta íbamos (profesores y estudiantes
universitarios) a apoyar en masa que luego en su conjunto representaron un
movimiento social radicalizado? Pareciera que la gran burguesía mundial y el
imperialismo nos metieron un dulce en la boca para entretenerlos con el
electoralismo mientras ella continúa manteniendo al pueblo en la misma miseria.
¿No fue acaso muy inteligente para la burguesía acabar con las huelgas? Hace
unos días el secretario del Trabajo dijo que no hubo huelgas en varios años.
6. Guillermo Rousset, dirigente
principal de nuestro grupo espartaquista (que publicó las revistas Acción
Proletaria y Autogestión) durante 11 años (1966-1977) insistió mucho en la
fortaleza de la gran burguesía mexicana, sobre todo por la mediatización que
lograba con la revolución mexicana, el cardenismo y con una serie de reformas
(en salud, educación, reparto de tierras) que usa la burguesía para dominar
ideológicamente a los trabajadores. La izquierda siempre agitó la debilidad y
la pronta caída de la burguesía; nosotros por el contrario, dijimos siempre que
la burguesía era poderosa y que tendríamos que organizarnos mejor, ser más
fuertes, para derrocarla. Pero, es tan fuerte, que ha integrado a la mayoría de
los que antes se decían izquierdistas. (13/VIII/17)