TEXTO IRREVERENTE
Por Andrés Timoteo
Jugando
con la fecha que festeja a la Virgen de Guadalupe, un poderoso símbolo para
todos los mexicanos, el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador se registró ayer
como precandidato a la Presidencia de la República ante los órganos internos
del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) –Morena también se le llama a la
Señora del Tepeyac-. Es nominado único ya que para nadie más está reservada esa
candidatura porque Morena fue construida para eso mismo: ser la plataforma
personal de López Obrador para contender por tercera ocasión por Los Pinos.
Al
interior de Morena no hay lugar para la competencia interna sino para las
designaciones que vienen directamente de la cúpula, es decir del propio López
Obrador.Y como en las dos ocasiones anteriores, el famoso Peje inicia como
puntero en la preferencia ciudadana, le saca 8 puntos de ventaja al panista
Ricardo Anaya y 16 al priísta –disfrazado de externo- José Antonio Meade. Es
cierto, hoy por hoy López Obrador representa la mejor opción para ocupar la
Presidencia de la República ante la corrupción galopante que representa el PRI
y la funesta experiencia con doce años de gobiernos panistas que dejaron un
país en guerra y millones de hogares enlutados.
El
famoso cambio que se pregonó en el año 2000 con la elección del panista Vicente
Fox fue una farsa y su secuela, el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, una
tragedia para todos. Nada garantiza que el queretano Ricardo Anaya, virtual
abanderado del blanquiazul que en el 2018 irá coaligado con el PRD y el PMC,
vaya a ser diferente ni en el aspecto económico ni en el político ni en
el social de los panistas y priístas que ya fueron mandatarios.
Las
candidaturas “ciudadanas” son también una mascarada. Los tres aspirantes con
más posibilidades de alcanzar la inscripción ante las autoridades electorales
–la expanista Margarita Zavala, esposa de Calderón Hinojosa, el gobernador de
Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco”, quien fue militante priísta
por 40 años, y el senador Armando Ríos Piter, quien ha brincado del PRI al PRD
y después al PAN- no representan cambio alguno y su participación será
meramente anecdótica.
Entonces,
a los mexicanos no les queda otra salida que votar en rebeldía y dar un
manotazo sobre la mesa. Es decir, hacerlo por Andrés Manuel López Obrador, la
tercera vía y la única que enarbola –digan lo que digan sus malquerientes o los
escépticos- los intereses de las mayorías. Es verdad que el tabasqueño ha
tenido deslices que lo han dañado mucho –el más reciente es prometer una
amnistía para los capos del narcotráfico-, pero hasta el momento no han sido
más que escaramuzas retóricas mientras que las aberraciones verbales de
panistas y priístas se convirtieron en políticas pública que resultaron
catastróficas para el país.
Con
todo lo citado, López Obrador irá a la competencia presidencial por tercera
ocasión. La tercera es la vencida, ha dicho él mismo y prometió que si no gana
“se irá a la ‘chingada’”, una expresión popular que se usa para decir: el
olvido, lo insalvable, la ignominia, aunque la disimula con un rancho agrícola
que lleva ese nombre. Y aunque el caso es divertido, la advertencia no es
menor porque el país puede seguir la misma suerte si los ciudadanos no recurren
a la terca memoria y permiten que los vuelva a gobernar un panista o un
priísta. La ‘Chingada’ no solo sería el destino de López Obrador sino el de la
nación entera.
ALLÍ ESPANTAN
Sin
embargo, una cosa es López Obrador y otra son los candidatos de Morena a nivel
estatal, pues entre los que se perfilan para contender por el Senado o las
diputaciones locales y federales, hay verdaderos impresentables. Son personajes
ligados a lo peor del PRI y del PAN, embarrados de fidelidad –ese grupo
político que gobernó 12 años Veracruz y que apestó todo a su alrededor- y que
confirmaría que Morena recoge desechos y margina a sus propios militantes, a los
fundadores del movimiento, a los verdaderos hombres y mujeres de izquierda.
Por
ejemplo, el lunes pasado se registraron las dos fórmulas al Senado. La primera
será encabezada por todavía la diputada federal, Rocío Nahle García, y la
segunda nominación fue para el priísta Ricardo Ahued Bardahuil, quien ha sido
alcalde de Jalapa y diputado federal por el tricolor. Es un empresario
propietario de tiendas de productos baratos –llamadas baratijas, importadas en
su mayoría de China-, y que siempre sirvió al innombrable y a Javier Duarte de
Ochoa.
La
fidelidad lo hizo alcalde y legislador, y aunque un par de veces desentonó con
la decisión partidista en votaciones parlamentaria, nunca fue un genuino
representante popular. Es más, sobre su sumisión al innombrable hasta se cuenta
la anécdota del secuestro de un familiar que fue ordenado al crimen
organizado por el mismo innombrable para obligarlo a seguir contendiendo como
candidato del PRI. Y así lo hizo, siempre fiel, siempre doblegado, mudo ante lo
que pasaba pese a que habría sido víctima del narco-gobierno de la fidelidad.
Nunca alzó la voz ante la ola de violencia que castigaba a los veracruzanos.
Para
las diputaciones federales de Morena también sobran los impresentables. En la
conurbación Veracruz-Boca del Río, postularían al empresario Pablo Robles
Barajas, hermano de la exdiputada local priísta Mónica Robles y cuñado
del exalcalde de Coatzacoalcos y exsecretario de Turismo en sexenio de la
fidelidad, Iván Hillman. La empresa familiar fue exhibida recientemente,
durante la comparecencia en el congreso local del titular de la Coordinación
General de Comunicación Social, Elías Assad, por haber recibido 148 millones de
pesos de Duarte de Ochoa.
También
en la conurbación irían los exdiputados panistas Oscar Lara Hernández y Rafael
Acosta Croda. Ambos renunciaron al PAN para apoyar a los candidatos del PRI en
comicios pasados, y se les relaciona directamente con el innombrable y con
Duarte de Ochoa de quienes habrían recibido dinero y favores para operar contra
el panismo. Lo mismo el cantautor Byron Barranco, conocido en todo el sexenio 2004-2010
por ser el compositor de cabecera del innombrable, al que le creaba melodías
para alimentar su megalomanía. Ahora Morena lo purifica y lo quiere hacer
legislador. Por fortuna no ganarán, también serán anecdóticas sus candidaturas.
No
ganarán tampoco con el reciclado constructor fidelista Ricardo Exhome, perdedor
de la contienda municipal de junio pasado. En el sur del estado, Morena impulsa
al exdirigente panista Domingo Bahena Corbalá –muy allegado a Duarte de Ochoa-
al igual que al exdirigete priísta de Coatzacoalcos, Alberto Mijangos Martínez.
En Orizaba pretende abanderar al exdirigente estatal del PRD, Juan Vergel
Pacheco y a Victoria Tlahua, excandidata del tricolor en Zongolica.
En
tanto, para Jalapa se menciona – aunque debe ser un mal chiste- que Yolanda
Gutiérrez Carlín, exdirectora del Sistema de Agua y Saneamiento (SAS) de
Veracruz en los tiempos del innombrable y comadre del senador Héctor Yunes será
postulada a una diputación y se menciona también al exdiputado panista Marcos
Salas Contreras. Definitivamente, Morena no lo mismo a nivel nacional que a
nivel local pues en la aldea ese partido no es opción de cambio sino de
retroceso a la fidelidad pues los candidatos que lanzará son tan
impresentables que le dan un susto al miedo.
Envoyé
depuis Paris, France.