A días del 2º Informe, Cuitláhuac García se empieza a vender como una bendición para Veracruz; pero ya nadie le compra sus mentiras.
Iniciaron los spots radiofónicos, los espectaculares, las publicidades en medios afines al gobierno en donde quieren poner al gobernador Cuitláhuac García como el gran beneficiario de Veracruz, como el bendito de López Obrador, el honesto de la Cuarta Transformación. La campaña muestra a un gobernador sonriente por los grandes resultados que su gobierno ha dado a los veracruzanos; se le ve abrazando ancianos, se le ve caminando por carreteras ficticias, se le ve entregando recursos que otros funcionarios gestionaron. De repente se acordó Cuitláhuac García de que es gobernador de Veracruz y dejó un poco su frivolidad de patio de vecindad, el ocio de quien ya no quiere recibir malas noticias, y se fue a que le tomaran fotos para promocionar su segundo informe de gobierno; un informe, que ya advirtieron, va a ser chiquito, porque el gobierno de Cuitláhuac García es chiquito. ¿Qué va a informar el gobernador? ¿Acaso tendrá el valor suficiente para reconocer que, por no poner orden en la Secretaría de Salud, el dinero que debió ser para las medicinas contra el cáncer de los niños, terminó en manos de empresas fantasmas, en manos de aviadores? ¿Acaso reconocerá el fracaso de la obra pública? ¿O será tan cándido que informará sobre las residencias que se está construyendo su favorito de la SEV? No, Cuitláhuac García se quiere vender como una bendición, como honesto, como un gran gobernador; pero en Veracruz ya nadie le compra sus mentiras.
Hipólito Rodríguez no es sujeto de crédito. Devuelve recursos, hace obra, la rompe y la vuelve a hacer. Así nadie le va a prestar ni atención.
Hipólito Rodríguez es un nombre que para los xalapeños representa ineptitud, ineficacia, torpeza e incongruencia. El alcalde de Xalapa nunca dio una. En sus primeros años de gobierno decía una cosa y terminaba reculando. Por ello nadie le mostró respeto, nunca se ganó el respeto. En las avenidas pone a sus trabajadores a arreglar baches, y lo hace de modo que entorpecen toda la circulación, por lo que no falta el conductor que mande un saludo a la mamacita del alcalde. Ahora, como Banobras ya se dio cuenta que este alcalde hace obra, la deshace y la vuelve a hacer, entonces no le quiere dar el crédito que pide, porque seguramente ocupará el recurso para pura ocurrencia. “No han respondido, estamos insistiendo para que se resuelva el tema, pero no han respondido. Era adelantar un problema que tenemos de una manera o de otra, sólo queríamos adelantar y qué lástima que no sean solidarios y que por un requisito no se pueda, francamente es una lectura miope de las cosas”. Al final, como siempre, a unas semanas de que termine el año, el alcalde mandará sus cuadrillas de trabajadores y contratistas a romper el pavimento para volverlo a poner. Ya con el tiempo encima, se dedicará como siempre, a tirar el dinero en obras pedorras.
Santiago Nieto, empleado de AMLO, dice que hermano de AMLO ni lava dinero ni triangula recursos ilícitos.
¿Esperaba usted que la Unidad de Inteligencia Financiera encontrara que los dineros entregados por David León a Pío López Obrador fuesen ilícitos? ¿Esperaba usted que Santiago Nieto congelara las cuentas de Pío? ¿Esperaba usted que Santiago Nieto, titular de la UIF, acusara al hermano de su jefe de lavado de dinero? Por supuesto que no. En realidad, la investigación que la UIF hiciera de los recursos recibidos por Pío López Obrador, de manos de un operador de Manuel Velasco, tenía como propósito lavarle la cara al familiar del presidente. ¿Por qué si el dinero es lícito, si no se está dando una triangulación delictiva derivada de lavado de dinero, para que grabar a escondidas al receptor? Porque David León fue el que grabó al hermano del presidente recibiendo fajos de millones de pesos para la campaña del hermano. ¿Cómo pudo comprobar la UIF que el dinero es lícito? ¿Encontró los recibos, los váuchers, los pagarés? ¿Encontró las cuentas de donde se retiró el dinero? ¿A nombre de quién está esa cuenta? Y después, una vez que le dieron el dinero a Pío López Obrador, ¿en qué ocupó ese dinero? ¿Fue para comprar gasolina como dijo el mismo presidente? ¿En que gasolinera llenaban el tanque? ¿Les dieron recibo? ¿Facturaron? Son muchas preguntas para una simple acción, exculpar al hermano del presidente.
Armando Ortiz Twitter: @aortiz52 @lbajopalabra